Un conflicto tan eterno como el amor por sus caballos
Los palestinos de Jerusalén Este tienen un fuerte vínculo con sus caballos. Los fines de semana montan en las colinas y espacios abiertos cercanos a la
Dris Subblaban, un adolescente palestino, besa a su caballo en Beit Hanina, en Jerusalén Este. (Reuters)
Jóvenes palestinos montan sus caballos al atardecer, en Jerusalén Este, en Shuafat. (Reuters)
Fares Salem, quien se dedica a criar y vender caballos, juega con el suyo en su casa de A-tur, un vecindario de Jerusalén Este. (Reuters)
El joven palestino Mahmoud Montasir lava a su caballo en el vecindario de Beit Hanina, Jerusalén Este. (Reuters)
Fares Salem da cuerda a su caballo en un campo frente a Jerusalén Este. (Reuters)
Jóvenes palestinos se sientan junto a sus caballos en un campo de Beit Hanina, en Jerusalén Este. (Reuters)
Fares Salem (d) junto a un amigo y su caballo en el salón de su casa, en el barrio de A-tur, Jerusalén Este. (Reuters)
Un palestino capilla a su caballo en la casa de Fares Salem, en A-tur, Jerusalén Este. (Reuters)
El joven Mohammad Gharabli prepara la comida en su casa de Behit Hanina, Jerusalén Este. (Reuters)
Caballos en la casa de Fares Salem, un criador y vendedor de caballos de A-tur, Jerusalén Este. (Reuters)
Los palestinos de Jerusalén Este tienen un fuerte vínculo con sus caballos. Los fines de semana montan en las colinas y espacios abiertos cercanos a la ciudad santa y en la ocupada Cisjordania.
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