La mina de Garpenberg, es una de las más antiguas de Suecia. La explotación está activa desde el siglo XIII abastenciendo al país de todo tipo de materiales. Aunque empezó como una mina de plata y zinc se ha sabido reconvertir y ahora es uno de los centros mundiales de extracción de plata, zinc y plomo. ¿Cómo se adapta una mina de casi 10 siglos en un negocio actual? Pues gracias a la tecnología de vanguardia.

Cuando en 2011 los dueños de la mina, Boliden AB, dijeron que gastarían 580 millones de dólares en ampliar su espacio y en mejorar la producción todo el mundo en la zona alucinó bastante pero pronto se vio que la apuesta era un gran acierto. Gracias a esta inversión se ha automatizado gran parte de las tareas del lugar con robots y todo tipo de avanzados sistemas que ayudan a los trabajadores a aumentar su producción y mejorar sus condiciones laborales.

A día de hoy se considera a esta mina como y es un ejemplo para el resto del planeta. Después de que  completaran el proyecto de modernización a mediados de 2014, la producción de mineral molido de Garpenberg aumentó alrededor del 60 por ciento a 2,22 millones de toneladas, y piensan en subir hasta las 2,5 millones de toneladas al final del año. Y, además, han bajado los costes por tonelada con menos consumo de energía, uso de agua y ruido para los 500 residentes que viven en la zona.