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Aquella infancia de 'El Capitán Trueno', 'La familia trapisonda' y 'Mortadelo y Filemón'

Yo eso nunca lo viví, pero mi padre me lo contaba. Eso de bajar al kiosko, cuando no había tanto coche por la calle apenas asfaltada, y

Ibáñez creó en 1958 a esta familia formada por un matrimonio, su hijo, su sobrino, una criada y un perro hasta que la censura dijo que este modelo de familia no se amoldaba a los cánones de la Iglesia y que la autoridad familiar del patriarca no salía muy bien parada. De este modo, 'La familia Trapisonda' pasó a estar formada por unos hermanos que viven con sus sobrinos.

 

Yo eso nunca lo viví, pero mi padre me lo contaba. Eso de bajar al kiosko, cuando no había tanto coche por la calle apenas asfaltada, y gastarte una peseta, peseta y algo, en un tebeo de 'El Capitán Trueno'. Y una bolsa de pipas. Varias generaciones que crecieron con la napia enterrada entre viñetas, entre números de 'Pulgarcito' -revista longeva donde las haya-, de 'TBO' y de 'El campeón: la revista del optimismo'. En esa época en la que Gaseosas Genfis competía con Pepsi -antes de la fagocitosis-, cuando se comía regaliz de palo en vez de Pringles, cuando Hollywood no había descubierto el filón de los Batman, Superman, Antman o 'Manman', los héroes -o antihéroes, mejor dicho- de las viñetas patrias tenían un extraño gusto por la rima consonante -'Anacleto, agente secreto', 'La familia Trapisonda, un grupito que es la monda' o 'Rigoberto Picaporte, solterón de mucho porte'- y por la hipérbole de los estereotipos nacionales.

Y todo gracias a Bruguera, una pequeña editorial muy vinculada a la izquierda anarquista y republicana que enseguida olfateó las posibilidades comerciales de los tebeos infantiles en una España de Posguerra. La empresa responsable de 'La hermanas Gilda', 'Carpanta' y 'Mortadelo y Filemón' "y sus trabajadores estaban muy conectados con la izquierda -catalana sobre todo-; algunos estuvieron en campos de concentración y volvieron, o lucharon en la Guerra Civil en el bando republicano", explica Pablo Vicente (Madrid, 1988), autor de 'Auge y caída de una historieta' (Editorial Léeme), un libro en el que repasa los devenires del tebeo español desde su época de esplendor en los años 40, 50 y 60 hasta su declive, ya en los años 80.

Ediciones B, dueña hasta ahora del histórico catálogo de Bruguera, fue comprada ayer por Random House.   

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