Veinte juegos de los años 80 y 90 que puedes jugar gratis en el navegador
Ni emuladores ni consolas originales. Internet Archive se ha convertido en una de las mayores bases de datos de la red. La web, una de las
La primera aparición de Mario en un videojuego data de 1981 y todavía hoy es objeto de encarnizadas batallas. Donkey Kong reinó en los salones recreativos de principios de los ochenta: con una dificultad por encima de lo normal, enfrentaba a los que serían dos clásicos del universo Nintendo: el fontanero de bigote y ese malvado gorila que tendría su propia franquicia unos años más tarde.
Uno de los primeros videojuegos que sólo se pueden entender dentro de este formato. Pac-Man no se parece ni a una película, ni a un libro. La narrativa del título se resume en impersonar a una bola amarilla que debe limpiar un escenario de puntos de colores. Que Pac-Man sea tan adictivo como hace 34 años demuestra lo pulido de su mecánica de juego.
En Internet Archive se puede llegar a probar el primer Street Fighter (spoiler alert: es una castaña del tamaño del Everest) y hasta Super Street Fighter 2. Poco se puede decir ya sobre el juego de lucha de Capcom: revolucionó un género y enganchó a una generación entera de adolescentes que todavía debaten si Ken es mejor que Ryu.
Si el nombre de Larry no te dice nada, eres demasiado joven para esto de los videojuegos. El personaje de Sierra se hizo un nombre en la industria del videojuego con una mezcla muy efectiva: aventura gráfica y erotismo a partes iguales. Larry era un 'loser' de manual, cuarentón y con unas amenazantes entradas, pero siempre se las arreglaba para salir airoso de sus aventuras.
Pocos juegos resumen mejor que Pang el concepto del videojuego de salón recreativo. El título de Mitchell Corporation, lanzado en 1989, es sencillo, fácil de aprender y terriblemente complicado de dominar. Por eso lo seguimos jugando hoy en día, aunque lancemos maldiciones en arameo cada vez que la pantalla se llena de minúsculas bolas.
Cuando piensas en el concepto kawaii (palabra japonesa para designar algo que es mono, cuqui o adorable) trasladado a un videojuego clásico, Bubble Bobble es uno de los primeros nombres que se te vienen a la cabeza. No es casualidad que uno de los creadores del juego pensara en este título como en un videojuego pensado para que las parejas se pudieran divertir por igual en un salón recreativo.
Es una de las primeras grandes aventuras gráficas de LucasArts. Mientras esperamos que Fate of Atlantis se libere (hecho que podría no suceder nunca), La Última Cruzada es una buena adaptación de la película que sabe encontrar el equilibrio entre la adaptación cinematográfica y la aventura gráfica. Todo ello con el envoltorio del inolvidable motor SCUMM.
Otro de esos títulos que huelen a salón recreativo, a sudor, a tabaco y cuyo nombre evoca la imagen de una moneda de cinco duros. En Q*Bert, publicado en 1982 por Gottlieb, todo lo que el jugador debe hacer es evitar a un puñado de enemigos mientras busca la ruta más adecuada para esquivar a todas las alimañas que le persiguen.
La primera gran aventura gráfica de LucasArts, obra de Ron Gilbert y Gary Winnick, mezcla elementos del cine juvenil con las películas de terror de los años cincuenta. Para ser un juego de mediados de los ochenta, contaba con finales alternativos, personajes que podían morir (inusual en los títulos del estudio) y un tentáculo que quería dominar el mundo. No hace falta decir nada más.
Alexei Pajitnov no lo debía sospechar, pero cuando Tetris se convirtió en el juego que acompaña a toda Game Boy, el soviético compró un billete para la historia. Uno de los mejores juegos de puzles jamás diseñados, Tetris sigue siendo, hoy, un monumento a la sencillez y a la jugabilidad.
Sierra fue pionera en el ámbito de las aventuras, antes de que LucasArts se hiciera con gran parte del mercado a finales de los ochenta. Entre las diferentes series que desarrolló nos quedamos con Space Quest y con su sutil humor: "Se kárate, kung-fu, taekwondo... y muchas más palabras chinas". ¿El autor de la frase? Roger Wilco, el conserje que salvaba la galaxia aunque no se le reconocieran los méritos.
