Cambio en Bután, el país más aislado del mundo
El pequeño Reino de Bután es, por decreto de la corona, uno de los países más remotos del planeta. Situado en una esquina del Himalaya, entre
Varios jóvenes miran su móvil delante de un restaurante en Thimphu, la capital de Bután. (Reuters)
Estatua del Buda Dordenma en Thimphu. (Reuters)
Las bailarinas de drayang Ugyen Tshomo, 29, and Lhaden, 38, descansan antes de prepararse para ir a trabajar. (Reuters)
Lhaden, 38, una bailarina de drayang, se prepara para salir de su casa para actuar en un bar. (Reuters)
La bailarina Lhaden, 38, actúa en un bar de Thimphu, en diciembre de 2017. (Reuters)
Lhaden mira su móvil mientras descansa en su casa. (Reuters)
Un joven bebe whisky en un bar de la capital. (Reuters)
Un hombre canta en un karaoke junto a un retrato del rey Jigme Khesar Namgyel Wangchuck. (Reuters)
Un bailarín enmascarado actúa en las montañas cercanas a Thimphu. (Reuters)
Dos mujeres bromean en un karaoke de Thimphu. (Reuters)
Zeko, 73, posa para un retrato en su casa de Punakha, Bhutan. Recientemente adquirió el primer teléfono de su vida y se muestra encantado de poder hablar con sus hijos con frecuencia. (Reuters)
Una mujer transporta a su hija a la espalda en Punakha. (Reuters)
El granjero Ap Daw, 43, habla por teléfono mientras su hijo descansa en un sofá y su madre calienta agua en su casa del valle de Phobjikha, el 15 de diciembre de 2017. (Reuters)
Sonam Tshering, 13, da de comer al ganado de su familia en el valle de Phobjikha. Sonam quiere ser profesor de ciencias y es un gran fan de Cristiano Ronaldo. (Reuters)
Monjes budistas juegan al fútbol en el valle de Phobjikha. (Reuters)
Un autobús turístico atraviesa el valle de Phobjikha. (Reuters)
Un arroyo en el valle de Phobjikha. (Reuters)
Instalación industrial junto al río Punatsangchu en la localidad de Wangdue Phodrang. (Reuters)
Trabajos en un proyecto en la planta hidroeléctrica de Punatsangchu en la localidad de Wangdue Phodrang. (Reuters)
Granja en el valle de Punakha. (Reuters)
Una televisión y un calentador eléctrico en una vivienda de Punakha. (Reuters)
Un hombre transporta paja a la espalda en Punakha. (Reuters)
Construcción de una carretera en Punakha. (Reuters)
Vista de viviendas en Thimphu. (Reuters)
Un grupo de hombres juega al billar en Thimphu. (Reuters)
Una chica mira desde un balcón en Thimphu. (Reuters)
Adolescentes juegan a videojuegos en un cibercafé en Thimphu. (Reuters)
Jóvenes en un cibercafé de Thimphu. (Reuters)
Un edificio en construcción en Thimphu. (Reuters)
Unos muchachos juegan al fútbol junto a una carretera en Thimphu. (Reuters)
El pequeño Reino de Bután es, por decreto de la corona, uno de los países más remotos del planeta. Situado en una esquina del Himalaya, entre China y la India, este estado de menos de 800.000 habitantes ha permanecido voluntariamente aislado del resto del mundo, limitando incluso la entrada de turistas y visitantes extranjeros. Pero en un globo terráqueo cada vez más interconectado, impedir la llegada de otras influencias es imposible. Bután está en proceso de cambio.
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