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Los pantagruélicos y sensuales homenajes de Gala y Dalí

"Un hombre se manifiesta tal cual es cuando tiene un tenedor en su mano". Palabra de Salvador Dalí. El universo del genio surrealista era tan rico

 

"Un hombre se manifiesta tal cual es cuando tiene un tenedor en su mano". Palabra de Salvador Dalí. El universo del genio surrealista era tan rico en fetiches como variada lo es la paleta de color. Y la comida fue una de sus muchas obsesiones desde su infancia.

En su autobiografía 'La vida secreta de Salvador Dalí' cuenta que "a los seis años yo quería ser cocinero" y se quedaba en la puerta de la cocina aspirando aromas y captando texturas mientras engullía "casi hasta ahogarme" una pieza de carne cruda o unas setas. La comida para Dalí era algo más. No solo era una forma de alimentarse sino que era una fuente de inspiración creativa y de placer. La comida era un orgasmo más, un deseo y una pasión. 

El pan, los huevos (símbolo de la fecundidad, de lo intrauterino y la esperanza que hemos vistos duros como ojos o pechos de santas, blandos cual semen o coronando cada rincón de su casa de Cadaqués o su museo de Figueres), la langosta y la carne eran algunos de sus alimentos preferídos en su universo surrealista. Gala con una langosta en la zona púbica. Gala con dos costillas de cordero en equilibrio sobre sus hombros. Dalí fue más allá y llegó a tener fantasías caníbales que reflejaba en estas obras. "El canibalismo es una de las manifestaciones más evidentes de la ternura", dijo. 

Taschen ha reimprimido 'Dalí. Las cenas de Gala', un interesante libro-recetario que escribió en 1973  y del que publicaron apenas un millar de ejemplares un año después. La idea de este libro surge tras probar en Maxim's la cena de gala de infinitos platos servida a un sha de Irán para celebrar los 2.500 años de la fundación del Imperio Persa.  

En el libro acuña su 'teoría gastroestética', es decir, la íntima relación entre la pintura y la gastronomía, dos artes "combinatorias" aseguró, y explica esta obsesión por la comida, a la vez que ofrece algunas de sus (extravagantes) recetas favoritas como el Huevo centenario o el Arbusto de cangrejos a las hierbas vikingas, pero, eso sí, no busquen platos fáciles de hacer en casa. Esto es puro hedonismo estético

Con 136 recetas ordenadas por el tipo de platos e ilustradas por el artista catalán, Dalí se detiene en esos ingredientes sensuales, exóticos y afrodisíacos que poblaban las mesas de sus pantagruélicos homenajes con Gala. Todo ello trufado de reflexiones del genio tales como "la mandíbula es nuestra mejor herramienta para aferranos al conocimiento filosófico" o "sé lo que como, no sé lo que hago".

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