Tatuajes al sol: cómo cuidarlos de julio a septiembre

Sin entrar en los aspectos sociológicos o culturales que envuelven al mundo de los tatuajes, de lo que no hay duda es de que un alto porcentaje de la población mundial es adepto a esta costumbre. En concreto, un 38%, siendo España el sexto país con más tatuados.

No es posible afirmar con rotundidad que un tatuaje sea totalmente seguro

Tan elevada es su aceptación entre la gente que bien merece la pena repasar desde el punto de vista de la salud si esta expresión, unas veces artística y otras veces no tanto, entraña algún tipo de riesgo, especialmente, durante los meses de verano, cuando el sol aprieta y los baños son más frecuentes.

¿Existe el tatuaje 100% seguro?

Para empezar, el doctor Eduardo Bernia, dermatólogo del Hospital de Manises, advierte que no se puede asegurar que un tatuaje esté totalmente exento de peligros. Esto no significa que sea una práctica arriesgada; de hecho, la gran mayoría de las veces no entraña ningún riesgo. Pero sí resulta conveniente advertir de que siempre existe la posibilidad de que se produzca alguna complicación en el proceso de cicatrización debido a las condiciones sanitarias del centro donde se realiza, o por la existencia de ciertas patologías previas de carácter dermatológico.

Por todo ello, es fundamental "dedicar el tiempo que sea necesario para averiguar si el centro donde se quiere realizar el tatuaje reúne los requisitos necesarios para realizar su actividad, y así poder hacer una buena elección". Además, otro factor que convendría tener en cuenta es la época del año en que vamos a tatuarnos: "El verano no es la más adecuada, ya que podría alargar el proceso de cicatrización e incluso complicarlo".

¿Cuándo deberíamos pensarlo dos veces?

En principio, desde el punto de vista médico, el doctor no considera que exista ningún tipo de restricción que tenga que ver con la edad. Ahora bien, lo que sí cree que es que sería mejor evitar ciertas zonas del cuerpo como "aquellas donde la piel se pliega, ya que ahí es más fina y podría presentar un proceso de cicatrización más largo o problemático".

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Por otro lado, se muestra más rotundo al referirse a la existencia de patologías previas, como psoriasis, vitiligo o liquen plano. Y es que cuando la persona tiene este tipo de enfermedades, puede darse lo que se conoce como el fenómeno de Koebner, por el que se pueden reproducir lesiones propias de la enfermedad en otras zonas de piel sana. "En estos casos, los sujetos deberían elegir un periodo en el que la actividad de la enfermedad que padecen no fuera muy elevada", recomienda.

Además, existe otro aspecto a tener en cuenta que tiene que ver con la época del año en que estamos. Y es que, según el experto, estos meses no son los mejores que tatuarnos: "La exposición al sol de cualquier inflamación de la piel puede producir una hiperpigmentación postinflamatoria. Además, en verano estamos más expuestos a posibles patógenos que pueden infectar la herida durante el proceso de curación, como, por ejemplo, al bañarnos en las piscinas".

La exposición al sol de cualquier inflamación de la piel puede producir una hiperpigmentación

Ahora bien, en el caso de que hayamos decidido hacerlo, el doctor señala tres consejos esenciales para reducir los riesgos:

1. Cubrir la zona tatuada y no exponerla nunca de forma directa al sol.
2. Aumentar las curas.
3. Extremar las precauciones al bañarnos en la piscina.

Cuidado especial frente a la tinta roja

La aparición de costras amarillentas sobre la zona tatuada podría alertar de una reacción adversa, una sobreinfección. Esto suele ocurrir a corto plazo debido a una cura mal realizada, mientras que "a medio plazo -continúa el experto- podrían aparecer verrugas o ciertos abultamientos. De hecho, todo lo que no sea un regeneración normal de piel nueva, sería una señal de alerta, como por ejemplo, costras, inflamación, supuración...".

De los posibles indicios mencionados, los más habituales son las inflamaciones (granulomas). Unas de las más conocidas, según el doctor, se producen por las partículas que dan el color rojo a las tintas. Ahora bien, estos compuestos no son los únicos catalizadores de una inflamación. De hecho, "cualquier material exógeno que se inocule en la piel es potencialmente capaz de desencadenar una reacción inflamatoria. No se trata de una alergia, pero sí de una respuesta frente a materiales externos", apostilla.

La segunda reacción adversa más común sería la sarcoidosis, una enfermedad autoinflamatoria caracterizada por el crecimiento de pequeñas acumulaciones de células inflamatorias (granulomas).

Reacciones de tatuajes antiguos

Hay que tener en cuenta que "el cuerpo nunca termina de eliminar las partículas exógenas que se le han inoculado, de modo que el organismo puede reconocerlas como extrañas unos días, semanas o, incluso, unos años más tarde", advierte el experto, quien asegura que "tatuajes antiguos pueden generar granulomas mucho tiempo después de haber sido realizados".

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Sea cual sea la reacción y el tiempo que ha tardado en manifestarse, el tratamiento siempre se ajustará al caso en concreto, a cada persona. Eso sí, en general, se administrarán antibióticos si se trata de una infección, o corticoides, en el caso de la aparición de inflamaciones o granulomas.