El viaje del reciclaje: qué pasa cuando te deshaces de tu basura

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o que tiras al contendero regresa, algún día, a tu casa de nuevo. Este es el trayecto que plásticos, latas o papeles siguen para tener una nueva vida

Por Jaume Esteve

Del cubo de la basura a tu estantería en cuestión de semanas. O a tu salón. O al mobiliario urbano. ¿Sabías que los plásticos reciclados se pueden utilizar para crear bolardos o los separadores de los carriles bici? El reciclaje, una de las siete erres de la economía circular, es ese pilar que permite transformar materiales ya utilizados en materias primas que darán vida a nuevos objetos de uso cotidiano.

Y las cifras de las que hablamos demuestran que no es una actividad trivial. En España, solo en 2018 reciclamos por persona más de 15 kilos de plásticos y envases y más de 18 kilos de papel y cartón que suponen cerca de un millón y medio de toneladas de residuos, según cifras de Ecoembes, organización sin ánimo de lucro que vela por el medio ambiente a través del reciclaje.

Con la energía que hemos ahorrado gracias a materiales reciclados en los últimos 20 años en España se podría iluminar una bombilla de 60w durante 73 millones de años

Con la energía que hemos ahorrado gracias a materiales reciclados en los últimos veinte años en nuestro país se podría iluminar una bombilla de 60w durante más de 73 millones de años. Si viajáramos atrás todo ese tiempo, nos encontraríamos con que los dinosaurios todavía dominaban el planeta.

Con esas cifras en la mano la siguiente pregunta parece obligada. ¿Qué sucede exactamente con ese cerca de millón y medio de toneladas de residuos que se pueden reciclar tras dejarlos en los contenedores de la basura? Después de la recolección y el transporte a vertederos y plantas de reciclaje es donde se empieza a separar ‘el trigo de la paja’ para asegurarse de que cada material (plásticos, latas, papel, vidrio...) se destina a la planta de reciclaje correspondiente.

¿Cómo se recicla el plástico?

En un primer momento, en las plantas de reciclado se hace una separación a grandes rasgos de aquellos materiales que son los que se pretende reciclar de aquellos que no tienen cabida en ese espacio. “De ese proceso se encargan personas que lo hacen a mano. Si se encuentran con otros residuos, como puede ser madera, se encargan de separarlo para reciclarlo por otros cauces”, explica Manuel Mañas, gerente de García Galvis, una empresa dedicada al reciclaje de papel.

En el caso de los plásticos y envases, además, se siguen otros procesos para separar latas de aluminio de botellas de plástico, por ejemplo. Lo primero,como ya explicamos El Confidencial, es dividir esos residuos para clasificarlos según peso y tamaño. Ahí tiene lugar una segunda separación, gracias a una cinta imantada, que se encarga de separar envases que contienen hierro, como latas de conserva, de las latas de aluminio. Latas que tendrán una segunda vida como latas o que pueden acabar en tu bicicleta: con unas 80 se puede fabricar una llanta, según Ecoembes.

En el caso del plástico, el proceso consta de cuatro pasos: se trituran los residuos para convertirlos en piezas pequeñas que luego se lavan, centrifugan y secan para que queden limpias. A partir de ahí, y mediante el uso de prensas, se lleva a cabo un proceso llamado extrusionado por el que se da al plástico la forma que se pretende obtener. Y si ampliamos este proceso a los otros envases del contenedor amarillo no está de mal señalar que los briks se pueden utilizar para crear muebles. ¿Has mirado bien la composición de esa mesilla que compraste hace unos meses?

¿Y qué ocurre con el papel y el vidrio?

No solo se recoge del contenedor azul “sino también de grandes centros industriales”, como señala Mañas. Una vez separado, se convierte en pulpa de celulosa que generará una pasta de la que saldrá nuevo papel gracias a aditivos que le confieren distintas propiedaes. Situada sobre una tela, la pasta se extiende de manera uniforme para, después de un proceso de secado y prensado, librarse de todo el agua acumulada hasta ese momento aunque otras empresas, como García Galvis, se encargan simplemente de “dejarlo todo preparado para que se vuelva a consumir como una materia prima en la industria papelera”.

