Hace algo más de una semana, con motivo de la celebración del Día del Libro, en 'El Confidencial' desvelábamos la cifra real de ventas de algunos de los escritores españoles más aplaudidos del panorama literario. También que algunos autores muy reconocibles para el lector medio no pueden vivir de los beneficios que les generan sus libros y necesitan recurrir a la actividad docente, las colaboraciones con periódicos o las traducciones para poder llegar a fin de mes. Datos sorprendentes, como que el último título de Sánchez Dragó, 'Shangri-la. El elixir de la eterna juventud', ha vendido apenas 3.500 ejemplares. O que Benjamín Prado, con 'Más que palabras', suma nada más que 600.

Pero este fenómeno no es algo exclusivo del mercado literario español. Según un estudio publicado en 2015 por la Universidad de Londres y reseñado en 'The Telegraph', uno de cada 10 escritores puede vivir realmente de su producción literaria, con una mayoría que no llega al salario mínimo interprofesional y un 17% que, en un año, no percibió ninguna ganancia.

La situación no es muy diferente en Francia, donde el escritor se lleva por derechos de autor entre el 10 y el 12% del precio del libro y un 7% en el caso de la literatura infantil y juvenil. Para denunciar la situación de precariedad del sector, La Charte des auteurs et des illustrateurs pour la jeunesse, una asociación francesa que reúne a escritores e ilustradores de literatura infantil y juvenil, acaba de lanzar una campaña que ilustra a través de ejemplos cotidianos la pobre situación de los bolsillos del gremio. ¿Cuántos ejemplares necesita vender un escritor para conseguir el importe para pagar un café? ¿Y para encontrar un ordenador? ¿Y para comprarse unas gafas para leer?