El último gran gesto de Raffaella Carrà: donó un inmueble a un voluntariado

Además de expresar su felicidad por la victoria de Italia en la Eurocopa, que muchos dedican a la fallecida cantante, las redes sociales se han rendido ante su último gran gesto de solidaridad antes de fallecer. Poco tiempo antes de morir el pasado 5 de julio a los 78 años de edad, Raffaella Carrà donaba un valioso inmueble en la localidad toscana de Porto Santo Stefano, que usaba como gimnasio, a una asociación de voluntariado.

Según informa la agencia EFE, se trata de una casa de 160 metros cuadrados "de gran valor" que la diva donó "hace pocas semanas" a la Confraternidad de Misericordia de Porto Santo Stefano, en la península del Argentario, su segunda casa y donde reposarán sus cenizas.

La Carrà quería que este lugar, en el que se entrenaba, fuera destinado a las obras benéficas de la organización, que se ocupa de la asistencia social y médica y del cuidado de personas con discapacidad.

Su responsable, Roberto Cerulli, confirmó en las redes sociales la donación y publicó una imagen de la artista el día de la firma ante notario en Roma, con una gabardina y el rostro completamente cubierto con una mascarilla y unas oscuras gafas de sol.

Cerulli recordó también las otras ocasiones en las que la artista, gran icono gay y feminista, había realizado obras de caridad, como cuando tras el naufragio del crucero Costa Concordia en 2012, ante las costas del Argentario, ayudó al familiar de un desaparecido en el desastre.

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También en el terremoto de L'Aquila de 2009, que se saldó con 294 muertos, Carrà donó a la Confraternidad material escolar para los niños que se habían quedado sin escuelas.

El año pasado, con el estallido de la pandemia y la consecuente crisis sanitaria, la artista se enteró de que la Confraternidad recaudaba fondos para comprar un respirador para el hospital de Grosseto y ella se hizo cargo de la suma, con un montante de más de 18.000 euros. Gracias a su gesto, explica Carulli, la recogida de fondos hizo posible la compra de dos respiradores.

Esta donación es parte de un amplio patrimonio inmobiliario, que se suma a una fortuna económica que nadie públicamente conoce con exactitud, aunque en 1997 la revista 'Class' decía que la Carrà se embolsaba 4.000 millones de liras al año (2 millones de euros). Durante años apareció siempre entre las artistas que más dinero ganaban en Italia, pero sin que nadie pudiera especular ni afirmar nada porque la Pelloni se ha ido como ha vivido, sin hacer ruido, sin ostentar ni presumir de nada.

Su herencia tampoco tiene claros destinatarios. El hecho de no haber tenido hijos deja abierta la cuestión de la futura titularidad de su patrimonio. Sus dos sobrinos son las personas que, a falta de un testamento, tendrían derecho al menos a un tercio de la herencia.