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Doce descarados ejemplos de publicidad encubierta en videojuegos

Cada día se incrementa la nómina de los videojuegos que se valen de la publicidad para financiarse y mantenerse sin coste para el usuario, especialmente en

Pole Position, de Namco, fue el primer gran juego de Fórmula 1, bien conocido en la época por sus gráficos realistas y un efecto de velocidad que no podía ni soñarse en los ordenadores domésticos. Tanto es así que la compañía japonesa no dudó en emular a la F1 en su afán publicitario incluyendo carteles de Pepsi y Marlboro con los que, además, podías chocarte.

Todo el mundo sabe que las Tortugas Ninja tienen pasión por la pizza y, a poco que se fijes, notarás que su marca preferida es Pizza Hut (con la excepción de su primera película, en la que piden a Domino's). Como no podía ser de otra manera, el juego que protagonizaron para la Nintendo NES, la consola del momento, está repleto de referencias al local de comida rápida.

James Pond: Robocod fue uno de los plataformas de 16 bits más ambiciosos, y también uno de los pioneros en introducir 'product placement' en las consolas, tan reguladas en cuanto a contenidos. El producto fueron las galletas Penguin, aunque sólo se publicitaron en la versión británica y norteamericanas, ya que en los demás mercados no estaba disponible.

La compañía asturiana Chupa Chups arriesgó -y ganó- coproduciendo este Zool, un juego de plataformas sin demasiadas ambiciones que, no obstante, llegó a estrenarse en todas las plataformas de 16 bits. Los caramelos, eso sí, estaban metidos con calzador y plagaron el juego de logotipos que no tenían mayor sentido.

Bastante bien se portó Electronic Arts en la primera entrega de lo que a la postre sería la saga más vendida de la historia de los videojuegos. Podría haber llenado las vallas de publicidad, y así conseguir una sensación de mayor realismo, pero se limitó a incluir una mención a Panasonic y otra, esta sí más llamativa, a las populares Predator de Adidas. Entraba como un guante.

Los motorratones de Marte, nacidos tras la estela de las Tortugas Ninja y Battletoads, nunca fueron demasiado populares en España. El problema es que tampoco lo fueron mucho en ningún otro lugar, de modo que tuvo que apoyarse en las chocolatinas Snickers para financiar su propio juego. Al menos fueron honestos y lo anunciaron en los créditos.

Quizá cobró, quizá no, lo cierto es que Sega llenó el San Francisco de Crazy Taxi de negocios reales. KFC, Pizza Hut o Levi's sirven para ambientar la acción y es uno de los pocos casos que no rechina al verla (tambien influye que se pasa a doscientos).

Los Pikmin son unos seres diminutos que viven en nuestro jardín. Bajo esa premisa, una pila Duracell o la tapa de un yogur Danone son un tesoro, ¿no?

La proverbial voracidad comercial de Ubisoft comenzó a la dar la cara en este Chaos Theory, tercero de la saga Splinter Cell. Con la expectación en todo lo alto, la desarrolladora francesa plagó el juego de publicidad más o menos encubierta de marca como Axe, Airwaves o Nokia. Una vergüenza que debería haber servido, cuando menos, para abaratar el precio del juego.

Los aficionados a las películas de Cazafantasmas tuvieron que esperar dos décadas hasta tener un videojuego que, si bien no está a la altura, al menos sí da la cara técnica y argumentalmente. Y, como hizo Mr. Mashmallow en la pantalla grande, Doritos adquiere una relevancia sorprendente en la trama.

El presidente Obama fue pionero en publicitarse en los videojuegos. En 2008 la comunidad de jugadores de Burnout Paradise se encontró con carteles electorales en las partidas multijugador. En España Llamazares hizo algo semejante en Second Life, aunque no tuvo una repercusión en las urnas similar.

Nintendo no había vuelto a prodigarse en el 'product placement' desde sus pinitos en Pikmin, por eso cuando anunció una ampliación gratuita de Mario Kart 8 patrocinada por Mercedes todos nos quedamos boquiabiertos. ¿Mercedes en Mario Kart? Pues mira, sí, funciona bien y aporta un nuevo corte de vehículo al usuario.

 

Cada día se incrementa la nómina de los videojuegos que se valen de la publicidad para financiarse y mantenerse sin coste para el usuario, especialmente en tabletas y 'smartphones'. Pese a que están surgiendo voces críticas contra lo que algunos consideran la invasión del último bastión del entretenimiento, lo cierto es que la publicidad siempre ha estado presente en los videojuegos, habitualmente en la forma de 'product placement'. Y no, su presencia no servía para abaratar un céntimo el producto.

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