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Clima salvaje en veinticinco imágenes

La calma antes de una violenta tormenta que está a punto de desatarse sobre nosotros, precedida por densos nubarrones que ya avisan de la que está

Una supercélula es un tipo de tormenta muy concreta que acoge en su interior un mesociclón, una estructura que gira sobre sí misma. Ésta se formó en Texas en abril de 2014, y dejó a su paso fuertes lluvias y muchos rayos (Reuters/Gene Blevins)

El 3 de julio de 2014, el astronauta Alexander Gerst tuiteaba esta foto, captada desde el espacio, del huracán Arthur que en ese momento azotaba Carolina del Norte, en Estados Unidos.

Reuters/Toby Melville

Una capa de hielo cubre las hojas de este árbol después de una tormenta de invierno en Toronto, en diciembre de 2013 (Reuters/Chris Helgren).

Reuters/Departamento de Defensa de Estados Unidos/Cpl. Alicia M. Garcia, Cuerpo de Marines/Handout

Un árbol congelado en la orilla del lago Michigan, en Chicago, en febrero de 2015. Este fue el segundo embate de una ola de frío que sufrió el país en menos de una semana (Reuters/Jim Young).

Reuters/Aly Song

Reuters/Eloy Alonso

Reuters/Alkis Konstantinidis

En mayo de 2014, el huracán Amanda, formado sobre el Pacífico, afectó a Centroamérica dejando estampas como esta (Reuters/Bernardo Montoya).

Las olas, el viento y la lluvia que trajo consigo el tifón Rammasun obligaron a las autoridades de Manila a evacuar a casi 150.000 personas de sus casas, oficinas y colegios en julio de 2014 (Reuters/Erik de Castro).

En noviembre de 2014, la zona de Buffalo, en el Estado de Nueva York, quedó cubierta por una capa de nieve que alcanzaba los dos metros de altura. Cuando días después las temperaturas comenzaron a subir de nuevo, los equipos de emergencia de la zona pasaron a la acción, colocando cientos de sacos de arena para contener una previsible riada (Reuters/Mark Blinch).

Esta imagen, tomada en diciembre de 2014, no gustará a todo el que sienta cierta aprensión a volar. En ella se ve, diminuto por la distancia, un avión volando junto a una potente tormenta. El gabinete australiano de meteorología avisaba unos días antes de que se avecinaban una serie de fenómenos tormentosos capaces acompañados de fuertes lluvias, granizo y vientos (Reuters/David Gray).

La predicción meteorológica de temperaturas cálidas (al menos sobre cero) y lluvias desató la inquietud de los vecinos de Cheektowaga, en Búfalo. Cubiertos por varios metros de nieve, el cambio en el tiempo traería consigo riadas e inundaciones generalizadas (Reuters/Lindsay DeDario).

El supertifón Rammasun se formó el 9 de julio de 2014 y se dio por disipado el 20 de julio. Durante esos poco más de diez días afectó entre otros a China, Filipinas, Hong Kong y Vietnam, causando en total 195 víctimas mortales. En sus días de máxima actividad llegó a alcanzar vientos de 250 kilómetros por hora (Reuters/Stringer).

En marzo de este año una tormenta de nieve azotaba Estados Unidos, desde Texas hasta Nueva Inglaterra. Las escuelas cerraron y más de 2.300 vuelos eran cancelados (Reuters/Joshua Roberts).

El 2 de septiembre de 2014 una fuerte tormenta caía sobre la ciudad china de Kunshan, acompañada por un espectacular aparato eléctrico que produjo cientos de rayos en unos minutos (Reuters/Stringer).

A poca altura comienzan a formarse las densas nubes que darán como resultado una fuerte tormenta. En abril de 2014, la actividad tormentosa fue intensa en el sur de Estados Unidos, dando como resultado lluvias, muchos rayos y numerosos tornados (Reuters/Gene Blevins).

La ola de frío que vivió Estados Unidos en febrero de 2014 dejó imágenes tan sorprendentes como esta: aparcada en la Central Park, Nueva York, la noche anterior, esta bicicleta amanecía cubierta de hielo y nieve. Cuidado al sentarse encima (Reuters/Carlo Allegri).

El sur de Inglaterra vivió intensas inundaciones en enero de 2014 a causa de una serie de tormentas con fuertes lluvias. No todos vivieron la situación como una tragedia. Este cisne nada por las calles de Henley-on-Thames (Reuters/Toby Melville).

Tras los nubarrones brillan los rayos (Reuters/Marcos Brindicci)

Un hombre se fotografía a punto de ser golpeado por el oleaje en Líbano, durante una fuerte tormenta en febrero de 2015 (Reuters/Mohamed Azakir).

La sede del Congreso Nacional brasileño vio cómo el día se oscurecía cuando la ciudad de Brasilia fue cubriéndose poco a poco de nubes tormentosas el 22 de junio de 2015. Después de una semana de temperaturas altísimas, las lluvias empaparon la ciudad (Reuters/Ueslei Marcelino).

 

La calma antes de una violenta tormenta que está a punto de desatarse sobre nosotros, precedida por densos nubarrones que ya avisan de la que está a punto de caer, o descomunales olas que alcanzan decenas de metros de altura y superan sin dificultad un faro que minutos antes nos parecía imponente pero ahora simula ser casi de juguete.

Olas de frío, tormentas de arena, lluvias torrenciales... No son fenómenos meteorológicos extraordinarios. De hecho, ocurren cada día. Y sin embargo, su magnitud es en ocasiones sobrecogedora si las condiciones meteorológicas se combinan para dar como resultado eventos de potencia salvaje.

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