Rendirse o luchar contra el gigante ruso
"Nunca entregaremos Crimea". La bravata lanzada ayer por el primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, mientras fuerzas militares rusas afianzaban su control sobre la península, parece
"Nunca entregaremos Crimea". La bravata lanzada ayer por el primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, mientras fuerzas militares rusas afianzaban su control sobre la península, parece cada vez más difícil de cumplir. En Moscú reina un ambiente de furia nacionalista y sobre la región autónoma los soldados ucranianos, asediados, temen un asalto a sus cuarteles. Crimea aún sigue siendo a todos los efectos territorio ucraniano, pero apenas ya hay rastro de la bandera nacional, reemplazada por la tricolor rusa, mientras sus habitantes hacen cola para solicitar el pasaporte de la Madre Rusia en el consulado de Simferópol, capital de la república autónoma. Kiev está cada vez más lejos de Crimea, en cuyo territorio ya patrullan los "grupos de autodefensa"
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