Los pueblos fantasma de Serbia: un inevitable éxodo rural
Entre 2002 y 2011, Serbia perdió a más de 377.000 habitantes -equivalente a un 5%- de un total de siete millones de serbios. Parte del éxodo
Pósters y calendarios descoloridos en el exterior de una casa abandonada, en el pueblo fantasma de Repusnica, al sureste de Serbia. (Reuters)
Una casa abandonada en Papratna, otro de los pueblos de la zona que ha sufrido un fuerte éxodo rural. (Reuters)
Símbolos de la época comunista en las paredes de un local abandonado de Aldinac, aldea del sureste serbio. "Larga vida a esta nación" se lee en una de las pintadas. (Reuters)
La hierba crece desde el interior de una casa abandonada en Aldinac, pueblo fantasma. (Reuters)
Dos de las pocas mujeres que quedan en Gornja Kamenica posan para la cámara. (Reuters)
Vida, la última superviviente femenina en Ravno Bucje, se deja fotografiar en la entrada de su casa. Su marido falleció en 2015 y su hija suele visitarla una vez al mes. Vida ha preferido quedarse en su pueblo natal antes de mudarse a un municipio grande. Vive sola, con su perro y sus dos gatos. (Reuters)
En Strbac, los únicos carteles que quedan en la cancha de baloncesto son las esquelas de los últimos que fallecieron en el pueblo. (Reuters)
Korentac, aldea cercana a Knjazevac, donde todavía no se ha producido el éxodo rural. (Reuters)
Un hombre posa junto a su bicicleta enfrente de su casa en el pueblo de Gornja Kamenica. (Reuters)
Un hombre recorre una de las silenciosas calles de Gornja Kamenica, con la única compañía de su vaca. (Reuters)
Un pastor camina por la pradera a las afueras de la despoblada Cirinci. (Reuters)
Una casa abandonada hace años, en el poblado de Gornja Kamenoca, aún conserva la estructura principal. (Reuters)
Entre 2002 y 2011, Serbia perdió a más de 377.000 habitantes -equivalente a un 5%- de un total de siete millones de serbios. Parte del éxodo rural se explica por las guerras de los Balcanes en la década de 1990, pero también por la mecanización del sector primario y el cierre de las fábricas estatales. El Gobierno trata de compensar la despoblación con iniciativas que impulsen el turismo rural y el empleo en las zonas más recónditas del país.
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