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La fundación que nació para ayudar a los llamados ‘niños llave’

María Corisco

Fundación Balia favorece la inclusión social de los menores en riesgo a través de programas socioeducativos de asistencia y prevención

E

l logotipo de la Fundación Balia es una llave que simboliza un fenómeno invisible, el de los niños y niñas sin recursos que cada día, al terminar la escuela, vuelven a su casa y abren la puerta con la llave que llevan colgada al cuello. No hay adultos en el hogar y pasan la tarde solos, o bien con la responsabilidad de cuidar de sus hermanos pequeños. “Esta imagen, dramática y absolutamente real, está en el origen de Balia” -explica Ignacio Ojanguren, presidente de la fundación-. Hablamos del año 2000 cuando, con la bonanza económica y en pleno movimiento migratorio, muchas personas llegaron a las grandes ciudades en busca de una vida nueva y mejor. La ausencia de redes de apoyo y las largas jornadas laborales hizo que aparecieran ‘los niños de la llave’. Fue entonces cuando tres mujeres idearon un proyecto con el fin de proteger a estos niños y de ayudarlos a integrarse y adaptarse al sistema educativo y social”.

Uniendo recursos, esfuerzos y trabajo, María, Ana y Teresa pusieron en marcha Balia. Lo hicieron en Tetuán, un barrio madrileño donde esta ayuda era -y sigue siendo- muy necesaria, y con un equipo de tan solo cinco personas comenzaron a prestar apoyo a un puñado de menores y a sus familias. Casi dos décadas después, Balia ha crecido para llegar a más personas. “El objetivo siempre ha sido luchar contra la pobreza infantil a través de la educación” -continúa Ojanguren-. “Esto, que es muy abstracto, se materializa en acciones concretas: damos educación a quienes tienen menos oportunidades, favorecemos la inclusión social de los menores en riesgo a través de programas socio-educativos de asistencia y prevención”.

El motor de todo esto, insiste, es la educación, sin la cual los niños y niñas que se encuentran en situación de desventaja social y económica no están en igualdad de oportunidades para alcanzar su potencial y ser felices. “Es la mejor herramienta que tenemos para romper el círculo de pobreza en el que se encuentran y que posiblemente hereden”.

Así, en Balia encuentran el apoyo escolar y las experiencias culturales, deportivas y artísticas a las que, de otra manera, no podrían tener acceso. Esto se logra gracias a un modelo educativo propio, que ha ido desarrollándose a lo largo de estos casi 20 años y que tiene tres pilares: “Favorecer el éxito escolar, educar en valores y desarrollar las competencias emocionales de los menores”. Un punto esencial e imprescindible de este modelo es el trabajo conjunto y coordinado con las familias, “para dotarles de herramientas educativas y detectar las necesidades que tienen. Así se les podrá orientar hacia los recursos más adecuados”.

“Es nuestra obligación sensibilizar sobre una realidad: uno de cada tres menores se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión”

Pero, más allá del entorno cercano, es también absolutamente necesaria la implicación de la sociedad. “Es nuestra obligación sensibilizar sobre una realidad que normalmente no vemos, la de que uno de cada tres menores en nuestro país se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión. No podemos permitirnos el lujo de dejar escapar tanto talento. Nosotros queremos educar a la sociedad para que sea consciente de que, ayudando a estos niños, no solo solucionamos su vida, sino que también repercute en el bien común”.

Hoy, casi dos décadas después de que María, Ana y Teresa pusieran en marcha el embrión de este proyecto, Fundación Balia atiende a más de 6.100 personas al año, cuenta con un equipo multidisciplinar (pedagogos, psicólogos, docentes…) de 120 trabajadores y con 357 personas voluntarias. Y ya no trabaja solo en Madrid, sino que sus proyectos llegan a otros barrios necesitados de Guadalajara y Sevilla. “Para que todo esto sea posible, contamos con el apoyo incondicional de donantes y socios que han visto crecer la entidad y sus proyectos, así como con la colaboración de más de 60 empresas que nos ayudan a que entre todos podamos contribuir a evitar las desigualdades en la infancia”. El Banco Santander reconoció su trabajo en sus X Convocatoria de Proyectos Sociales por favorecer el éxito escolar y el desarrollo de competencias emocionales.

Fundación Balia ha crecido en estos años, pero ¿y la sociedad española? ¿Cómo hemos avanzado en la lucha contra la pobreza? “Desgraciadamente, no hemos avanzado nada. Todos los datos son dramáticos. Nos encontramos ante una emergencia, pero no lo percibimos como tal porque pensamos que es algo estructural contra lo que no se puede luchar. El caso es que el problema se agranda, se enquista”. Además, concluye Ignacio Ojanguren, “la crisis terrible que hemos vivido no solo ha afectado a las familias en ingresos y en empleo, sino que también el Estado ha hecho recortes en educación y asistencia social. Nos hemos empobrecido como sociedad, y es un empobrecimiento a futuro”.

El Confidencial, en colaboración con Banco Santander, tiene como principal objetivo dar a conocer los proyectos de personas que transforman la sociedad e impulsan el progreso.

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