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La maquinaria soviética que asombró al mundo

¡Poyejail! Si le dicen esto a un ruso, reconocerá el guiño enseguida. La expresión será tan familiar para él como lo es para usted la frase

Este avión fabricado por las fuerzas soviéticas era una copia exacta del Boeing B-29 norteamericano. Uno de estos bombarderos fue obligado a aterrizar en Vladivostok en 1944 y desmontado completamente. Ingenieros al servicio de Andrei Tupolev copiaron cada una de sus 105.000 piezas para construir su propia versión.

Este fue el primer ekranoplano, el KM fabricado en 1966. Los servicios de inteligencia occidentales no conseguían entender su funcionamiento, así que lo llamaron 'El monstruo del mar Caspio'. Estas naves utilizaban para volar el efecto suelo: en vez de beneficiarse de una aspiración hacia arriba por efecto de la sustentación, utilizan la sobrepresión que se produce delante y debajo de sus alas, de forma que el colchón del aire garantiza cierta sustentación.

El Lun (autillo en ruso) fue un tipo de ekranoplano cuya misión era transportar y lanzar bombas nucleares. Este tipo de vehículos, parecidos a los aviones, no solían alzarse más de unos cuantos metros del suelo, pero una vez en marcha eran capaces de volar sobre el mar, terrenos helados o llanuras sin obstáculos.

En 1957 la URSS desarrollaba el tanque con el cañón más grande del mundo: medía casi 20 metros y podía enviar una cabeza nuclear a 45 kilómetros de distancia. Sin embargo, adolecía de un importante fallo: un solo disparo destruía el tanque a causa del brutal retroceso. Su tamaño era tan descomunal y desproporcionado que cuando lo mostraron, la inteligencia estadounidense pensó que era falso, un simple atrezzo para impresionarles.

Si para Occidente la carrera espacial se resume en el "Es un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad" de Neil Armstrong al pisar la Luna, para la URSS y aún hoy los rusos la expresión es "¡Poyejail!" (traducido como "¡Vámonos!"), la palabra que pronunció Gagarin cuando despegó su nave el 12 de abril de 1961, misión con la que se convirtió en el primer ser humano en salir al espacio exterior.

Laika, cuyo nombre significa 'Ladradora', fue elegida entre tres perros especialmente entrenados para convertirse en tripulante de la nave soviética Sputnik 2, que fue lanzada al espacio el 3 de noviembre de 1957, convirtiéndose en el primer ser vivo que orbitó la Tierra. Lamentablemente, murió pocas horas después del lanzamiento a causar de un sobrecalentamiento. Esto es algo que no se supo hasta el año 2002. Durante décadas el gobierno soviético alegó que murió el sexto día de misión a causa del agotamiento del oxígeno en la cápsula.

La Nave soviética Soyuz fue fotografiada en el verano de 1975 por su equivalente norteamericana, la Apolo, durante una misión conjunta de ambas superpotencias para intentar un acople en el espacio. Mientras las naves estuvieron acopladas durante un par de días, los tripulantes de ambas se visitaron mutuamente.

La Burán era el equivalente soviético de los transbordadores estadounidenses. Solo llevó a cabo una misión, el 15 de noviembre de 1988, y fue el primer transbordador en realizar un vuelo no tripulado. El programa Burán fue cancelado en 1993 tras la disolución de la URSS.

Filas de decenas de costureras confeccionan trajes para hombres. Antes de Stalin, el régimen soviético promovió cierta igualdad entre hombres y mujeres. Después, las mujeres siguieron trabajando pero ya no eran tratadas como iguales, sino que ocuparon puestos y trabajos de inferior categoría.

No está clara la fecha de construcción de este bestial tanque de 37 toneladas, aunque parece ser que fue creado durante el gobierno de Stalin. Está construido uniendo dos partes: la base de un tanque T-54 y, sobre ella, el motor de un avión MiG-15. Su función era detectar minas enterradas, haciéndolas explotar de forma 'controlada' utilizando el calor del motor.

La Salyut fue el primer intento soviético de fabricar una cámara de formato medio sofisticada. Y fue de nuevo una copia de un modelo americano, la Hasselblad 1600, aunque los soviéticos aseguraban que ambas eran distintas versiones de un prototipo nazi. Sin embargo, no hay pruebas de ese supuesto prototipo, de forma que se trata de una alegación puesta en duda hasta hoy. Estas cámaras eran caras, costaban unos 400 rublos, lo que representaba seis meses de sueldo para un ciudadano soviético medio.

