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Aún quedan días de verano en Menorca: hoteles novísimos y restaurantes de siempre aguardan
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Aún quedan días de verano en Menorca: hoteles novísimos y restaurantes de siempre aguardan

Menorca, la isla tranquila —reserva de la biosfera desde 1993—, plantea desde siempre la oferta turística más reposada de las Baleares. Si viajas en pos de paz y buenos alimentos, toma buena nota de estas sabias recomendaciones

Foto: Hablemos de lujo sosegado. Hablemos de Menorca y sus establecimientos con más encanto, como el hotel Amagatay. (Ariadna Puigdomenech)
Hablemos de lujo sosegado. Hablemos de Menorca y sus establecimientos con más encanto, como el hotel Amagatay. (Ariadna Puigdomenech)

De cara a ese tipo de viajero cada vez más concienciado con el medioambiente y la sostenibilidad, que busca tranquilidad y autenticidad en un entorno selecto y natural, presentamos dos nuevos proyectos hosteleros de lujo apacible y sosegado, Amagatay y Llucatx, para disfrutar plenamente de la Menorca más genuina. Como complemento perfecto a las novedades hoteleras, incluimos también dos de los más clásicos y reconocidos restaurantes de la isla: Es Cranc y Cap Roig.

placeholder Piscina del hotel Amagatay. (Ariadna Puigdomenech)
Piscina del hotel Amagatay. (Ariadna Puigdomenech)

La quietud de Amagatay

Inaugurado en abril de este año, Amagatay es una de las más gratas sorpresas hoteleras isleñas de la temporada. Este encantador hotel rural está situado en un suave promontorio, en medio de una preciosa finca agrícola del siglo XIX. El paisaje y el entorno natural no pueden ser más típicamente menorquines. Un mar de olivos, encinas y muros pétreos se extiende, imponente y relajante, frente a la casa principal de este fabuloso conjunto hostelero; vecino, además, de uno de los yacimientos talayóticos —Torralba d'en Salort— más emblemáticos de Menorca. Impresiona pensar que hace ya más de 3.000 años los antiguos pobladores de la isla escogieran precisamente este enclave para establecer en él uno de sus principales asentamientos y lugares de culto. La magia y la quietud del sitio se respira en todos los rincones del hotel.

placeholder Vistas al mar de olivos, encinas y muros que rodea al hotel. (Ariadna Puigdomenech)
Vistas al mar de olivos, encinas y muros que rodea al hotel. (Ariadna Puigdomenech)

Amagatay dispone de veinte suites de inequívoco aire menorquín, con un sutil toque de relajada sofisticación. La decoración es obra de la reconocida interiorista Virginia Nieto. Varias de las suites disponen de terraza o jardín privado y, la mayoría, están abiertas al campo. El grupo Numa —promotor de Amagatay y también del hotel Morvedra Nou— ha querido completar su oferta con la creación de un apetecible restaurante asesorado por el chef Juanjo López, propietario de la reconocida Tasquita de Enfrente de Madrid.

placeholder Amagatay y la paz rural. (Ariadna Puigdomenech)
Amagatay y la paz rural. (Ariadna Puigdomenech)

Amagatay reúne los requisitos necesarios para ser uno de los referentes en la hostelería del lujo eco chic de la isla.

placeholder Una de las veinte suites de Amagatay. (Ariadna Puigdomenech)
Una de las veinte suites de Amagatay. (Ariadna Puigdomenech)

El encanto de Llucatx

Apartado también de los bullicios costeros, en pleno campo menorquín, aunque a pocos minutos de Fornells, del único campo de golf de la isla, y de las playas de Son Parc y del Arenal d´en Castell; acaba de abrir sus puertas, Llucatx, un hotel rural del grupo Son Parc Hotels.

placeholder Llucatx: otro remanso en bella Menorca. (Cortesía)
Llucatx: otro remanso en bella Menorca. (Cortesía)

