En la corta -—aunque intensa como una buena película de acción— historia de la telefonía móvil, tal vez sea Nokia una de las compañías que más modelos ha logrado 'colar' en el imaginario colectivo del planeta. Sin duda, si se lanzase una encuesta global donde ciudadanos de distintas generaciones tuviesen que responder a la pregunta de cuál fue el primer teléfono móvil que tuvieron entre sus manos, la respuesta de millones de personas haría referencia a un dispositivo Nokia.

No en vano, la finlandesa fue hasta 2007, y durante una década, el principal proveedor de terminales en el mundo. Su lema —Connecting people'— ha marcado el camino de una firma cuya trayectoria es una montaña rusa con grandes éxitos de ventas, aunque también salpicada de sonoros fracasos, sobre en todo en el último lustro: años que resumirse como un constante intento de la empresa por reinventarse a sí misma, ahora de la mano de Microsoft.

No obstante, en los últimos tiempos han recuperado aquellos 'ladrillos' que nos acompañaron en los inicios de esa época en la que tener teléfono móvil empezaba a ser imprescindible. En 2017 Nokia presentaba su 3310, con su famoso juego de la serpiente incluido, y en 2018, el que regresaba era el Nokia 8110, el que salía en la gran pantalla con 'Matrix'.