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Así funcionan los S-300, los misiles rusos que llegan a Siria

Desarrollado por la Unión Soviética a partir de los años 70 tras el mal resultado de anteriores sistemas antiaéreos en combate, el S-300 ha ido evolucionando con

Este sistema antiaéreo se ha convertido en los últimos años en uno de los puntales del ejército ruso. Ahora, tendrá una nueva misión: proteger los intereses rusos desde suelo sirio.

Desarrollado por la Unión Soviética a partir de los años 70 el S-300 ha ido evolucionando con el tiempo hasta convertirse en un sistema extremadamente letal y muy difícil de contrarrestar por un atacante. (Foto: EFE)

Según pruebas realizadas en polígonos de tiro rusos y las afirmaciones de sus fabricantes su efectividad es de entre el 80 y el 93% por misil contra aviones, y de entre el 80 y el 98% contra misiles de crucero como el Tomahawk.

El sistema se basa en un centro de mando capaz de operar de forma completamente automática y que está conectado con una serie de radares especializados de los que recibe la información sobre amenazas y designa los blancos. (Foto: Reuters)

Tal es la fama de estos sistemas que Rusia ya los ha repartido por medio mundo. Países como Ucrania, Irán, China, Venezuela o Bielorrusia cuentan con diferentes modelos de estos gigantescos cañones en sus hangares. (Foto: Reuters)

Las baterías de misiles son de dos tipos: montadas sobre un camión 8X8 o semirremolcadas. Llevan cuatro misiles cada una que se disparan en frío, por medio de un lanzador de gases; el motor cohete sólo se dispara con el misil ya en el aire. (Foto: Wikimedia)

No sabemos cuántas baterías desplegarán en Siria, pero hay que tener en cuenta que el precio de una batería completa ronda los 100 millones de dólares, incluyendo el entrenamiento y el material auxiliar. (Foto: Reuters)

Una batería puede encargarse de controlar todo el espacio aéreo hasta 300 kilómetros de distancia. (Foto: EFE)

Los S-300 se han convertido en todo un símbolo, pero ni mucho menos la maquinaria de guerra rusa se queda ahí. Los S-400 son uno de sus sucesores. (Foto: Reuters)

 

Desarrollado por la Unión Soviética a partir de los años 70 tras el mal resultado de anteriores sistemas antiaéreos en combate, el S-300 ha ido evolucionando con el tiempo hasta convertirse en un sistema extremadamente letal y muy difícil de contrarrestar por un atacante. Por eso, por el buen hacer que este S-300 está dando al país eslavo, sus gobernantes han decidido desplegarlo en Siria con un objetivo claro, evitar que, como hace unos días, un misil acabe con uno de sus aviones repletos de soldados rusos.

Aunque aún no se sabe cómo se desplegarán estos armatostes, famosos por sus gigantes tubos transportados en grandes camiones, sí sabemos cómo conseguirá acabar con los misiles que amenacen objetivos rusos. El sistema contará con un centro de mando capaz de operar de forma completamente automática y que está conectado con una serie de radares especializados de los que recibe la información sobre amenazas y designa los blancos ordenando el disparo a baterías de misiles, de las que puede controlar hasta una docena cada una con cuatro misiles: 48 en total.

Respecto a su letalidad, depende del modelo desplegado, pero suelen contar con un radar de barrido electrónico capaz de cubrir simultáneamente dos sectores de 90 grados delante y detrás, y que está montado en una plataforma giratoria para ampliar este ángulo. Para evitar las interferencias por parte de equipos de guerra electrónica cambia de frecuencias continuamente y de forma automática. Debido a su tipo y diseño puede operar durante largos periodos con gran potencia sin recalentarse y tiene una elevada resolución y escasa pérdida lateral, señales no útiles que emplean los sistemas de destrucción como los misiles estadounidenses HARM para atacar estas instalaciones.

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