Llucatx está dentro de una antigua finca rústica dedicada a actividades ecuestres y agrícolas. El acceso al hotel se realiza a través de un amplio paseo flanqueado por dos grandes filas de monumentales palmeras, que desemboca frente a un par de típicas casas de campo menorquinas, o llocs. Llucatx cuenta con dieciocho alojamientos de diferente tipología; desde apartamentos, habitaciones estándar, distintos tipos de suites con terraza o jardín, hasta una gran suite; repartidos por las diversas edificaciones existentes en la finca.

placeholder Piscina y camas balinesas en Llucatx. (Cortesía)
Piscina y camas balinesas en Llucatx. (Cortesía)

En Llucatx hay que destacar especialmente la generosa amplitud de sus alojamientos y espacios comunes —como la gran piscina con exuberante perímetro vegetal y sus numerosas y relajantes camas balinesas—; y la filosofía ecofriendly que está presente en todo lo que hacen; como, por ejemplo, haber restaurado más de 500 piezas o muebles antiguos para equipar las distintas dependencias del hotel, o los higos que se sirven en el desayuno, recogidos a diario de las higueras silvestres existentes en la propiedad. Por lo demás: pura amabilidad y una magnífica disposición del personal, especialmente de Farida, su directora.

placeholder Amplitud y buen gusto en cada estancia de Llucatx. (Cortesía)
Amplitud y buen gusto en cada estancia de Llucatx. (Cortesía)

Tanto Amagatay como Llucatx, además de proporcionarte un cálido, refinado y tranquilo alojamiento, te ayudarán a realizar tus planes de turismo activo; bien sea para alquilar una embarcación y recorrer el litoral, practicar submarinismo, kayak, realizar visitas culturales, o para hacer senderismo o bicicleta siguiendo el Cami de Cavalls, una espectacular ruta que recorre todo el perímetro de la isla. Si lo tuyo es el turismo contemplativo, también podrás disfrutar de clases de yoga o sesiones de relajantes masajes.

Después de no hacer nada, o de haberlo hecho todo, habrá que comer algo, ¿no? Para ello, las opciones en Menorca son muchas y variadas; aunque en esta ocasión nos inclinamos por sugerir dos restaurantes infalibles, sobradamente contrastados a lo largo de muchos años.

Veteranía entre fogones en Cap Roig

Nuestra primera recomendación es el veterano Cap Roig —que este 2023 cumple 40 años—. Cap Roig está a solo 8 kilómetros de Mahón, en la cercana aldea marinera de Sa Mesquida, con su tipismo y sabor de otro tiempo, gracias al activismo medioambiental local que ha impedido que en este antiguo y pequeño pueblo pesquero se construyese más de lo debido. Desde que Cristóbal Olives abriera el restaurante en 1983, la oferta de Cap Roig y su esencia culinaria han sido siempre las mismas: excelentes mariscos, grandes y variados pescados frescos, suculentos arroces y calderetas, y sencillas elaboraciones.

A lo largo de los años, Climent y Tòfol —hijos del fundador— se han encargado no solo de preservar el legado de su padre, sino de agrandarlo y enriquecerlo en fondo y forma. ¿Cómo? Preservando la excelencia del producto, aumentando la nómina de pescados y mariscos ofrecidos, creando una completa y magnífica bodega, y diseñando unas cartas deliciosamente ilustradas, didácticas y sugerentes. Y, por supuesto, haciendo que el servicio y las condiciones naturales y ambientales del local sean cada día mejores para así redondear el disfrute y la experiencia total del comensal.

placeholder Hora de entregarse a los placeres del paladar en Cap Roig. (Cortesía)
Hora de entregarse a los placeres del paladar en Cap Roig. (Cortesía)