En el caso del vidrio el proceso es similar a los anteriores. A la recogida y traslado de botellas recogidas en el contenedor verde se pasa a un proceso de separado de impurezas y otros materiales, se separa por colores y se tritura para conseguir el denominado calcín, la materia prima con la que construir nuevos envases de cristal. Si te preguntas por qué es importante reciclar botellas, piensa que el vidrio tarda unos 5000 años en descomponerse. Hay tumbas egipcias que pueden dar fe de ello.

Siete erres para salvar el planeta

La economía circular con la que comenzábamos este artículo pretende dar un vuelco al funcionamiento económico que la humanidad ha conocido hasta la fecha para dejar de lado la linealidad o, lo que es lo mismo, fabricar bienes para consumirlos y luego desecharlos.

Esta corriente pretende potenciar la sostenibilidad habida cuenta de que los recursos del planeta son finitos y que reducir nuestra huella sobre el mismo es un paso necesario para detener los problemas derivados del cambio climático. La circularidad de esta propuesta está protagonizada por siete erres. Tres de ellas son más conocidas (reducción, reutilización y reciclaje) aunque el inicio del proceso pasa por el resideño para pensar en los materiales más adecuados, las formas de fabricación más sostenibles, a la vez que se prima la funcionalidad.

La reducción en el consumo pasa por medidas tan sencillas como comprar botellas grandes en lugar de latas -para generar menos desechos- mientras que la reutilización nos empuja a dar una segunda vida a productos reciclables. Es probable que ya lo hagas todos los días con las bolsas de la compra, usando papel por las dos caras o donando ropa que no usas.

Pero el círculo no termina. Reparar y renovar son dos actividades que suelen ir de la mano y que se entroncan en una misma idea: dar una segunda vida a objetos que se han estropeado o que han quedado en desuso. El concepto sigue siendo el mismo: alargar la vida útil de un bien antes comprar uno nuevo, con lo que ello conlleva. En este proceso también es importante la recuperación, ya que se pueden recoger materiales ya usados que quizá nos ayuden en alguno de los dos puntos anteriores para dar lustre a esa bicicleta o esa mesa a las que queremos dar un lavado de cara.

Un círculo que termina con la erre que centra este texto: reciclaje. Un punto y seguido para que la rueda de esta economía sostenible vuelva a ponerse en marcha.

Reparar y renovar, dos de las siete erres de la economía circular, se entroncan en una misma idea: dar una segunda vida a objetos que se han estropeado o que han quedado en desuso

Zero Plasticos para reducir la huella en el planeta

Un ejemplo de compañía que está apostando por el reciclaje es Endesa, que la pasada primavera anunció su plan Zero Plásticos para reducir hasta un 75% su consumo de productos fabricados con plásticos de un solo uso de cara a 2023. La iniciativa pretende concienciar sobre un mejor aprovechamiento de los recursos fomentando la reutilización y el reciclaje entre los empleados. Dentro de esta campaña, la compañía ya ha retirado más de 400.000 botellas de las máquinas de vending sustituyéndolas por briks cartón mixto.

No acaban ahí las medidas. La compañía también ha retirado los vasos de plástico y paletinas de las máquinas de cafe para introducir en su lugar vasos compostables, una medida que pretende acabar con hasta un millón de estos recipientes. Además, los centros que cuenten con un restaurante en sus instalaciónes cambiarán los cubiertos de plástico por otros compostables mientras que los empleados podrán usar tuppers reutilizables hasta en 20 ocasiones.

Medidas encaminadas a evitar la generación de unas 15 toneladas de residuos que supondrían la emisión de unas 57 toneladas de CO2 a la atmósfera.