9 comidas que eran muy sanas y que se han convertido en lo peor

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Café
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Café

Una bebida con cuyos efectos no solemos ponernos de acuerdo. Cierto es que los altos niveles de cafeína influyen en la aparición de las migrañas, que aumenta los niveles de colesterol, que afecta al sistema cardiovascular en caso de abuso, que provoca el síndrome de las piernas inquietas y que puede dar lugar a la hipertensión (una tesis cada vez menos extendida), pero también que combate la depresión, reduce el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer como el de colon o el de mama, disminuye la posibilidad de sufrir enfermedades neurodegenerativas y contiene nutrientes como la riboflavina (vitamina B2), ácido pantoténico (B5), manganeso, niacina, manganesio y potasio.
Vino
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Vino

Hace aproximadamente un decenio, tanto los flavonoides como el antioxidante resveratrol, que se encuentran en el vino, se pusieron de moda. Protegían contra el cáncer y las enfermedades de corazón, tal como refrendaba un estudio del Hospital Clinic de Barcelona. Además, el vino incrementa el colesterol bueno y evita los resfriados. Sin embargo, un estudio publicado por el Center for Addiction and Mental Heath británico puso en duda esta teoría popularmente compartida y señaló que la tan famosa copa de vino al día podía acelerar la aparición del cáncer de mama.
Té
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Un caso semejante al del café, aunque esta bebida disfrute de una mejor fama. La polémica fue impulsada en 2012 por la Universidad de Glasgow Universidad de Glasgow con un estudio que señalaba que los bebedores más acérrimos de té tenían el 50% más de probabilidades de sufrir cáncer de próstata. Sin embargo, hay que recordar que mejora nuestra capacidad de atención, ralentiza el deterioro cognitivo y puede jugar un importante rol antioxidante.
Patata
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Patata

Se trata de un alimento cuyo aporte nutritivo varía según su preparación: las calorías pueden triplicarse si se fríen o se guisan. Han sido demonizadas históricamente por su alto nivel de carbohidratos, pero también hay que recordar que son una importante fuente de fibra, hierro, vitamina C y vitamina 6. Sin embargo, por sus altos niveles de potasio, pueden resultar peligrosas para aquellos que padezcan problemas de riñón.
Zumo de naranja
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Zumo de naranja

¿Qué mal nos podría hacer un vasito de zumo a la mañana? Un gurú de la nutrición moderna, Alexander Heyne, ha llegado a asegurar que esta bebida nos está matando poco a poco, ya que es alta en hidratos de carbono, grasas y, sobre todo, azúcar, a la vez que asegura que el efecto beneficioso de la vitamina C no se deja notar salvo que uno sea un deportista o viva en zonas realmente frías. No obstante, parece haber bastante consenso en destacar la importancia de dicha vitamina para luchar contra las infecciones, proteger el sistema inmunitario y evitar la oxidación. (Fotografía: Scott Bauer)
Soja
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Soja

¿Quién podría detestar uno de los alimentos de moda, que ayuda a retrasar el envejecimiento y aporta un alto nivel de proteínas (a cambio de muy pocas grasas saturadas)? Más discutible, por ahora, es que realmente prevenga el cáncer de colon y proteja contra la osteoporosis. Sin embargo, el doctor Joseph Mercola pintaba un panorama más apocalíptico al defender que podría provocar infertilidad, hipotiroidismo y cáncer de pecho, una tesis que ya había sido defendida por la doctora Kaayla Daniel en su libro ‘The Whole Soy Story’.
Cerveza
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Cerveza

Un caso semejante al del vino, aunque nunca haya gozado de una reputación tan buena como aquel. Sin embargo, han sido diversos los estudios que han recordado las cualidades antioxidantes del fermentado, así como su alto contenido en nutrientes como el fósforo, el magnesio o vitamina B. La nota discordante fue tocada por sir Ian Gilmore, que señaló que toxinas como el etanol o el acetaldehído aumentan sensiblemente las posibilidades de sufrir cáncer, por ejemplo, de pecho.
Salmón
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Salmón

El salmón había gozado de una buenísima reputación a pesar de sus altos niveles de grasas, puesto que proporciona una gran cantidad de ácidos grasos, minerales y vitaminas. En concreto, el ácido graso omega prevenía contra los accidentes cardiovasculares. Sin embargo, un artículo publicado en Science señaló que el salmón de piscifactoría es mucho más tóxico que el natural puesto que sus niveles de dioxinas, nonacloro o PCB exceden los niveles establecidos por la OMS, ante lo cual, el CSIC señaló que no había que hacer una lectura alarmista de dicho informe.
Aceite de oliva
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Aceite de oliva

Cuanto más se habla de las maravillosas propiedades de un alimento, más probable es que este reciba algún que otro ataque. No hace falta señalar aquí las virtudes del aceite de oliva que, parte esencial de la dieta mediterránea, todos conocemos bien. Sin embargo, hay quien, como el doctor Robert Vogel de la Universidad de Maryland, ponen en tela de juicio sus virtudes y señala que el aceite reduce la circulación sanguínea. O Dean Ornish, que señala que el aceite tiene niveles demasiados altos de grasas saturadas.

Cuanto más subes, más fuerte será la caída. Algo que también puede aplicarse a la alimentación y todas esas comidas que pasan de figurar en las listas de los tan cacareados ‘superalimentos’ a poco menos que convertirse en una amenaza para la salud. Como señala un artículo publicado recientemente en Alternet, la línea que separa lo beneficioso de lo perjudicial es muy delgada y, en ocasiones, puede llevar a la confusión. Una investigación realizada por la Universidad de Minnesota ponía de manifiesto que la gran cantidad de estudios y artículos sobre alimentación provocan que la mayor parte de la población termine ignorando dicha información.

Como recuerda el periodista Alex Henderson en dicho artículo, no hay comidas buenas o malas de por sí, sino propiedades y peculiaridades diferentes en cada una de ellas. Además, nunca hay que perder de vista la influencia que los diversos grupos de presión de la industria ejercen sobre los diversos estudios científicos, y pueden hacer que un alimento hasta entonces vilipendiado adquiera propiedades casi mágicas (o viceversa). A continuación recogemos una selección de esos alimentos que en un pasado gozaron del beneplácito de los nutricionistas, que ahora parecen haber caído en desgracia y que, quién sabe, quizá mañana conozcan un nuevo resurgir.

Alma, Corazón, Vida