Inteligencia animal: doce ejemplos de que no somos los únicos listos del planeta

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El pulpo
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El pulpo

El pulpo se considera el invertebrado más inteligente del mundo. Para empezar, porque todos los trucos de supervivencia que utilizan los aprenden por sí mismos, ya que sus progenitores mueren poco después de que salgan del huevo. Hay una especie, el llamado pulpo mimo, que aprende a imitar a otros animales. Otros acarrean conchas para esconderse bajo ellas en caso de peligro. En general, se les considera animales muy curiosos y hábiles, capaces por ejemplo de destapar una botella para comerse un crustáceo de su interior.
La ardilla
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La ardilla

Son pequeñas y rápidas, pero también muy listas. Según un estudio, las ardillas son lo suficientemente espabiladas como para fingir que se alejan de su almacén de comida y volver por sorpresa para atrapar a algún ladronzuelo que pretenda saquear su botín. También se conocen especies que se cubren de olor a serpientes de cascabel para pasar desapercibidas ante los depredadores.
El elefante
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El elefante

Es una frase hecha, pero también es verdad: los elefantes tienen una gran memoria. Son capaces de reconocer la llamada de un centenar de individuos diferentes y de conformar redes sociales complejas. También reconocen por el olor los cadáveres o restos de miembros de su grupo, y les dedican una especie de homenaje. Pero lo más importante es que tienen consciencia de sí mismos, algo que muy pocos animales comparten con los humanos.
El cuervo
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El cuervo

La inteligencia de los cuervos no deja de sorprendernos: no solo utilizan herramientas, sino que las fabrican y las conservan para volver a usarlas; razonan, resuelven problemas, son conscientes de sí mismos y de los demás, reconocen y recuerdan a otros individuos e incluso deducen las relaciones entre ellos; estiman y calculan cantidades a simple vista...
El delfín
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El delfín

Los delfines son animales intensamente sociales: viven en grupos y se ayudan unos a otros cuando están heridos o enfermos. Cada uno tiene un nombre o llamada propios. También se han observado a madres delfín enseñando a sus hijas a proteger su hocico con esponjas para no herirse con corales o rocas al alimentarse. Por último, son capaces de ponerse de acuerdo para realizar ataques en grupo.
El arrendajo
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El arrendajo

Un cerebro gran en proporción al resto del cuerpo y un largo periodo de crecimiento junto a los progenitores permiten al arrendajo aprender y aprovechar muchos trucos de supervivencia. Pero además son capaces de innovar en sus métodos para recolectar comida, algunas variedades de esta familia son los únicos animales no mamíferos que se reconocen en un especie y otros participan en rituales de duelo comparables a los funerales humanos.
El chimpancé
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El chimpancé

Los chimpancés son probablemente el animal más parecido a nosotros. Son capaces de reconocerse a sí mismos, y muestran emociones que se creían exclusivamente humanas, como el duelo o la empatía. Utilizan rocas para abrir frutos y ramitas para 'pescar' hormigas en su agujero. Colaboran entre sí para crear estrategias de caza. De hecho, grupos rivales pueden vivir violentas guerras por el control del territorio y los recursos.
Alex, el loro gris
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Alex, el loro gris

Alex fue estudiando por la psicóloga animal Irene Pepperberg, que concluyó que el animal tenía la inteligencia de un niño de cinco años: identificaba 50 objetos diferentes, siete colores, cinco formas y entendía conceptos como "más grande" o "más pequeño". No solo podía decir unas 150 palabras, sino que entendía algunas de ellas. Algunos de los trucos que aprendió suenan divertidos: cuando se cansaba de hacer pruebas anunciaba "¡Me voy!".
Koko la gorila
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Koko la gorila

Koko ha sido adiestrada por científicos de la Universidad de Stanford para comunicarse mediante la guerra de signos, y reconoce unas 2.000 palabras en inglés. Hay cierto debate sobre si comprende los signos con los que responde o ha aprendido a usar aquellos por los que la recompensan. En cualquier caso, los investigadores aseguran que domina unas 1.000 señales, lo que indica una tremenda habilidad en el uso del lenguaje.
El drongo
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El drongo

El canto de este ave, natural de África, alerta a otros animales de que se acerca un depredador, así que ella, demostrando una gran picaresca, lo utiliza en ocasiones para alejar a otros animales y pájaros de su comida y robársela. Y no solo utilizan su propio canto, sino que aprenden a imitar el de otros animales al que sus incautas víctimas puedan temer.
El cerdo
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El cerdo

Aunque no solemos reconocerles muchos méritos, los cerdos podrían ser tan inteligentes como los perros o los delfines. Algunos estudios sugieren que tienen una muy buena memoria a largo plazo, que forman complejas relaciones sociales y aprenden unos de otros, que pueden aprender a usar un 'joystick' para mover un cursor por una pantalla (algo que comparte con los chimpancés) y que sienten empatía con los sentimientos de los demás.
La ballena
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La ballena

Las ballenas no solo se comunican entre sí a larga distancia, sino que forman complejas estrategias de pesca en la que cada una cumple un papel determinado. Por ejemplo, son capaces de colocarse en formación y agitar las colas a la vez para crear una ola que haga caer a una foca de la plataforma de hielo en la que se encuentra y así poder cazarla, o nadar bajo el hielo expulsando cientos de burbujas que desorientan a los peces, mientras otras van detrás, 'pastoreándolos' y facilitando su captura.

Decidir si un animal es inteligente o no no es algo sencillo. Cada especie y clase tiene un sistema nervioso y un desarrollo cerebral que determinan qué funciones o habilidades podrá desarrollar durante su existencia, y muchos no tienen nada que ver con cómo entendemos la inteligencia en los humanos. Entonces, ¿cómo saber si un delfín es o no inteligente?

Los científicos suelen basarse en conceptos como la autoconsciencia, la habilidad para aprender de otros individuos, las relaciones sociales más o menos complejas, el uso de herramientas para facilitar su supervivencia o su capacidad para comunicarse y organizarse como algunos puntos que pueden determinar cómo de inteligente es una especie. 

 

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