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Los líderes de las naciones más desarrolladas, en un castillo de Baviera

El presidente de EEUU, Barack Obama, y la canciller alemana, Angela Merkel, escenificaron este domingo, cerveza en mano, su sintonía y amistad en la cumbre del G7 en

German Chancellor Angela Merkel, French President Francois Hollande and British Prime Minister David Cameron (R-L) walk to attend their first meeting in the hotel castle Elmau in Kruen, Germany, June 7, 2015. Leaders from the Group of Seven (G7) industrial nations meet on Sunday in the Bavarian Alps for a summit overshadowed by Greece's debt crisis and ongoing violence in Ukraine. REUTERS/Michaela Rehle

 

El presidente de EEUU, Barack Obama, y la canciller alemana, Angela Merkel, escenificaron este domingo, cerveza en mano, su sintonía y amistad en la cumbre del G7 en los Alpes bávaros, una región remota e idílica tomada por extraordinarias medidas de seguridad.

Vestidos con sus mejores trajes regionales, impolutos y sonrientes, muchos de los 2.000 habitantes de la aldea de Krün, en la frontera entre Alemania y Austria, esperaban expectantes en la plaza mayor desde la mañana, en un trasunto alemán del "¡Bienvenido, Mister Marshall!", la llegada de la caravana oficial.

"¡Gruss Gott!", saludó nada más llegar un sonriente Obama en el dialecto local, provocando el aplauso y las risas casi nerviosas de los asistentes, cuyo pueblo entraba, de esta manera, en sus warholianos quince minutos de fama.

Krün había sido elegido como la primera etapa del encuentro bilateral de Merkel y Obama, que aprovecharon las horas previas al arranque formal de la cumbre del G7 para mostrarse cercanos entre sí, pese a los malentendidos a causa del espionaje, y con el ciudadano corriente.

Obama, consciente de su papel, no dudó en bromear con los vecinos: "Tengo que reconocer que se me ha olvidado traer mis Lederhosen", señaló en referencia de los pantalones de cuero cortos típicos de Baviera.

"La verdad", prosiguió el presidente estadounidense, "es que cuando me enteré de que Angela iba a organizar el G7 en Baviera, deseé que ocurriese durante la Oktoberfest. Pero bueno, nunca es un mal día para una cerveza y una salchicha blanca", remató entre aplausos.

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