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os arquitectos ya piensan en construcciones respetuosas con el medioambiente y en edificios capaces de auditar la calidad del aire del interior
Por Jaume Esteve
¿Puede un bloque de viviendas contribuir a luchar contra el cambio climático? Puede y debe, si nos atenemos a la arquitectura sostenible o eficiente y a los estándares que la rigen. La arquitectura es una disciplina que puede ayudar a combatir los problemas derivados del cambio climático y que a medio plazo, en unos cinco o diez años, debería comenzar a ofrecer soluciones para que sean los mismos bloques de viviendas los encargados de volcar energía limpia a la red eléctrica.
Talía Dombiz, del estudio de arquitectos madrileño DMDV especializado en arquitectura pasiva y edificios sostenibles, recuerda que es importante diferenciar “entre arquitectura sostenible, que auditan categorías como el consumo de agua, el de energía, el uso de materiales sostenibles, el emplazamiento o la calidad del aire interior, de la arquitectura eficiente, que se centra en auditar la energía y una parte pequeña de calidad del aire interior”.
Cuanto menos consuma un edificio, más eficiente será. En un futuro, las construcciones serán capaces de generar excedentes energéticos
Entre las medidas se pueden llevar a cabo para lograr edificios que puedan cumplir con auditorias de sostenibilidad y de eficiencia se encuentran el aislamiento térmico de muros, techos y ventanas, la reducción de pérdidas de calor en invierno, la orientación del edificio para permitir la entrada del sol en invierno o evitar, mediante protecciones solares, la entrada en verano. Estas medidas, llamadas pasivas, se contraponen a las medidas activas que se aplican en un edificio como podrían ser la geotermia, la aerotermia o el uso de placas fotovoltaicas. Sobre esta última, Endesa aplica la fórmula del renting (popularizada en los coches) para reducir precio e inversión inicial y ofreciendo mantenimiento.
“Un buen control de eficiencia energética en un edificio es optimizar los sistemas activos y maximizar los pasivos. La unidad mas económica es el aislante. Es aconsejable utilizarlo a la vez que suplimos las carencias energéticas con equipos con un rendimiento óptimo”, ilustra Dombiz.El resultado final de estas medidas se ve reflejado en el consumo del edificio. “La mejor auditoría es la factura de la luz”, explica Dombiz. Cuanto menos consuma un edificio, más eficiente será. En un futuro, las nuevas construcciones serán capaces de generar excedentes energéticos.
Cuatro certificaciones y un mismo fin
A la hora de plantear la construcción de un edificio eficiente desde el punto de vista energético existen cuatro grandes certificaciones: Leed, Breeam, Passivhaus y Well. El primero de ellos, Leed ideado en Estados Unidos, “audita los edificios según su emplazamiento, ya que existen puntos que se adaptan al lugar en el que se construye”, ilustra Dombiz.
La arquitecta pone el ejemplo del consumo de agua en zonas de escasez, donde las sequías tienen mayor presencia, o de eficiencia energética en lugares donde hay un problema energético. “Se adapta al lugar en el que se construye”, concluye.
Breeam, el certificado surgido del Reino Unido, es muy similar a Leed aunque “en cuestiones de energía se adapta a la legislación local por lo que, en España, se ajusta a la normativa vigente en nuestro país”, explica Dombiz. Y aunque pueda parecer un punto poco importante, Dombiz recuerda que es un estándar adaptado a otros idiomas, a diferencia de Leed, lo que ayuda a superar la barrera idiomática a algunos promotores inmobiliarios.
El estándar Passivhaus, del que hablamos hace unos días en este espacio, fue ideado en Alemania y busca una “reducción al máximo de la carga de medidas activas para optimizar al máximo las medidas pasivas, aquellas que no tienen consumo”. En esta categoría se pueden establecer tres tipos de edificios certificados: Passivhaus, Passivhaus Plus y Passivhaus Premium.
¿La diferencia? El primero tiene un consumo casi nulo, el segundo tiene un balance cero mientras que el tercero crea un excedente de energía que puede volcar a la red. El estudio de Dombiz acaba de construir el primer edificio con certificación Passivhaus Plus, en Mirasierra: “Al edificio le interesa equilibrar la demanda con la producción, y eso es el balance neto”.
A la hora de plantear la construcción de un edificio eficiente desde el punto de vista energético existen cuatro grandes certificaciones: Leed, Breeam, Passivhaus y Well
El último de todos, Well, es en opinión de Dombiz el que terminará imponiéndose en el futuro por una diferencia sustancial respecto al resto: “Analiza el bienestar y la salud de las personas que ocupan el lugar. Con esta certificación medimos a aquellos edificios que nos cuidan a nosotros e intervienen en la salud, y sobre todo en la productividad de los usuarios: audita la alimentación, el consumo de agua, la calidad de aire interior y lo mide en base a la productividad y el bienestar. Es muy importante en el ámbito empresarial”.
Todas las medidas descritas con anterioridad tienen un mismo fin: lograr edificios más respetuosos con su entorno y cuyo impacto sea cada vez menor para lograr, en un futuro no muy lejano, un escenario como el que representa el Passivhaus Premium: que sean los propios edificios los que generen la alternativa que necesiten y la compartan con el resto de la red.