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Cuando el rey Juan Carlos fue chófer de los príncipes de Gales en una furgoneta
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Cuando el rey Juan Carlos fue chófer de los príncipes de Gales en una furgoneta

Carlos y Diana pasaron algunos veranos en Mallorca. En esos viajes se produjeron algunas simpáticas anécdotas y situaciones peculiares

Foto: Los príncipes de Gales en Mallorca. (Ilustración: Emma Esser)
Los príncipes de Gales en Mallorca. (Ilustración: Emma Esser)

El funeral de Isabel II ha sido el acontecimiento del año. Según la BBC, que facilitaba la señal institucional a todo el mundo, el número de espectadores que en algún momento se conectaron fue de 4.500 millones de personas. Unos datos espectaculares y con una retransmisión impecable que ha servido para captar muchos de los detalles más personales e incluso cuestionados o polémicos. En el caso de España, sentar a los reyes titulares y eméritos juntos. Un protocolo ya establecido y sin las vueltas que se han querido buscar mediáticamente.

La muerte de la reina ha servido para el reencuentro de don Juan Carlos y doña Sofía después de dos años y medio sin verse presencialmente. En este punto, habría que aclarar que la reina emérita estuvo a punto de viajar a Abu Dabi hace un tiempo, pero alguien se lo desaconsejó.

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Los reyes eméritos han mantenido una buena sintonía con la “prima Lilibet”, como la llamaban. No solo por la relación parental, sino como monarca titulado. Y más con los príncipes de Gales, Carlos y Diana. Pasaron varios veranos en Mallorca, instalados con sus dos hijos en el palacio de Marivent. Mientras la reina, las infantas y el príncipe Felipe hacían vida con Diana, el hoy rey Carlos III prefería desconectar pintando. Don Juan Carlos era quien indicaba los lugares donde había mejores vistas para plasmar en sus acuarelas.

placeholder Una de las visitas de Diana y Carlos a Mallorca. (Cordon Press)
Una de las visitas de Diana y Carlos a Mallorca. (Cordon Press)

Y no solo compartieron vacaciones, también visitas oficiales de los príncipes de Gales a España, que en su día crearon malestar entre el Gobierno de Felipe González y el Palacio de la Zarzuela. El estigma de Gibraltar, omnipresente en las relaciones institucionales. Nada nuevo bajo el sol.

La revista ‘Tiempo’ publicaba en abril de 1987 este malestar por el viaje de seis días del heredero de la Corona y Lady Di a España, donde hubo chascarrillos para todos los gustos. A la recepción en El Pardo, el mismo día de la llegada, solo acudió el ministro de Cultura y portavoz del Gobierno, Javier Solana. Otra anécdota tuvo que ver con el heredero: el príncipe Carlos, enfundado en un chándal, se presentó en la puerta de la residencia y no había ningún coche para trasladarlo a una piscina cubierta existente dentro del complejo residencial. Un coche privado de un policía hizo las veces de automóvil real.

placeholder Foto interior del reportaje en la revista 'Tiempo'.
Foto interior del reportaje en la revista 'Tiempo'.

Lady Di también tuvo lo suyo. Calzó zapatos de aguja por las calles empedradas de Toledo y la infanta Cristina estuvo varias veces al quite para que la princesa británica no cayera al suelo. También hubo susto, como publicaba la revista del Grupo Zeta. En un momento dado, un ciudadano tiró un ramo de flores que cayó a los pies de la princesa Diana ante el pavor de los guardaespaldas.

Pero lo más llamativo de este viaje de los príncipes de Gales a Toledo fue el traslado desde el palacio de El Pardo. El rey Juan Carlos se convirtió en chófer y condujo la furgoneta durante los 45 kilómetros que hay desde Madrid hasta la ciudad imperial. De copiloto, la reina Sofía; en los dos asientos de atrás, los invitados reales; y en los últimos, las infantas Elena y Cristina. Y como era natural, y se cuenta en la publicación, no iban solos: una caravana de coches de seguridad y protocolo delante y detrás de la furgoneta que trasladaba a la familia real y al heredero británico y su esposa convertían la imagen en surrealista. Y más parecía un rodaje de película americana.

placeholder Una imagen de Diana y Juan Carlos en la revista 'Tiempo'.
Una imagen de Diana y Juan Carlos en la revista 'Tiempo'.

En este viaje también se rumoreó sobre un posible tercer embarazo de la princesa Diana, que viajó con treinta maletas. En ‘Tiempo’ se hacían eco de la nueva posible maternidad. “Para los que han propagado el rumor, un síntoma podría ser la propensión al sueño en los actos públicos y la sensación de estar permanentemente distraída y colocar las manos debajo del vientre, posición habitual de las embarazadas”, se podía leer en el medio. Lo cierto es que los príncipes de Gales ya no se aguantaban y Camila era la verdadera pareja del que hoy es Carlos III.

El funeral de Isabel II ha sido el acontecimiento del año. Según la BBC, que facilitaba la señal institucional a todo el mundo, el número de espectadores que en algún momento se conectaron fue de 4.500 millones de personas. Unos datos espectaculares y con una retransmisión impecable que ha servido para captar muchos de los detalles más personales e incluso cuestionados o polémicos. En el caso de España, sentar a los reyes titulares y eméritos juntos. Un protocolo ya establecido y sin las vueltas que se han querido buscar mediáticamente.

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