Adrián de 'MasterChef': cárcel, pedida de mano y una segunda oportunidad

Llegó a 'MasterChef 10' con una sonrisa, una flamante chaquetilla y un juego de cuchillos nuevos que le había regalado su madre. Con el buen humor que le ha caracterizado a lo largo de toda esta edición, Adrián Rejón les dijo entonces a los jueces del talent show que "vivo del aire", en referencia a su profesión de instalador de aire acondicionado.

Pero al igual que ha pasado con la dramática historia de superación de su compañero David, la vida de Adrián no ha sido nada fácil hasta llegar a este momento en el que la vida le ha dado una segunda oportunidad que está dispuesto a aprovechar.

El mundo cambió de forma drástica y cruel para este joven de 28 años de Bilbao cuando, siendo él muy pequeño, su padre se mató en un accidente de moto. Como él reconoce, aquel suceso contribuyó a desestabilizar su futuro, ya de por sí imprevisible, al residir en un barrio conflictivo.

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Tras participar en algunas peleas en su juventud, en un momento dado Adrián acabó entre rejas. "Tomas malas decisiones, una pelea de bar que le puede pasar a cualquiera...", reconocía el joven a una de sus compañeras de programa, recordando su enfrentamiento con un "tío que estaba de permiso de la cárcel y que se quería meter en problemas".

"Lo he pasado muy mal, la vida en la cárcel es muy dura", aseguraba con resignación, asegurando que entonces solo pensaba en lo mal que lo estaría pasando su madre. "Te levantas, desayunas, si tienes suerte no te viene alguien a pedirte el café. La primera vez que me pasó les dije que no y me pegaron una paliza", relataba con crudeza. "Me rapé el pelo para parecer más malote, fui al gimnasio, ¿qué iba a hacer?", añadía Adrián antes de asegurar que esta segunda oportunidad es "lo mejor que me ha pasado en la vida".

Fueron su novia, Raquel, y su suegra las que le presentaron al consagrado concurso culinario, ya que se pasa todo el día cocinando en casa. "Lo mejor que han podido hacer por mí", decía sobre esta decisión en su vídeo de presentación en 'MasterChef', asegurando además que le gustaría poder montar un foodtruck para dedicarse profesionalmente a la cocina.

Agradecido, Adrián protagonizó junto a su chica uno de los momentos más emotivos en todas las ediciones del programa cuando tras prometer a los jueces que le pediría matrimonio si pasaba a la fase final y ganarse su aprobación con unas manitas de cerdo a la vizcaína, hizo honor a su palabra.

Fue entonces cuando Adrián hincó la rodilla en tierra y le pidió la mano a Raquel. Ella, por supuesto aceptó, pero le pidió a su ya prometido que el reencuentro entre ambos para hablar de la boda fuera dentro de 13 semanas. "Cuando salga de 'MasterChef' te compro el anillo", aseguró él, radiante de felicidad.

Adrián se declara en la cocina fan de lo tradicional, de "todo lo que sea cuchara", y su plato favorito es el cocido. En cuanto a otros cocineros, afirma que se ve reflejado en el chef con estrella Michelin Carlos Maldonado, porque se ve como él, "feliz y alegre y de un barrio humilde".

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Aficionado a la guitarra y al flamenco, afirma que su mayor referente en la vida es su madre, que es cocinera profesional, y quiere que se sienta muy orgullosa de él. Pero durante el programa no ha faltado el recuerdo a su fallecido padre, que ha logrado emocionar a todo el plató.

"Fliparía, no está, me hacía reír como nadie y lo echo de menos", decía Adrián cuando le preguntaban por lo que pensaría su progenitor si le viera llegando a la final de 'MasterChef'. Esta triste experiencia la compartía también con uno de los grandes de nuestra gastronomía, Martín Berasategui, que también perdió a su padre cuando era muy joven.

"Llevo siguiéndote todo el concurso y quiero darte ánimos para seguir. A mí tampoco me gustaba estudiar, hasta que entré en una cocina. Estoy seguro de que tu madre está muy orgullosa", le dijo el chef vasco a Adrián, logrando emocionarle.

Pepe Rodríguez también ha tenido preciosas palabras que han hecho que el aspirante no haya podido contener las lágrimas. "Ser buena gente no depende de lo que uno haya vivido", decía el cocinero. "Creo que no se puede ser más noble que tú ni más valiente", le aseguraba el propietario del restaurante El Bohío antes de darle este consejo: "Puedes llegar tan lejos como a ti te dé la gana".