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¿Vivir de alquiler te va a matar? Un estudio lo asocia con envejecer más rápido
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Efectos reversibles

¿Vivir de alquiler te va a matar? Un estudio lo asocia con envejecer más rápido

El nuevo análisis señala que el arrendamiento puede producir un envejecimiento biológico más veloz en comparación con poseer una casa. E incluso es peor que fumar o estar en paro

Foto: Se alquila. (Reuters/Susana Vera)
Se alquila. (Reuters/Susana Vera)

En España, el número de inquilinos no para de crecer, más por obligación que por convicción. Aunque exista una arraigada creencia de que “alquilar es tirar el dinero”, un cóctel de hipotecas cada vez más caras, precios altos en relación con los sueldos o zonas tensionadas hace que el arrendamiento esté ganando cuota de mercado, especialmente entre los jóvenes. Pero vayamos a los datos. El número de personas que viven de alquiler ha aumentado un 19,25% entre 2011 y 2021, hasta situarse en el 16,5%, según los últimos datos del INE. Y, si nos alejamos más en el tiempo, en los últimos 20 años el crecimiento del arrendamiento ha sido del 41%.

Un nuevo estudio, publicado este miércoles en Journal of Epidemiology & Community Health, ha concluido que esta manera de vivir que no para de crecer en nuestro país podría acortar la vida. En concreto, el análisis ha relacionado vivir de alquiler privado con un envejecimiento biológico más rápido, en comparación con tener una vivienda propia.

Los investigadores han analizado muestras de sangre de 1.420 personas de una base de datos del Reino Unido. En concreto, han empleado datos de metilación del ADN —modificaciones químicas— para medir la edad biológica de las personas. Asimismo, han empleado datos históricos de una encuesta nacional.

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“Los indicadores de envejecimiento biológico, como el utilizado en este análisis, miden la velocidad a la que un individuo envejece y, por tanto, se deteriora, en lugar de la cantidad de tiempo transcurrido, que es el envejecimiento cronológico. Este enfoque refleja mejor la salud y la longevidad potencial que la edad cronológica, y un envejecimiento biológico más rápido se asocia a medidas objetivas de deterioro físico y cognitivo, así como a evaluaciones subjetivas de la salud”, explica Amy Clair, investigadora del Australian Centre for Housing Research de la Universidad de Adelaida y una de las autoras del estudio, a El Confidencial.

El estudio no solo ha destacado que vivir arrendando a un particular o una empresa tiene un impacto negativo en la salud, sino que este es más fuerte que el envejecimiento biológico asociado al desempleo o a haber sido fumador. Más concretamente, el impacto de alquilar al sector privado, a diferencia de la propiedad absoluta (sin hipoteca), fue casi el doble que el de estar sin trabajo en lugar de estar empleado. También fue un 50% mayor que haber sido exfumador en comparación con no haber fumado nunca.

Cabe destacar que en otras ocasiones ya se había estudiado el impacto que tiene la vivienda sobre la percepción de la calidad de vida, la salud en general, el infarto, el cáncer..., pero es la primera vez que se estudia en el envejecimiento genético de este modo.

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Foto: EFE/Luis Tejido.

Aunque los datos sean ingleses, la investigadora considera que sus hallazgos son relevantes a nivel internacional: “Puede haber diferencias en el papel y la naturaleza de las tenencias en los distintos países, lo que muestran nuestros resultados es que las viviendas menos seguras y de menor calidad se asocian a peores resultados sanitarios y, por lo tanto, deberían ser objeto de intervención política”. Y, en concreto, sobre nuestro país, “dados los altos niveles de sobrecarga de costes entre los inquilinos de bajos ingresos en España, y el estrés y la inseguridad que esto debe causar, es probable que nuestros hallazgos tengan relevancia en el contexto español”.

El epidemiólogo Manuel Franco, que no ha participado en el nuevo estudio, se muestra en la misma línea que la investigadora: "Estos datos son extrapolables a España en tanto en cuanto tenemos un problema de vivienda muy serio en nuestra sociedad". Y un claro reflejo de ello "lo hemos visto en las últimas elecciones. Todos los partidos políticos tenían una agenda de vivienda porque, por ejemplo, como sucede en Madrid o Barcelona, es difícil alquilar una vivienda y ya ni hablamos de comprar", señala a este periódico Franco, que investiga en las universidades de Alcalá y Johns Hopkins sobre factores sociales, incluidos el entorno urbano, que determinan la salud de las poblaciones y sus desigualdades.

