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20 años construyendo un sueño

Muchos de vosotros os preguntaréis cuándo, cómo y por qué nació este medio digital. Dejadme que os cuente algo de nuestra historia. Dejadme también que os hable de mí.

Por José Antonio Sánchez · Editor de El Confidencial

Q

ueridos lectores:

Muchos de vosotros os preguntaréis cuándo, cómo y por qué nació este medio digital que cientos de miles de personas visitan a diario desde hace casi 20 años. Quizá algunos queráis saber antes de decidir sobre vuestra aportación económica, quién o quiénes estamos detrás de El Confidencial. Dejadme que os cuente algo de nuestra historia. Dejadme también que os hable de mí.

La primera vez que vi descargarse una página web en un ordenador, más lenta que una tortuga, quedé fascinado. Ocurrió a principios de 1997. Acababa de llegar a Telefónica para dirigir la comunicación corporativa. Fue un flechazo. Sentí que aquella proeza cambiaría el mundo. Vi la luz al final de un túnel en el que había entrado años antes, cuando decidí salir de Diario 16, el periódico en el que había trabajado desde su fundación en 1976, cuando era un adolescente.

Desde que abandoné el periodismo no había dejado de pensar en cómo regresar a la profesión. Aquel periódico fue mi escuela, mi familia, mi vida. Escalé desde lo más bajo: chico de los recados, departamento de documentación, sección de sucesos, local, laboral, hasta que en el verano de 1986, tras volver de la Universidad de Columbia-Missouri (Estados Unidos), donde permanecí con una beca durante un tiempo, fui nombrado por el entonces director Pedro J. Ramírez, jefe de la Sección de Economía. Aún no había cumplido los 26 años.

Cuando estalló la burbuja puntocom creamos este diario que hoy leen millones de personas. Ni en mis mejores sueños imaginé un éxito parecido.

Mi inquietud emprendedora, mi ambición, mi juventud, me impulsaron a saltar del periodismo a la comunicación empresarial. Así empecé una aventura en el verano de 1988 como asesor de diferentes compañías. A finales de 1996 acepté una oferta para incorporarme al equipo de dirección de Telefónica.

Dos años después, la suerte, que siempre me ha acompañado, me sonreía de nuevo. Junto a Juan Perea fui elegido para crear Terra, el portal de internet de la mayor operadora de telecomunicaciones de habla hispana. Conocí, desde una posición privilegiada, la World Wide Web. Supe, desde el primer momento, que la red llegaba para quedarse. Lo vi claro. Y ahí empezó todo.

Cuando en marzo del 2000 abandoné la dirección general de Terra, la idea de lanzar El Confidencial con un grupo de amigos ya estaba madura. Y justo, cuando estallaba la burbuja puntocom, empezamos la creación de este diario que hoy leen millones de personas cada día. Ni en mis mejores sueños hubiera imaginado un éxito parecido.

El Confidencial fue el resultado de un deseo hecho realidad tras años de frustración y arrepentimiento por haber abandonado el periodismo. Aunque también es verdad que, de no haberlo hecho, jamás habría participado en la creación de una empresa digital como Terra. Fue allí donde aprendí y descubrí la manera de volver a la vocación que tanto anhelaba, de hacer algo nuevo, algo distinto, algo libre e independiente sin demasiado capital, sin servidumbres de papel y rotativas.

Junto a Juan Perea, Antonio Aporta, Pedro Pérez, Antonio Casado y Jesús Cacho, quien en 2010 emprendió su propio camino, iniciamos esta andadura con el propósito de contribuir a hacer una sociedad más libre y mejor informada. Juntamos una pequeña cantidad, alquilamos un chalé adosado en la carretera de la Playa de Madrid, convertimos el garaje en redacción, contratamos una docena de personas y arrancamos.

Juntamos una pequeña cantidad, alquilamos un chalé, convertimos el garaje en redacción, contratamos a doce personas y arrancamos.

Años después sumamos a nuestro grupo de socios a Alberto Artero, alias McCoy, hoy director general de la empresa; y a nuestro director editorial Nacho Cardero. Cinco de nosotros trabajamos y vivimos para este diario. Gracias al apoyo incondicional de mis socios hemos podido sortear tantas dificultades y presiones como tentaciones para tirar la toalla. Sin su respaldo no estaríamos aquí.

Como tampoco podríamos disfrutar de nuestro periódico sin el equipo excepcional, único, brillante, que ha pasado por nuestra casa en estas dos décadas, la mayoría de los cuales aún continúan con nosotros y a quienes nunca podré dejar de agradecer su denodado esfuerzo, su lealtad y dedicación. Jóvenes con gran talento que empezaron de becarios y que hoy brillan con luz propia como Alejandro Laso, director de Estrategia y Tecnología; o Nacho Gay, director de Vanitatis. Mención especial merece Arantxa Palacios, la más veterana y quien mejor puede dar fe de nuestra historia.

Gracias también a nuestros anunciantes que desde el principio percibieron el valor de la información y el perfil de nuestros lectores influyentes. Soportaron nuestras críticas y, salvo escasísimas excepciones, no nos abandonaron. Sin su ayuda tampoco habríamos podido sobrevivir.

Y, sobre todo, gracias a vosotros queridos lectores, que desde nuestro nacimiento no habéis parado de aumentar y hacernos crecer. Hemos tenido, como todos en la vida, momentos mejores y peores. Hemos sido más o menos impertinentes. Hemos pecado de ingenuidad e incluso de estridencia. No lo niego. Pero los errores de nuestra juventud los hemos ido corrigiendo poco a poco desde que Nacho Cardero cogió el timón del barco en marzo de 2011.

Hemos incorporado las firmas más prestigiosas de nuestro país. Un plantel plural y especializado en las distintas secciones del periódico.