En Cap Roig, el único problema que tendrás es elegir entre su gran oferta de platos. Entre los entrantes: escupiñas al natural o al horno, mejillones al vapor, gambas menorquinas fritas o a la plancha, ortigas, sepia… Entre los platos con langosta: a la plancha, al estilo menorquín, en caldereta, en arroz caldoso, fideuá… Entre los arroces: negro, caldoso, paella de pescado, paella ciega… Y entre los pescados —según existencias—, probablemente la mayor y más diversa oferta de la isla: gallo de San Pedro, mero, cabracho, dentón, pargo, rodaballo, corvina, brótola, cántara, sargo, mollera, escorball, salmonetes, dorada… Pescados todos ellos fantásticos en cualquier preparación, aunque la especialidad del restaurante es su fina fritura.

placeholder Un arroz en Cap Roig ayuda a tocar el cielo. (Cortesía)
Un arroz en Cap Roig ayuda a tocar el cielo. (Cortesía)

Cap Roig disfruta de un privilegiado emplazamiento en lo alto de un elevado acantilado que domina un amplio sector de mar y costa. Aunque desde los dos salones interiores del restaurante se tiene unas excelentes vistas sobre el pueblo y la bahía de Sa Mesquida, lo mejor para disfrutar de un panorama espectacular es intentar conseguir la mesa de la esquina exterior de la terraza de entrada (quizá Tobías te la pueda conseguir).

placeholder Mirando al mar desde Cap Roig. (Cortesía)
Mirando al mar desde Cap Roig. (Cortesía)

Ah, si coincides con Iñaki Gabilondo, Ana Belén o Joan Manuel Serrat no te extrañes, son habituales de Cap Roig.

Es Cranc, de toda la vida

El otro restaurante altamente recomendable, Es Cranc, es un clásico de toda la vida, con merecida fama por ofrecer uno de los mejores y más emblemáticos platos de la gastronomía menorquina: la caldereta de langosta. Se puede comer una magnífica caldereta en muchos y reconocidos locales de la isla —Café Balear, Sa Llagosta, S’Amarador, Es Port o el propio Cap Roig, entre otros—, aunque el restaurante que probablemente concita hoy día una mayor unanimidad en la elaboración de este icónico plato es nuestro protagonista.

Originalmente, la caldereta de langosta era un humilde guiso de pescadores que se preparaba a partir de un sofrito de verduras y el por entonces abundantísimo y casi despreciado crustáceo que se capturaba en la bahía de Fornells. El salto de este plato de las pobres mesas de pescadores a las cartas de los restaurantes más pudientes se produce cuando Can Budró —casa fundada en 1872— comienza a ofrecerlo a sus clientes a mediados del pasado siglo.

placeholder Es Cranc: fogones con historia e historias. (Cortesía)
Es Cranc: fogones con historia e historias. (Cortesía)

Es Cranc, gracias a que cuenta con vivero propio, puede disponer siempre de producto fresco para ofrecer este plato prácticamente todo el año a sus clientes. Es Cranc ocupa un sencillo local en una modesta casa del centro del pueblo de Fornells. Su carta, además de la archiconocida caldereta, presenta otros muchos y apetecibles platos: langosta en distintas preparaciones —a la plancha, hervida, al alioli o a la americana—, gallo de San Pedro y cabracho —a la plancha, a la espalda o a la andaluza—, mero a la plancha y una gran variedad de arroces —caldoso de cangrejo y sepia, de bogavante, paella marinera, vegetal, mar y montaña, etcétera—.

Aún quedan días de verano en este septiembre, por eso, si quieres disfrutar de Cap Roig o Es Cranc llama para reservar en cuanto alcances el punto final de este reportaje. Ya.

De cara a ese tipo de viajero cada vez más concienciado con el medioambiente y la sostenibilidad, que busca tranquilidad y autenticidad en un entorno selecto y natural, presentamos dos nuevos proyectos hosteleros de lujo apacible y sosegado, Amagatay y Llucatx, para disfrutar plenamente de la Menorca más genuina. Como complemento perfecto a las novedades hoteleras, incluimos también dos de los más clásicos y reconocidos restaurantes de la isla: Es Cranc y Cap Roig.

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