Mir fue la primera estación espacial modular y su montaje se hizo en órbita y llevó toda una década. Tenía más masa que cualquier otra nave espacial hasta el momento. Sirvió como un laboratorio con microgravedad, y allí se desarrollaron experimentos relacionados con la biología, la fisiología humana, la astronomía y la meteorología, así como investigaciones sobre tecnologías necesarias para mantener una ocupación permanente en el espacio.

Esta fue la apuesta de la URSS para llevar un hombre a la Luna, igual que el Saturno V lo era de los Estados Unidos. Sin embargo, el programa soviético fue cancelado en 1974 después de cuatro lanzamientos fallidos entre 1969 y 1974.

A mediados de los 70 la URSS ponía en marcha el programa Energía-Burán para contrarrestar el de los transbordadores americanos y sus aplicaciones militares. El 15 de mayo de 1987 despegó por primera vez el cohete gigante Energía con la Skif-M, una maqueta de estación láser de combate.

Incluir esta imagen es trampa si hablamos de tecnología soviética, puesto que fue de hecho publicada en una revista norteamericana. La revista Science Digest publicaba en 1958 un artículo firmado por Albert Parry, profesor de Lengua y Cultura Rusas de la Universidad Colgate en el que analizaba la posibilidad de que la URSS terminase llegando antes a la Luna y estableciendo allí una colonia permanente. Esta ilustración encabezaba el artículo.

Este vehículo híbrido, ciertamente muy bien pensado para moverse en los duros inviernos rusos, alcanzaba los 70 kilómetros por hora y podía desplazar casi media tonelada.

En la ciudad de Chiatura, unos 220 kilómetros al noroeste de Tiflis, la actual Georgia, sigue funcionando después de 60 años un sistema de transporte por cables, construido para facilitar la industria de la minería del manganeso. 15 de las 21 cabinas originales siguen en activo, cubriendo una distancia total de más de 6 kilómetros. (Foto: David Mdzinarishvili)

Esta locomotora fue construida en 1910 y durante los años de la guerra civil se utilizó cerca de las líneas de combate, donde fue seriamente dañada, de forma que se trasladó a Moscú y se desmanteló. En 1923, trabajadores del depósito donde estaba guardada dedicaron parte de su tiempo libre a reconstruirla. Acordaron nombrar a Lenin su conductor honorario. Por ese motivo, esta locomotora jugó un papel en su funeral, trasladando el féretro de Lenin tras su muerte entre dos estaciones de la ciudad.

La URSS convirtió la producción de vehículos en una de las espinas dorsales del sistema. Justo antes de su disolución, fabricaba entre 2,1 y 2,3 millones de automóviles al año: era la novena del mundo en la producción de coches, la tercera en camiones y la primera en autobuses.

Un paseo por esta sala es un viaje a la infancia y adolescencia de los últimos ciudadanos que conocieron la URSS. Desde los 70 hasta la desintegración de la Unión, la URSS fabricó decenas de modelos de estas recreativas, copiadas principalmente de juegos japoneses. Hace unos años, cuatro estudiantes de la Universidad Técnica de Moscú comenzaron a reunir y reparar estas máquinas, poniéndolas a disposición del público que quisiese revivir cómo pasaban el rato los chavales de la época.

Estas son algunas de las máquinas expuestas en el museo. La mayoría de ellas funcionan, y los visitantes pueden jugar a ellas. La mecánica no resultará difícil a los que estén familiarizados con estos juegos, puesto que muchas son similares a otras máquinas habituales en Occidente.

En los años 60, la empresa ZIL, dedicada a la fabricación de camiones y otros grandes vehículos diseñó un curioso tanque que se movía utilizando unos gigantescos tornillos, pudiendo desplazarse tanto por tierra como por nieve. En 1972, presentaba un nuevo modelo, el 4904, de gigantesco tamaño. Sin embargo, solo se produjeron unas pocas unidades debido a su poca utilidad e ineficiencia.

 

¡Poyejail! Si le dicen esto a un ruso, reconocerá el guiño enseguida. La expresión será tan familiar para él como lo es para usted la frase que pronunció Armstrong al pisar la Luna. Es lo que dijo Yuri Gagarin al despegar su nave y aquel fue un momento álgido en el orgullo colectivo soviético.

La superpotencia que durante la Guerra Fría hizo temblar a medio mundo hizo un esfuerzo por igualar y superar a su rival en el campo tecnológico. Desde su maquinaria de guerra hasta su empeño espacial, sin olvidar la producción industrial de todo tipo de bienes de consumo, la URSS no se dejó nunca amedrentar por los Estados Unidos.

Con la caída de la Unión Soviética, sus avances tecnológicos sufrieron un parón, una especie de brecha en el tiempo que hace que hoy, aquella poderosa maquinaria que lucían con orgullo, la veamos no solo como obsoleta sino como excesiva, mastodóntica y sin duda impresionante. 

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