Las 10 nuevas especies más fascinantes

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Olinguito
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Olinguito

El Olinguito (Bassaricyon neblina) parece un cruce entre un gato salvaje y un osito de peluche pero, pese a su atractiva apariencia, ha estado escondido todos estos años en los bosques nubosos de las montañas de los Andes, en Colombia y Ecuador. Se trata de un carnívoro arbóreo, de la familia de los Procuonidae, a la que también pertenece el mapache. El olinguito es menor que éste, aunque llega a pesar unos dos kilos. Es el primer mamífero carnívoro descubierto en occidente en 35 años, pero podría estar en peligro dada la deforestación de su hábitat. (Foto: Mark Gurney / CC BY 3.0)
El árbol dragón de kaweesak
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El árbol dragón de kaweesak

Dada la inmensidad de este árbol, que mide unos 12 metros de alto, es increíble que no haya sido descubierto hasta ahora. El Dracaena kaweesakii (que así se llama en terminología científica), se encuentra en las montañas de piedra caliza de las provincias tailandesas de Loei y Lop Buri, aunque se cree que también podría haber algunos especímenes en la vecina Myanmar. Dado su valor como planta hortícola, y el hecho de que crece en terrenos de piedra caliza que se utiliza para la fabricación de hormigón, su estado de conservación parece peligroso. Se cree que podrían quedar tan solo unos 2.500 ejemplares. (Foto: Paul Wilkin)
Anémona ANDRILL
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Anémona ANDRILL

Esta especie de anémona marina (Edwardsiella andrillae), hallada bajo un glaciar en la barrera de hielo Ross en la Antártida, es la primera descubierta que logra sobrevivir en el hielo, y aún no está claro cómo es posible que se mantenga con vida en unas condiciones tan extremas. Su nombre proviene del Antartic Geological Drilling Program (ANDRILL), el equipo de investigadores que la descubrió mientras perforaba el hielo del glaciar. Mide menos de 2,5 céntimetros de largo y la mayoría de su cuerpo permanece enterrado en el hielo: sólo sus 12 tentáculos cuelgan en el agua. (Foto: SCINI / Marymegan Daly)
Camarón esquelético
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Camarón esquelético

Esta diminuta gamba (Liropus minusculus), la más pequeña de su género, fue identificada entre diversas especies obtenidas en una cueva de la isla de Santa Catalina, en la costa del sur de California. Es el primer crustáceo de su género que se identifica en el Pacífico noreste. La nueva especie tiene una apariencia extraña: su cáscara traslucida parece una estructura ósea. El macho sólo mide 3,3 milímetros y la hembra es aún más pequeña, mide tan sólo 2,1 milímetros. Fue descubierta por un español, José Manuel Guerra García, científico de la Universidad de Sevilla. (Foto: SINC / J.M. Guerra-García)
Penicillium naranja
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Penicillium naranja

Este nuevo hongo, de la extensa familia de las Penicillium (a la que pertenece la especie responsable de la penicilina), fue descubierto en Tunez por un grupo de científicos holandeses que la bautizó así no sólo debido al color narania brillante de sus colonias, sino también para rendir tributo a la familia real holandesa. La especie produce una matriz extra-celular, similar a una lámina, que podría tener aplicaciones para evitar la sequía. (Foto: Cobus M. Visagie)
Lagarto gecko de hoja de cola
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Lagarto gecko de hoja de cola

No es sencillo percatarse de la presencia de este lagarto, que tiene una enorme cola que emplea como parte de su camuflaje: una coloración moteada que le permite pasar totalmente desapercibido en su hábitat, los terrenos rocosos de las selvas tropicales australianas. El lagarto fue descubierto entre unas piedras de una selva aislada de la Cordillera de Melville, en Australia. Los científicos buscaron zonas similares en el área y no encontraron más poblaciones, por lo que cree que podría tratarse de una especie muy rara. (Foto: Conrad Hoskin)
Protista ameboide
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Protista ameboide

