Carlos Pérez Siquier es uno de los pocos supervivientes del tiempo en el que un grupo de jóvenes fotógrafos se propuso dar la vuelta a la fotografía española de posguerra. La efervescencia y el descaro de la bisoñez -tenían entre 17 y 30 años- se enfrentaron a una España consumida, estancada en una doliente bicromía. Contra el estatismo, movimiento. Y 'Afal' era movimiento, era descaro y frescura. 'Afal' era la revolución.

Fue en 1956 cuando Pérez Siquier y José María Artero García editaron el primer número de 'Afal', encarnación de las disquisiciones de un grupo heterogéneo en la forma y homogéneo en la idea del valor de la fotografía como vehículo de representación de la realidad. Una veintena de artistas que sortearon el cerco de la censura y cuya revista -aunque tan sólo resistió hasta 1963-, los descubrió ante el panorama internacional y despertó la atención de 'popes' como Cartier-Bresson y Edward Steichen. 

Con motivo del 60 aniversario de la publicación del primer número de la revista, el Museo Reina Sofía de Madrid ha organizado la muestra colectiva 'Humanismo y subjetividad en la fotografía española de los años 50 y 60. El caso Afal', que permanecerá abierta al público hasta el próximo 7 de noviembre. Enmarcada en PHotoEspaña 2016, la exposición despliega desde bodegones, escenas callejeras de niños trabajadores y mujeres enlutadas, pieles curtidas e imaginería católica: la España doliente de después de la guerra.