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De cangrejeras a karaokes: 16 cosas que no molaban nada en los 90 y ahora son lo más

La magia de las modas es así: cuando te alertan de que volverán a llevarse los 70 y corres al trastero en busca de aquellos vestidos

Rozaban hasta la saciedad y no, no te impedían resbalar entre las piedras del río o rocas del mar. El que fue un calzado infame para muchos –especialmente cuando el cierre se oxidaba y no había quien se las quitase– hoy en día, y probablemente gracias a la labor de difusión que hizo con ellas Paco Clavel al pasearlas por la Gran Vía madrileña, son un accesorio totalmente 'in'.

Prenda considerada de yonqui en los 90, hoy no hay moderno que dude en ponérsela para salir de fiesta, incluso con tacones.

Eran pocos quienes se atrevían a tararear ni mucho menos dar a conocer en público que te sabían las letras de alguno de los grandes 'hits' noventeros representantes del estilo bautizado como tecno-rumba. Bien: ahora lo lamentable es que no te sepas de memoria alguna de aquellas 'canciones horteras' que suenan en cada evento y aseguraste durante años que 'detestabas'.

Te lo decía tu madre cada día pero pasabas, y así has acabado con la espalda lesionada de por vida por llevar todo el peso sobre el mismo hombro. Pero claro, es que colgarse la mochila correctamente era de lo más ridículo, ¿verdad? Por suerte, parece que hemos evolucionado en pequeños detalles cotidianos como evitar la chepa prematura. Ahora llevarla bien está más que aceptado.

Los años de fervor económico en los que ir a cenar al Burger Pekas era el plan más anhelado del año y pedir una pizza a domicilio rozaba el milagro, pasaron. Ahora se lleva lo que por aquel entonces a nadie le gustaba: la comida sana. Cocinar en casa y darle a los guisos de cuchara. Si hubieses guardado todos aquellos platos de lentejas inacabados, tendrías 'tupper' hasta el día del juicio final.

El 'look' clásico de los empollones e inadaptados que por aquel entonces parecían saber más de ciencia y tecnología que los expertos de la NASA –aptitud, absurdamente castigada por quienes sólo sabían jugar al fútbol y provocar las miradas de sus compañeras de instituto a base de 'sardinetas', bravo– ahora es el 'look' básico de cualquier 'hipster' o persona humana que vaya mínimamente a la moda. Sus conocimientos en materia de cómics, cine, series o acontecimientos relevantes de la historia de EEUU, han pasado de ser marginales a imprescindibles para desenvolvernos en el día a día.

Recuerdas cómo las de la cocina fueron adquiriendo un tono ocre a lo largo de tu infancia y vienen a tu memoria todas aquellas veces que te escondiste detrás de las triples elaboradas con telas más cercanas al esparto que a la seda que colgaban en tu salón. Tras una temporada de espacios diáfanos y luminosos, aquel accesorio que parecía servir únicamente para acumular polvo y ocultarnos de la sociedad, ha vuelto. Lava las que te queden que ahora son 'vintage'.

En los años 90 se llevaban los pantalones anchos, como si todos fuésemos a lanzárnos en cualquier momento a hacer rimas urbanas y, por qué no, bailar algo de 'breakdance'. Lo peor que te podía pasar: tener que llevar 'chinos' o cualquier prenda que se pegase mínimamente a tus muslos y pantorrillas. Mira a tu alrededor ahora: quién nos lo iba a decir.

Clásico accesorio de los temidos 'nerds', hoy no eres 'cool' si no tienes unas buenas gafas de pasta en tus manos para poder ir a la última en cualquier momento. ¿No tienes dioptrías? Venga ya, eso da igual. Hay quienes la lucen incluso sin cristales.

Odiabas aquella camisa con piñas y ahora solo piensas en juntar los pedazos que lleváis años usando como trapos de cocina para recuperarla. No estás solo.

En línea con la idea de los odiados frikis, parece que sus utensilios del día a día allá por los 90 ahora se han revalorizado. Ya no te tienes que esconder detrás del muro del patio para jugar a 'las Magic' sin que 'los populares' se planteen agredirte física o verbalmente. Y si encima has guardado unas cuantas, te puedes hacer de oro.

Tampoco es que en los 90 nadie las usase, pero en general no eran adultos cercanos a los 40 sino niños que guardaban ahí sus tazos y accesorios varios. Ahora, además, es difícil encontrar una a un precio módico.

Los aparatos tecnológicos caducaban a la velocidad de tus yogures Clesa y nadie quería ir por ahí con un Nokia 8210 si podía tener el 8211 aunque las diferencias brillasen por su ausencia. Ahora te encantaría que sacasen un Iphone tamaño teléfono de pared, te planteas comprarte un Discman de segunda mano –admítelo: por fardar– y ansías que tu abuela te regale de una vez por todas su Singer para tunearla con un mejor motor y reconstruir tu camisa de piñas. O, bueno, quizás simplemente para ponerla en una de esas maletas viejas que cogiste de la basura para decorar tu salón y recordar lo bellos que eran los tiempos pasados.

Si tú también te deshiciste del plato que acumulaba polvo en el mueble modular del salón de casa de tus padres, ya sabes que fue un error. Por lo visto los CD que parecían venir del futuro directos a tu minicadena deberían quemarse. La calidad de sonido de los vinilos es ahora lo más. ¿Volverá en 2030 el MiniDisc?

Con el paso de los años hemos ido perdiendo la vergüenza y nadie teme al pánico escénico. Probablemente el bombardeo televisivo al que nos han sometido en las últimas décadas con personas anónimas que parecen tener un talento único –todos ellos, sí– y cantan en vivo y en directo mejor que Pavarotti, ha sido el trampolín para que el karaoke se convierta en tu plan “más original y divertido”. Como si ese local oscuro e insalubre no llevase en la esquina de tu casa años.

Que tus progenitores fuesen a buscarte en aquella Nissan Vanette medio granate medio marrón –¿acaso existía en otros tonos?– a cumpleaños y demás eventos te daba igual, pero tener que empujar la dichosa furgoneta cuando se calaba de camino a Matalascañas ya no tanto. Ahora, ser un trotamundos y poder recorrer las calles con una furgoneta hecha una tartana, es la máxima aspiración de cualquier surfero de ciudad, ejemplares que brotan sin mesura.

 

La magia de las modas es así: cuando te alertan de que volverán a llevarse los 70 y corres al trastero en busca de aquellos vestidos ibicencos; resulta que lo que más se lleva es lo que recuerdas haber aborrecido en tu infancia. Si no tú, sí los 'influencers' que entonces te rodeaban (cuando no 'dominaban').

Mientras a algunos les resulta curioso y a otros tantos les 'parece mentira', riadas de personas buscan como locas aquella Game Boy que guardaban en sus riñoneras, se compran las ediciones remasterizadas de los vinilos de Los Chunguitos y van en chándal, no siempre de algodón.

Lo peor de los 90 ha vuelto para quedarse. Claro que ahora, de pronto, resulta que sí que te gusta.

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