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Construir viviendas de 70 metros con una impresora 3D

Jaume Esteve

Be More 3D es una empresa valenciana capaz de levantar una casa de cemento de tres habitaciones abaratando costes y tiempo de construcción

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na máquina, un puñado de compañeros de universidad y un garaje. No, la estampa no sucede en Silicon Valley sino en Buñol, en la Comunidad Valenciana. La historia de Be More 3D cumple con varios cánones del emprendimiento tecnológico aunque esta vez relacionado con el mundo de la construcción.

Vicente Ramírez es el CEO de Be More 3D, una pequeña empresa que se ha propuesto cambiar las reglas del juego en el sector de la construcción pensando a lo grande: si las impresoras 3D permiten crear todo tipo de materiales y formas, ¿por qué no utilizarlas para construir casas? “Ofertamos una vivienda tipo de 70 metros cuadrados con tres habitaciones, dos baños, comedor y cocina, para entrar a vivir, por unos 50.000 o 60.000 euros según la zona”, explica Ramírez. Según las cifras que indica, el precio del metro cuadrado queda alrededor de los 800 euros mientras que el de la vivienda de protección oficial ascendía a 1.128 euros a finales de 2017.

La historia de Ramírez en la empresa comenzó durante su último año de ingeniería. Conocía a dos de sus futuros socios que acababan de partir peras con los miembros de una pequeña empresa de impresión 3D creada un año antes. Ramírez quiso unirse al proyecto y se le encendió la bombilla: si cambiaban los materiales, podían pasar de fabricar piezas de plástico a crear muros de hormigón.

Es en este punto en el que entra en escena el garaje de Buñol y un personaje imprescindible para entender esta historia: el padre de Ramírez. Gracias a sus conocimientos mecánicos, y a los que aportó otro vecino, experto en electrónica, dieron a luz un primer prototipo de la máquina que les ha colocado en el mapa de las ‘startups’. La actual es un gigante “que mide unos siete metros de ancho por cinco de alto aunque es modulable y la anchura puede llegar hasta los 12 metros” y que les ha permitido construir en una semana la estructura de una vivienda unifamiliar.

Para llegar a este punto tuvieron que pasar dos años desde que se creara el primer prototipo de la máquina hasta que pudieron fabricar la impresora; hicieron su primera casa en siete días. “Hicimos las pruebas pertinentes, tardamos catorce horas, a razón de dos horas al día”, recuerda el CEO de Be More 3D. Con esa demostración entre manos, el equipo se hizo con el premio al mejor proyecto de innovación y a la mejor tecnología disruptiva del Explorer Space de la Universitat Politècnica de Valencia y se ha ganado un puesto en el programa Explorer, del Banco Santander, para exponer su tecnología en Silicon Valley.

Su impresora mide siete metros de ancho y cinco de alto y puede construir en una semana la estructura de una vivienda unifamiliar

Para llegar a este punto, la firma ha tenido que superar algún que otro problema logístico. Por ejemplo, en sus primeros compases tenían que medir a mano todos los materiales necesarios para fabricar el hormigón. “La impresora 3D es como una manga pastelera que tira hormigón capa a capa. Ese material se bombea desde un depósito y para llenarlo teníamos que pesar a mano el agua, la arena, el cemento y el aditivo” para que saliera la mezcla correcta. El proceso era tan lento, recuerda Ramírez, que la máquina fabricaba capas a mayor velocidad de la que tardaban ellos en reunir la mezcla adecuada de materiales. Ahora, Be More 3D ha llegado a un acuerdo con una empresa cementera que les proporciona sacos con la mezcla y las cantidades ya preparadas de manera que el constructor solo tiene que encargarse de poner en marcha la máquina y de estar pendiente de que no le falte suministro alguno.

Vivienda social y más barata

Ramírez incide en los dos puntos en los que se cimenta la misión de Be More 3D. Abaratar el coste de la vivienda es uno, aunque no quiere olvidar el componente humanitario: “Queremos dar acceso a la vivienda digna para actuar de manera rápida ante catástrofes naturales o guerras. Que gente que haya perdido su hogar no tenga que estar dos años en un campo de refugiados. La máquina puede construir un refugio para 20 o 25 personas en cinco horas”.

Vicente Ramírez (primero por la izquierda) y el resto de socios de Be More 3D.

El otro punto es el abaratamiento de los costes de construcción. El CEO apunta a que el ahorro se produce tanto en el tiempo como en los materiales. “Ahorras tiempo y dinero en la construcción que puedes utilizar en adelantar los plazos previstos, abaratar los costes o en mejorar la calidad de los materiales para reducir la factura de la luz y necesitar un menor aporte energético para calentar o enfriar tu casa”.

“Queremos dar acceso a la vivienda digna para actuar de manera rápida ante catástrofes naturales o guerras”

Por el momento, las viviendas de Be More 3D solo cuentan con una altura aunque Ramírez explica que también pueden trabajar creando casas de dos pisos “de hasta 120 metros cuadrados”. La compañía ya tiene acuerdos con compañías en el extranjero, como una empresa chilena que llevará su tecnología hasta Sudamérica, y “entre octubre y noviembre” construirán su primera casa, en Galapagar.

Noviembre también es el mes en el que Ramírez viajará hasta California, hasta Silicon Valley, para presentar la tecnología en el epicentro de la innovación. “Ahora habrá unas siete u ocho empresas que se dediquen a la impresión de casas”, explica el CEO, que una vez de vuelta tendrá que defender su proyecto junto a otros 52 seleccionados en el programa Explorer del Banco Santander para ver cuál se hace con el galardón a la idea más innovadora. Haber irrumpido en la construcción con una idea como la suya es la mejor carta de presentación para esta 'startup' valenciana.

El Confidencial, en colaboración con Banco Santander, tiene como principal objetivo dar a conocer los proyectos de personas que transforman la sociedad e impulsan el progreso.

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