Supenso para los jóvenes, suspenso para los adultos. Si cada tres años el informe PISA de la OCDE saca a España los colores en cuanto a las bajas capacidades en comprensión lectora y matemáticas de los alumnos que llegan al final de la educación obligatoria (a los que hay que sumar un 24,9% de abandono educativo temprano, casi el doble que la media de la Unión Europea), hace unos días el oprobio alcanzaba a los adultos. El Programa Internacional para la Evaluación de la Competencia de los Adultos (PIAAC), también de la OCDE, dejaba a los españoles de 16 a 65 años como los últimos de la fila de una lista de 23 países en matemáticas (246 puntos, 23 por debajo de la media de la OCDE y a 22 de la UE) y los penúltimos en comprensión lectora (252 puntos; a 21 de la OCDE y 19 de la UE). Esto quiere decir que, de media, nos perdemos en textos de cierta profundidad y nos cuesta extraer conclusiones de una lectura, y que si bien sabemos hacer cálculos sencillos, no entendemos, por ejemplo, los gráficos del recibo de la luz.
Esta semana el Congreso ha aprobado la llamada LOMCE, la séptima ley educativa de la democracia, y su responsable, el ministro José Ignacio Wert, ha esgrimido entre los motivos de una reforma, precisamente, los malos resultados de España tanto en el PISA como en el PIAAC. En este último informe participaron 6.055 españoles, seleccionados por el INE. Se les dio un incentivo: una tarjeta regalo de 20 euros para comprar en determinados establecimientos o entregarlos de donativo a dos ONG. El examen completo no se hace público porque aún hay países en los que se están realizando estas pruebas, pero he aquí algunos ejemplos de las preguntas que contiene. ¿Las aprobaría usted?