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Ventajas para el consumidor de un sistema energético inteligente

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Bombillas inteligentes
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a digitalización del sistema energético español convertirá el entramado eléctrico anticuado en redes inteligentes o ‘smart grids’ para un almacenamiento, distribución y consumo más eficientes

Por Tomás Muñoz M.

En los últimos años, el adjetivo inglés ‘smart’ (inteligente, en castellano) ha sido añadido a numerosos productos y servicios. Desde teléfonos móviles, hasta televisiones: todo aquello que es susceptible de conectarse a internet e informatizarse puede adoptar ese apellido. Recientemente también se ha comenzado a hablar de ‘smart grids’ o redes inteligentes, un concepto que hace alusión a la digitalización de la generación, distribución y consumo de energía eléctrica.

Pedro González, director de Regulación de la Asociación de empresas de energía eléctrica (Aelēc) explica que hasta ahora, “las redes funcionaban de una manera muy ‘tonta’: se inyectaba electricidad en las instalaciones de alta tensión desde las grandes centrales y esta fluía hasta las distintas industrias y los hogares”. La transición hacia las ‘smart grids’ viene motivada por el uso de fuentes renovables. “Empezamos a tener productores de diferentes tamaños, desde un hogar con placas solares hasta una gran planta fotovoltaica. Además, se comienza a introducir electricidad al entramado desde cualquier nivel, de tal forma que algunos puntos son productores y consumidores al mismo tiempo”. Para el experto, “esta bidireccionalidad hace que la gestión sea más compleja y, de este modo, se requieran elementos digitales para controlarla”.

“Algunos puntos de la red son productores y consumidores al mismo tiempo, esto obliga a una digitalización”

Actualmente, en España la red de transporte y alta tensión sí está digitalizada “porque se conoce desde dónde se inyecta la energía y con qué intensidad; a medida que se desciende en el orden de tensión desaparece la informatización porque hasta hace poco tiempo no era necesaria”. Pero aún queda camino por recorrer. “Las compañías “tienen planes para invertir unos 6.000 millones de euros hasta 2030, así como para modernizar activos y crear infraestructuras que incorporen estos aspectos”. Por ejemplo, Endesa invertirá entre 2021 y 2023 unos 2.600 millones de euros en sus redes de distribución para mejorar la calidad del suministro, la fiabilidad de la infraestructura, la resilencia y la flexibilidad. Y la previsión es que esa inversión alcance los 10.000 millones hasta 2030.

El representante de Aelēc recuerda que la energía limpia está disponible cuando lo está el recurso renovable (sol, viento…), lo que genera “una enorme variabilidad” en el sistema. Esto implica que el gestor de esa electricidad debe evitar en todo momento la pérdida de energía y el aumento de tensión; tiene que ajustar la frecuencia para que nunca se superen los términos conductivos de la red. Pero aparte del nivel de flujo, esta ‘inteligencia’ que se impone será de gran utilidad desde el punto de vista del ciudadano, ya que “este sabrá cuándo la red está libre o saturada, es decir, cuándo se paga a un precio bajo y viceversa, lo que puede suponer un ahorro considerable en el precio a pagar”.

Con estas valoraciones coincide el divulgador científico, Rubén Lijó, creador del canal de YouTube ‘Sígueme la corriente’. Para este ingeniero especializado en Sistemas Eléctricos de Potencia, “la clave principal de las ‘smart grids’ está en la recogida precisa de información y en la habilitación de centros de control y gestión a distancia”. Bajo su perspectiva, la atención mejorará para el cliente porque se le proveerá de datos actualizados de sus consumos, con facturas mucho más precisas. “Además, cualquier incidencia se podrá diagnosticar y solucionar a distancia de forma automática, sin esperar a que sea detectada y sufrida por los usuarios”.

Persona programando

Menos fraude y más control del ciberataque

Otro de los beneficios para el sector será la persecución del fraude. El ingeniero y divulgador advierte que, actualmente, “se estima que el fraude ronda entre los 150 y los 300 millones de euros anuales. Este acaba implicando un incremento en la factura que pagamos todos”. La gestión remota permitirá “comparar la energía consumida por un conjunto de contadores respecto de un contador general. De esta manera, las compañías eléctricas podrán ver si la suma de todos los que estén por debajo no es del mismo valor y, por lo tanto, se detecta un posible fraude”.

Lijó alerta, eso sí, que “dado que aumentará próximamente la interconexión de los elementos de la red y el intercambio de información, se incrementará la vulnerabilidad a los ciberataques”. Para solventar este nuevo reto, las empresas ya están formando técnicos para que trabajen en soluciones “con las que garantizar la seguridad en todo momento y en todas las partes del sistema”.

Domótica a través de la tablet

Ensayando la digitalización en microrredes

Al margen de las grandes firmas del sector, diferentes instituciones de investigación también trabajan en mejorar la eficiencia del entorno energético. El Centro de Desarrollo de Energías Renovables (CEDER), adscrito al CIEMAT, efectúa ensayos en esta línea desde sus instalaciones en los Altos de Lubia (Soria). Óscar Izquierdo es técnico Superior de Investigación en el Área de Microrredes Eléctricas y concreta que “se está convirtiendo la red eléctrica del CEDER en inteligente: tenemos un proceso de gestión que integra las fuentes de generación y almacenamiento, permitiendo establecer automatismos de optimización”.

“Las incidencias se podrán diagnosticar y solucionar a distancia de forma automática”

El CEDER cuenta con su propia producción de energía fotovoltaica, eólica e incluso una turbina hidráulica. “Para la conservación contamos con baterías de plomo ácido, baterías de ión-litio y un mecanismo de bombeo de agua con dos depósitos a distintos niveles”. El experto en microrredes explica que se ha monitorizado todo el proceso para “aprovechar la energía acumulada en los momentos en los que tenemos picos de consumo”. Se trata de reproducir a escala y en condiciones idóneas lo que las compañías quieren lograr con las ‘smart grids’ en el mercado de la luz.

Del mismo modo, desde el CEDER se ha comenzado a trabajar en un proyecto europeo llamado Tigon cuyo objetivo es desarrollar una red inteligente de corriente continua. “Hoy en día, la mayoría de los sistemas de generación renovable, así como los almacenamientos y los consumos en el hogar son de este tipo. Sin embargo, posteriormente se convierten en corriente alterna mediante transformadores o inversores porque interesa para el transporte”. Izquierdo destaca que esta investigación trabaja con corriente continua porque “para distancias más cortas puede tener muchas ventajas y queremos demostrar su eficacia”.

Además, en Málaga, un consorcio de empresas liderado por Endesa y organismos de investigación han puesto en marcha el proyecto Pastora, en el que se van a aplicar técnicas de inteligencia artificial para analizar los datos obtenidos de los contadores electrónicos y los sensores instalados en la red durante 31 meses. Tras el análisis de esos datos se podrá mejorar el control en tiempo real y el mantenimiento preventivo de la red de distribución.