Desde entonces, hemos multiplicado por 20 veces nuestra audiencia y, sobre todo, hemos mejorado sobremanera nuestra calidad. Hemos incorporado las firmas más prestigiosas de nuestro país. Un plantel plural y especializado en las distintas secciones del periódico para ofreceros opiniones y análisis profundos que nos ayuden a comprender mejor las claves que esconde la actualidad.

Todo este esfuerzo, este capital humano y profesional, nos ha convertido no solo en el diario líder digital, sino también, en uno de los medios más influyentes de nuestro país y con mayor audiencia. Cerca de 22 millones de usuarios únicos mensuales. No son pocas las ocasiones en las que, a lo largo de estos años, he acogido con orgullo el más extraordinario halago que puede escuchar un editor del trabajo de su gente: “Es lo primero que leo cada mañana”.

Durante estas casi dos décadas hemos sido capaces de financiarnos con éxito sin recurrir a vosotros. Hemos ido creciendo a lo largo de los años, mejorando nuestras noticias exclusivas, reportajes y artículos de opinión. Hasta hoy, la publicidad ha sido nuestra única fuente de ingresos, principalmente procedente del sector privado. No hemos tenido jamás ni subvenciones ni ayudas públicas. Tampoco créditos con la banca. Hemos sido muy austeros y eficientes en la administración de nuestros recursos. Y hemos evitado ambiciosas operaciones corporativas con las que nos tentaban, como solicitar licencias de televisión o radio, que nos hubieran hecho más dependientes de las administraciones adjudicatarias.

El covid ha venido a confirmar algo que ya sabíamos y que otros medios, propiedad de grandes grupos de interés, habían puesto encima de la mesa: la prensa solo será viable y sostenible en sus valores democráticos, como los de la independencia y veracidad, con la participación de sus lectores por medio del pago por contenidos, aunque sea mediante una aportación reducida.

La tragedia del coronavirus está afectando a nuestra cuenta de resultados con el frenazo de la inversión publicitaria. Y aunque aún es pronto para conocer el alcance de la crisis, hemos decidido hacer caso a las sabias palabras de Heráclito: “Espera lo inesperado” y nos hemos puesto en marcha.

Ha llegado la hora de afrontar este nuevo y apasionante desafío. De ahí la importancia de vuestra implicación y respaldo para que nadie pueda quebrar nuestra solvencia financiera. Unos céntimos diarios, de cada uno de vosotros, convertirán a El Confidencial en un periódico inexpugnable, irreductible y contribuirán a financiar los cerca de 40.000 euros diarios que requiere su edición. Lo que vale cuesta.

Hoy pido vuestra colaboración para seguir haciendo un diario independiente de cualquier grupo de poder; colaboración para ofrecer un periódico digital veraz; colaboración para seguir ejerciendo el periodismo de investigación con responsabilidad y rigor informativo buscando siempre la excelencia; colaboración para continuar ofreciendo el análisis más profundo y la descodificación de los hechos, a veces complejos, de la mano de los mejores articulistas de nuestro país.

La prensa solo será viable y sostenible en sus valores democráticos, con la participación de sus lectores por medio del pago por contenidos.

Pedimos vuestro apoyo porque, a pesar del covid, estamos haciendo lo indecible para no prescindir de ninguna de las cerca de 200 personas que integran nuestro equipo. Tampoco hemos recurrido a las ayudas públicas de los ERTE. Porque confiamos y estamos convencidos de que nuestros lectores, creen, valoran y nos necesitan tanto como nosotros a ellos.

Vamos a seguir dando lo mejor para no defraudaros. Ahora aún más, si cabe, tras el respaldo de miles de lectores influyentes que ya se han convertido en suscriptores y han pasado a formar parte de nuestra familia, y que ya consideramos nuestros socios. Gracias. Os daremos la palabra. Seguiremos reinvirtiendo, como hemos hecho hasta hoy, gran parte de los recursos generados en mejorar nuestra oferta. Todos nuestros socios tendrán derecho a escribir en este, su periódico, a participar en nuestros eventos, a disfrutar de servicios y ventajas que iremos poniendo a vuestra disposición en los próximos meses (podcast, videos especiales, libros, webinars, etc).

En eso seguimos. En mejorar nuestra propuesta de valor, en ofreceros cada mañana lo más fiable y exclusivo de la prensa española, lo mejor de nosotros mismos. Por eso ahora, reitero, necesitamos vuestra implicación. No queremos, no podemos dejar de ser lo que somos y no vamos a poner en peligro ni nuestra independencia, ni nuestra solvencia, ni nuestra calidad.

Muy al contrario, vuestra aportación reforzará nuestro compromiso en seguir defendiendo el derecho de los ciudadanos a saber la verdad y a contar lo que otros callan en estos tiempos de manipulación, fake news y posverdad. Fieles a los principios y valores que desde nuestra fundación nos han acompañado, presentes en las paredes de nuestra redacción, en nuestro ADN, en nuestra manera de hacer periodismo.

No queremos, no podemos dejar de ser lo que somos y no vamos a poner en peligro nuestra independencia, solvencia y calidad.

Tenéis mi palabra. Es mi razón de ser. Ese fue mi sueño. Así que uniros a nosotros para seguir luchando, juntos, por lograr nuestro propósito y hacer que España sea un país más libre y mejor informado.

P.D.- Esta carta queridos amigos, va dedicada a Carlos Matallanas, uno de los nuestros, un joven periodista de raza que con su actitud valiente y ejemplar se ha convertido en un referente para todos nosotros. En su lucha silenciosa contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que le fue diagnosticada aquel fatídico 28 de junio de 2014 cuando, maldita sea, tan solo tenía 33 años, encontraremos las fuerzas para no rendirnos jamás.