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Paul Klee, la espiritualidad del color

Color, ritmo, naturaleza, construcción y movimiento. La creación artística de Paul Klee (1879-1940) derrocha todas estas cualidades. El que fue artista y profeta de la Bauhaus -uno de los centros educativos más importante del siglo pasado- llega, por segunda vez, a la Fundación Juan March del 22 de marzo al 30 de junio. La exposición no tiene precedentes. Será la primera vez que se hagan públicos una selección de los documentos que componen las 3.900 páginas manuscritas de las notas de las clases que Klee impartió en la Bahuaus. Además, 140 obras entre pinturas, acuarelas y dibujos acercarán al público a la vida, docencia y obra del pintor alemán que navegó entre el surrealismo, el expresionismo y la abstracción.

Durante los años que Klee pasó en la Bauhaus desarrolló unas investigaciones teóricas y plásticas que han influido en varias generaciones de artistas. De esa época, que afrontó después de participar como soldado en la Primera Guerra Mundial, quedan manuscritos y numerosas notas de sus trabajos, algunos de los cuales podrán verse en la fundación Juan March. Klee, en sus inicios, despreciaba un color que consideraba mera decoración. con él tiempo cambió radicalmente de punto de vista, hasta el punto de que en la Bauhaus terminó enseñando a sus alumnos teoría del color y de su mezcla, desde un punto de vista único en la Historia del Arte.

De maestro pasó a condenado por los nazis por producir "arte degenerado". Así calificaba el régimen nazi a todo el arte moderno, que prohibió en favor del llamado "arte heroico". Este tipo de arte fue menospreciado como "no alemán" por sus connotaciones e influencias bolcheviques y judías. Y aquellos identificados como artistas degenerados fueron despedidos de la Academia, se les impidió exhibir y vender su arte y, en algunos casos, se les llegó a prohibir la producción de cualquier tipo de obra.

Klee se dejó influir por los grandes maestros. Su serie de aguafuertes recuerda a Goya y Blake. A través de Van Gogh, Cezanne y Matisse se familiarizó con el Impresionismo. Y en su estancia en París visitó a Robert Delaunay, cuya obra cubista le mostró nuevas posibilidades de utilización del color.

En la primera ocasión en que la Fundación Juan March dedicó sus salas a la obra del pintor reunió 202 obras (96 óleos y acuarelas y 106 dibujos y grabados), realizadas entre 1901 y 1940, año de su muerte. En esa época la pintura de Paul Klee refleja diferentes estilos: experiencias figurativas en la línea del realismo tradicional, sus posteriores contactos con el Impresionismo, Surrealismo y Cubismo; el Expresionismo abstracto y la investigación experimental de su labor en la Bauhaus; sus incursiones "divisionistas" y sus últimas obras, con la obsesión de la muerte al fondo.

Ahora, Madrid acogerá una destacada muestra de la obra del pintor suizo. A ello han contribuido el Zentrum Paul Klee de Berna -donde actualmente se expone una versión reducida de la misma con obras básicamente de su propia colección- e importantes préstamos procedentes de otros museos y colecciones, públicas y privadas de Suiza, Alemania, Francia, Estados Unidos y España.Estos préstamos permitirán descubrir la inventiva de Klee, su consciente sentido infantil y la interiorizada espiritualidad, que hacen de él uno de los grandes creadores y promotores de la plástica contemporánea.

A partir del 22 de marzo se podrá disfrutar de un mundo de imágenes que refleja en símbolos figurativos, signos abstractos y relaciones de composición, la esperanza y el fracaso del hombre impelido por su ansia de conocimiento. Klee pintó mundos que tienen sus propias leyes naturales, donde se desarrolla una existencia paralela donde la imaginación hace posible la convivencia de los elementos. Otras veces estos mundos contienen personajes creados con magia y simbolismo. La vida discurre por si misma dentro de la obra.

 
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