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Los rostros de la epidemia que arrasa Estados Unidos

El presidente Donald Trump declaró este jueves como “una emergencia de salud pública” el abuso de analgésicos opiáceos, lo que permitirá destinar fondos ya existentes a nivel

Frederick y Tara Burton en la cocina de su casa en Austin, Texas. Burton, de 25 años, visita una vez a la semana un centro donde consigue las agujas que necesita para inyectarse Opana, un analgésico con receta.  

Dos hombres trasladan el cadáver de un hombre tras una supuesta muerte por sobredosis de opiáceos, en Windber, Pensilvania. (Reuters)

Bobby y Cecilia Brown, quienes perdieron a su hijo por una sobredosis en 2014, hablan sobre el daño que la adicción ha causado a su familia, en Huntington, Virginia Ocidental. (Reuters)

Katy Yeager Gooding abraza a la trabajadora social Angela Davis tras una visita con su bebé al Lily's Place, un centro de tratamiento para recién nacidos con Síndrome de Abstinencia Neonatal, en Huntington, Virginia Occidental. (Reuters)

Donnie Gooding y Katy Yeager Gooding con su bebé en la casa de los padres de Katy, en Barboursville, Virginia Occidental. (Reuters)

Reanne Pederson, exadicta, sostiene un collar donde guarda las cenizas de su bebé, Avery,  en su casa de Devils Lake, Dakota del Norte. (Reuters)

William Luz, expresidiario, trabaja en un restaurante en Sandwich, Massachusetts. Luz superó con éxito un programa para vencer su adicción a los opiáceos. (Reuters)

El preso Kenneth Saglibene mezcla una dosis de Vivitrol mientras habla con Gail Dufault, responsable de la asistencia médica en la prisión de Buzzards Bay, Massachusetts. (Reuters) 

Paramédicos asisten a un hombre de 32 años víctima de una sobredosis de opiáceos en Everett, Massachusetts. (Reuters)

Scott Weidle habla de la muerte de su hijo Daniel, de 30 años, por una sobredosis de heroína, en Dayton, Ohio. (Reuters)

 

El presidente Donald Trump declaró este jueves como “una emergencia de salud pública” el abuso de analgésicos opiáceos, lo que permitirá destinar fondos ya existentes a nivel estatal y federal a la lucha contra la adicción a analgésicos con receta, como oxycontin o vicodin. Trump da prioridad a la guerra contra la adicción pero en realidad no destina más fondos, como había prometido en agosto.

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