¿Y si el alquiler es público?

Si el arrendamiento lo realiza un ente público, la cosa cambia. El informe también indica que vivir en vivienda pública, con un menor coste y mayor seguridad de no ser expulsado, tiene el mismo impacto en el envejecimiento biológico que ser el propietario. En conclusión, no aumenta el envejecimiento si tu casero es un Estado sin intereses puramente económicos.

Clair desarrolla: “Incluimos viviendas públicas en nuestros modelos y no encontramos diferencias estadísticamente significativas entre la tasa de envejecimiento biológico de los inquilinos públicos en comparación con los ocupantes propietarios; solo el alquiler privado se asocia con un envejecimiento biológico más rápido. Por lo tanto, es la naturaleza del alquiler privado, más que el alquiler en general, lo que explica la asociación con el envejecimiento biológico”.

¿Cuáles son los motivos?

Numerosos aspectos de la vivienda están relacionados con la salud física y mental, como el frío, el moho, el hacinamiento, el riesgo de lesiones, el estrés y la estigmatización. Pero los investigadores afirman que no está del todo claro cómo ejercen sus efectos. De hecho, este estudio es observacional y, como tal, no puede establecer la causa. Además, los investigadores reconocen varias limitaciones en sus hallazgos. Por ejemplo, no había mediciones contemporáneas de la calidad de la vivienda, y los datos de metilación del ADN procedían únicamente de encuestados blancos europeos.

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Por su parte, el epidemiólogo español comenta a este periódico que "el problema de la vivienda y su precariedad, por el alto coste y la gentrificación, son problemas sociales que se trasladan a los niveles de salud de la población".

Efectos reversibles

Afortunadamente, los autores del estudio señalan que estos efectos son reversibles, al tiempo que ponen de relieve la importancia de tener una buena política de vivienda para mejorar la salud: "Nuestros resultados sugieren que unas circunstancias de vivienda difíciles afectan negativamente a la salud a través de un envejecimiento biológico más rápido. Sin embargo, el envejecimiento biológico es reversible, lo que pone de relieve el importante potencial de los cambios en la política de vivienda para mejorar la salud".

"Tenemos más y mejor evidencia científica para promover políticas de vivienda que sirvan para mejorar la salud y la calidad de vida de la población"

"Ser un inquilino privado no está grabado en piedra, sino que depende de las decisiones políticas, que hasta la fecha han dado prioridad a los propietarios e inversores frente a los inquilinos", apuntan los investigadores. A lo que Clair añade que “este análisis se suma a la amplia evidencia que vincula la vivienda con la salud, demostrando un nuevo mecanismo a través del cual las experiencias de vivienda afectan la salud de las personas. Por lo tanto, la política de vivienda representa un medio significativo e importante a través del cual los gobiernos pueden mejorar la salud de sus poblaciones”.

Para Franco, que considera que "este es un estudio muy bien diseñado", gracias al nuevo análisis "tenemos más y mejor evidencia científica para promover políticas de vivienda que sirvan para mejorar la salud y la calidad de vida de la población. Estas políticas de vivienda ayudarían a reducir la incidencia de enfermedades crónicas y mejorar la calidad y esperanza de vida de aquellas personas que más lo necesitan".

En España, el número de inquilinos no para de crecer, más por obligación que por convicción. Aunque exista una arraigada creencia de que “alquilar es tirar el dinero”, un cóctel de hipotecas cada vez más caras, precios altos en relación con los sueldos o zonas tensionadas hace que el arrendamiento esté ganando cuota de mercado, especialmente entre los jóvenes. Pero vayamos a los datos. El número de personas que viven de alquiler ha aumentado un 19,25% entre 2011 y 2021, hasta situarse en el 16,5%, según los últimos datos del INE. Y, si nos alejamos más en el tiempo, en los últimos 20 años el crecimiento del arrendamiento ha sido del 41%.

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