Este es un título algo adelantado a la mayoría de los que pueblan la galería. La primera versión de The Oregon Trail data de 1971 y tenía un componente educativo para poner a los niños en la piel de los pioneros que conquistaron el Oeste estadounidense.
Se la considera una aventura menor dentro del catálogo de LucasArts, pero Zak McCracken es uno de los pocos títulos del estudio disponibles en The Internet Archive. Lanzado en 1988, nos permite controlar a un periodista que descubre una conspiración a nivel planetario: un grupo de extraterrestres planea controlar a la Humanidad mediante la emisión de un zumbido por los teléfonos de todo el planeta.
La secuela de Pac-Man, lanzada en 1981 por Midway, no contaba con el visto bueno de Capcom. Por ello, y porque los 'homenajes' estaban a la orden del día en los ochenta, el juego era prácticamente un calco del Pac-Man original. Ello no fue motivo para que no fuera un gran éxito comercial, lo que empujó a Namco
Sol, playa, arena, una red y una pelota de voleibol. Electronic Arts lanzó Kings of the Beach en 1988, un juego que no ha pasado a la historia pero que tenía una jugabilidad sencilla pero efectiva. Atentos a la publicidad de Juan Cuervo y la posibilidad de quejarnos al árbitro cada vez que hay una bola dudosa para ganarnos un punto a nuestro favor.
Apareció en 1989 y se convirtió en un éxito instantáneo. Visto con la perspectiva del tiempo, es un juego de gestión urbana muy complicado, pero en aquella época los videojuegos eran cualquier cosa menos un paseo. SimCity te ponía en la piel de un alcalde cualquiera que tenía que pelearse con el crimen, los incendios y el estado de las carreteras para no sucumbir ante sus ciudadanos.
No importaba nada que se hubiera dado el golpe de su vida en 1983, Atari todavía ofreció grandes juegos durante esa década. Gauntlet era un 'arcade' para cuatro jugadores que debían superar niveles en una mazmorra. El hecho de contar con cuatro personajes muy diferenciados (el guerrero, el mago, el elfo y la valquiria) añadía un plus de variedad a la hora de enfrentarse al título.
Jordan Mechner creó uno de los grandes juegos de plataformas en 1989 con la ayuda de su hermano, que le sirvió de modelo para crear las animaciones del protagonista. Prince of Persia no sólo hacía un uso muy sabio de las inercias y los saltos milimétricos, sino que obligaba al jugador a ser capaz de completar todos los niveles en menos de sesenta minutos.
Para que Call of Duty o Battlefield se convirtieran en los únicos 'shooters' en primera persona del mercado fue necesario que un videojuego mostrara el camino. Ese juego fue Wolfenstein 3D, un título que nos dio un primer adelanto de lo que podría ser un título en un entorno tridimensional. No fue casualidad que lo desarrollara id Software, el mismo estudio que años más tarde parió Quake y Doom.
Nos adentramos ligeramente en los años noventa, y a Windows 3.1, con un título que coge el concepto de SimCity y lo expande a lo bestia: ¿quién querría gobernar una ciudad cuando puedes moldear un planeta entero a tu gusto?
Ni emuladores ni consolas originales. Internet Archive se ha convertido en una de las mayores bases de datos de la red. La web, una de las mayores recopilaciones de información que se pueden encontrar en internet, tiene un espacio dedicado a los videojuegos.
En esta galería hemos recopilado un puñado de juegos publicados en la década de los ochenta, y alguno que apareció en los noventa, y que se pueden encontrar en este enlace. No hace falta nada más para jugarlo: la propia pestaña del navegador en la que carguemos el juego se encarga de emularlo.
En la lista también existe algún título que apareció bajo Windows 3.1, el último gran Windows antes de revolución que introdujo Microsoft en 1995, y cuyos juegos se pueden encontrar en este enlace.
En Teknautas no nos hacemos responsables de los problemas que os puedan ocasionar los videojuegos en el trabajo. Por si acaso, siempre os recomendamos que tengáis a mano una pestaña abierta con el correo. No habrá mejor manera para disimular.
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