Este organismo unicelular, de cuatro centímetros de alto, en una de las más grandes especies de este tipo. Habita en el mar Mediterráneo y sobrevive gracias a las espículas silíceas, fragmentos de esponja que utiliza para construir alrededor de su “cuerpo” una especie de concha, gracias a la que acaba pareciendo una esponja carnívora. Y se comporta como una de ellas, alimentándose de pequeños invertebrados que han quedado atrapados entre su puntiaguda estructura. Fue descubierta en unas cuevas subterráneas a unos 50 kilómetros de la costa levantina. (Foto: Manuel Maldonado)
Microbios de sala blanca
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Microbios de sala blanca

Una sala blanca es un espacio diseñado especialmente para obtener bajos niveles de contaminación. Se controla las partículas en el aire, la temperatura, la humedad, la presión, la iluminación… Todo para que no aparezca ningún contaminante. Estos microbios se descubrieron en dos de estas habitaciones en la que se estaba trabajando ensamblando naves espaciales, una en Florida y otra en la Guayana Francesa, a 2.500 kilómetros de distancia. Aunque la esterilización en estas habitaciones es brutal, estos microbios (Tersicoccus phoenicis) logran sobrevivir a la sequedad extrema, grandes cambios en el Ph, temperaturas imposibles y una exposición a los rayos UVA intolerable para la mayoría de seres vivos. (Foto: Leibniz-Institute DSMZ y Jet Propulsion Laboratory)
Avispa campanilla
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Avispa campanilla

Esta avispa diminuta, bautizada con el nombre del hada madrina de Peter Pan, pertenece a la familia de las Mymaridae, más conocidas como “avispas hada”. Es uno de los insectos más pequeños del planeta: mide tan sólo 250 micrómetros. Es la última especie identificada de una familia que cuenta ya con 1.400 miembros. Fue encontrada en un bosque de Costa Rica y, aunque aún no se sabe que especie suele parasitar, como el resto de insectos de su familia ataca los huevos de otros insectos y vive tan sólo unos pocos días. (Foto: Jennifer Read)
Caracol de las bóvedas
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Caracol de las bóvedas

Este pequeño caracol (Zospeum tholussum) de unos 2 milímetros de largo se ha adaptado a la vida en las cuevas más profundas del oeste de Croacia, donde fue encontrado. Vive a 900 metros de profundidad y carece de ojos, un órgano que no necesita dada la total ausencia de luz en su hábitat. Su concha no tiene pigmentación, lo que le da un aspecto fantasmal. Se trata de un caracol especialmente lento, incluso para el estándar de la familia, y avanza sólo unos milímetros a la semana. Los investigadores creen que, aún así, logran recorrer distancias relativamente grandes transportados por las corrientes de agua o pegándose a otros animales que habitan en las cuevas, como murciélagos o grillos. (Foto: Jana Bedek)

La mayoría de nosotros pensamos que, en lo que respecta a la biología y la geografía, quedan muy pocas cosas por descubrir en nuestro planeta. Pero estamos tremendamente equivocados. Los científicos creen que en la Tierra quedan aún 10 millones de especies que no han sido descubiertas: cinco veces más de las que conocemos hasta la fecha.

Como cada año desde 2008, el Instituto Internacional para la Exploración de Especies ha seleccionado los 10 seres vivos más importantes que se descubrieron el pasado año. De entre las 18.000 nuevas especies que recibieron un nombre y una clasificación en 2013, el instituto ha seleccionado aquellas más extrañas y fascinantes, pero también aquellas que corren mayor peligro. No en vano, muchas de las especies que quedan por descubrir podrían desaparecer antes incluso de ser identificadas.

“Una de las cosas más fascinantes de la lista de este año es que no todas las grandes especies son conocidas o están documentadas”, explica el doctor Antonio Valdecasas, jefe del comité de selección e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. “Las especies que quedan por descubrir no son sólo de escala microscópica”.
Alma, Corazón, Vida