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“Besar con afección, el germen de la infección”: así era la propaganda de salud de los años 30

Hoy todos sabemos que antes de comer y después de ir al baño debemos lavarnos las manos, que no es bueno beber agua de cualquier charco y

Hoy la tuberculosis es residual en Occidente, pero en los años 30 era fácil contagiarse. Así que si tu hijo la sufría, mejor ni tocarle. “Tu beso de afecto es el germen de la infección”, puede leerse.

"Ninguna criatura en este mundo se alimenta de forma tan ignorante como el bebé medio". Así de claro.

Curiosamente las recomendaciones nutricionales de los años 30 eran mejores que las que se dieron décadas más tarde.

... es la protección constante de su salud. Curioso cartel que nos recuerda las desventajas de la precariedad laboral.

Necesita un váter. Hoy todos tenemos un lugar para hacer nuestras necesidades, pero hubo un tiempo en el que se defecaba en el campo. Y no es tan lejano.

Y lo hace en la flor de la vida. En esta época, además, la mortalidad era mucho más alta. En aquellos tiempos sólo un tercio de los diagnosticados con cáncer sobrevivía.

"Lucha contra el cáncer, retrasarse es peligroso". Un reclamo que sigue sirviendo hoy en día

Un toxoide es una toxina bacteriana cuya toxicidad ha sido atenuada o suprimida por un producto químico (formol) o por efectos del calor. Una vacuna, vaya, que sigue siendo hoy importante para prevenir este tipo de enfermedades infecciosas

Hoy es habitual hacerse una analítica todos los años, pero en los años 30 no, y esta era la mejor forma de detectar enfermedades como la sífilis y la gonorrea.

En esta época todavía no se daba importancia al ejercicio físico (entre otras cosas, porque la gente era mucho menos sedentaria). Los principales obstáculos en la carrera de la salud eran la malnutrición, las enfermedades cardíacas y la tuberculosis.

"Un niño desatendido no puede hacer huelga", puede leerse en este cartel, que pide a los padres que no descuiden la salud de sus hijos.

Hoy en día la leche no está tan bien considerada por su alto contenido graso, pero las ventajas que aportaba en los años 30 son las mismas: buenos dientes, vitalidad, resistencia y huesos más fuertes.

Hoy nuestros perros también están vacunados, pero hace décadas una mordedura podía transmitir una peligrosa enfermedad. Por eso se anima a la población a informar sobre éstas.

Resulta un poco exagerado, pero era importante alertar de la importancia del control de plagas.

Es no ser infiel a tu mujer. Una bonita forma de transmitir las lecciones morales de la época acompañadas de un mensaje sanitario.

La sifilis puede ser transmitida de la madre al hijo. El bebé puede morir pronto o desarrollar sordera, ceguera, perturbaciones mentales, parálisis o deformidades.

Es improbable que, como la mayoría de enfermedades infecciosas, la sifilis apareciera antes del neolítico. Así que este cartel no es que se diga muy científico. Pero tiene dinosaurios.

Está claro que la sifilis era la enfermedad que más preocupaba en esta época, en la que seguía siendo un tabú, dado su origen sexual. El cartel invita a no ser vergonzoso y a acudir al médico.

Así de simple. Lavarse era la mejor arma para prevenir las enfermedades infecciosas.

La vacunación previene la viruela, reza este cartel.

En todo lo que concierna a tu bebe. Hoy, quizás, nos hemos pasado de higienicos, razón por la cual muchos niños tienen alergias. Pero hay un punto intermedio.

Un criterio que debería seguir aplicándose hoy en día. "Si tienes miedo de haber contraído una enfermedad no dejes que la falsa vergüenza destruya tu salud y felicidad. Consulta a un médico respetable".

Lo que necesita es una revisión ocular.

 

Hoy todos sabemos que antes de comer y después de ir al baño debemos lavarnos las manos, que no es bueno beber agua de cualquier charco y que es mejor no dar demasiados besos a alguien con gripe. Pero hace sólo un siglo estas medidas eran desconocidas por la mayor parte de la población.

La higiene personal sólo empezó a preocuparnos en la segunda mitad del siglo XIX y su promoción por parte de las autoridades fue toda una revolución. La humanidad –o más bien, Luis Pasteur, que estudió el origen de las enfermedades infecciosas– descubrió que las malas condiciones de higiene, que empezaron a ser preocupantes a medida que crecían las ciudades, eran culpables de gran parte de las enfermedades, que podían evitarse con el sencillo hábito de lavarse las manos.

Para que las normas más elementales de higiene se instalaran en la mentalidad colectiva hizo falta una intensiva campaña de propaganda, que llevaron a cabo todos los países modernos. Estos carteles, utilizados en Estados Unidos entre 1930 y 1946 (antes de que el uso de antibióticos se extendiera), describen a la perfección el esfuerzo de los autoridades sanitarias por frenar la propagación de las enfermedades infecciosas mediante reclamos que, generalmente, usaban el miedo como el mejor aliado.

La colección forma parte del Catálogo de Impresiones y Fotografías de la Biblioteca del Congreso estadounidense, que acaba de ser digitalizada y publicada en la página web de la institución.

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