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Menos deducciones fiscales: ¿qué hacer con el plan de pensiones?

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Menos deducciones fiscales: ¿qué hacer con el plan de pensiones?

Por EC Brands

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os Presupuestos Generales del Estado para 2021, que ya han sido aprobados, contemplan el incremento en las pensiones o la subida del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) a las rentas altas, pero también la reducción de las deducciones de los planes de pensiones individuales. Según las estimaciones del Ejecutivo, esto supondrá un ahorro para las arcas públicas de 580 millones de euros en 2022.

El Gobierno modifica el límite de las aportaciones desde los 8.000 euros anuales actuales para productos de previsión social (incluidos los planes de pensiones individuales y de empresa) a los 2.000 euros para los planes individuales y a los 10.000 euros para las aportaciones a los de empresa. En este contexto, muchos ahorradores que se habían decidido a suscribir un plan de pensiones por el ahorro fiscal se preguntan si merece la pena mantenerlo.

Mujer mayor mira una factura

La mejor opción

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) señala que las diferentes aportaciones que se realizan en los planes de pensiones y que desgravan en la declaración de la renta —además de significar para el contribuyente pagar menos impuestos— suponen para las arcas públicas alrededor de 1.643 millones de euros cada año. Este organismo, de hecho, ha advertido en numerosas ocasiones que, dada la realidad demográfica española, será necesario afrontar diferentes reformas para mantener el sistema de pensiones; ya que cada vez es más difícil asegurar su supervivencia de cara al futuro con el volumen de prestaciones actuales.

“Planificar cómo complementar la pensión pública parece algo ineludible, aunque se reduzca su beneficio fiscal”, subraya Esther Pichardo, directora de Ahorro y Pensiones de BanSabadell Vida y Pensiones. Las claves para lograr el éxito financiero en este objetivo, según la experta, son la constancia y empezar cuanto antes, habida cuenta de que, “para conseguir asegurar un colchón financiero en la última etapa de la vida hay que optar por las aportaciones periódicas en vehículos como los planes de pensiones, que ofrecen ventajas como el interés compuesto”. Es decir, conseguir que el dinero invertido genere intereses, que, a su vez, cristalizan en nuevos intereses en el largo plazo.

Pareja mira un atardecer

Además, según Pichardo, “los planes de pensiones continuarán siendo el mejor producto para el ahorro individual para la jubilación, ya que se han creado para este fin". Sus inversiones se realizan con el objetivo de ahorrar a muy largo plazo, intentando aprovechar las ventajas que los mercados brindan para este lejano horizonte temporal. Además, por su liquidez limitada, es posible recuperar los ahorros en caso de necesidad, “pero sin dejar total libertad, que podría provocar distracciones, para evitar así caer en ‘tentaciones’ y destinar el dinero de la jubilación a otros fines”, afirma.

Este tipo de productos presentan otro beneficio más para los ahorradores, la posibilidad de traspasar el dinero de un plan a otro sin pagar impuestos. Esta medida, sin embargo, no debe tomarse a la ligera: “Conviene leer la letra pequeña de lo que se está realizando antes de tomar ninguna decisión. Es tan importante analizar las bonificaciones por el traspaso que ofrecen algunas entidades como la rentabilidad que está proporcionando el plan de pensiones al que se desea traspasar porque se puede terminar perdiendo dinero”, añade la directora de Ahorro y Pensiones de BanSabadell Vida y Pensiones.

Traspasar un plan de pensiones requiere de un análisis profundo para evaluar la rentabilidad del nuevo producto y su compromiso de permanencia

¿Cómo rescatar un plan?

Es habitual pensar que todas las aportaciones que se realizan en un plan de pensiones suponen un ahorro en la declaración de la renta. Sin embargo, a la hora de cobrar este producto —como sucede en otras inversiones— se pagan impuestos. De hecho, uno de los puntos clave está en la forma de rescatarlo, ya que, según la fórmula que se aplique, al ahorrador puede significarle una importante diferencia en su fiscalidad.

Existen cinco maneras principales de llevar a cabo el rescate:

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En forma de capital, cobrando en su totalidad y de golpe la cantidad que corresponde del plan de pensiones

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En forma de renta financiera, percibiendo una cantidad periódicamente de modo parcial según el plazo que se escoja, como si de una nómina se tratase

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En forma de renta vitalicia, recibiendo una renta para toda la vida

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En forma de libre disposición, rescatando parte de lo ahorrado a medida que se necesita el dinero

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En forma mixta, que es una mezcla de las anteriores

Persona mayor en un parque

Recuperar el dinero de un plan de pensiones siempre implica un coste, aunque si se hace en cobros periódicos, el marginal por el que se tributará será, en la mayoría de los casos, inferior al marginal que se dedujo en el momento de aportar. “Los planes de pensiones tributan por rendimientos del trabajo, y lo habitual es tener menos ingresos una vez jubilado que mientras se está trabajando”, recuerda Pichardo.

La modalidad de renta vitalicia está dirigida sobre todo a aquellas personas que no quieren sobresaltos y puede dividirse, a su vez, en dos tipologías diferentes: el partícipe puede rescatar por completo el plan y constituir una renta vitalicia con el dinero obtenido —fiscalmente se considera un rescate total en forma de capital y hay que tributar por las rentas percibidas como rendimientos del capital mobiliario—, o bien, solicitar directamente cobrar el plan en forma de renta vitalicia —el beneficiario va recibiendo periódicamente las prestaciones que, para Hacienda, tributan como rendimientos del trabajo—.

Aunque recuperar el dinero de un plan tiene un coste fiscal, existen posibilidades de ahorrar según la fórmula que se elija

Existe también la alternativa de ahorrar para la jubilación —si la empresa para la que se trabaja dispone de algún plan— realizando aportaciones en un plan de empleo o en un plan de jubilación colectivo a través de un programa de retribución flexible; ambos productos ofrecen desgravaciones fiscales el año en el que se realizan. “Las claves para decantarse por uno u otro estriban tanto en los productos que la empresa pone a disposición de los empleados como en si el producto ofrecido tiene el perfil de riesgo que se está dispuesto a asumir y cubre las expectativas de rentabilidad”, resume Pichardo.

Si ya se tiene contratado un plan de pensiones, parece que lo más oportuno es mantenerlo. Aunque, posiblemente, convenga consultar con un especialista financiero de confianza para conocer si se dispone del producto más adecuado según el perfil de riesgo del ahorrador y para planificar cómo estructurar las aportaciones periódicas para seguir optando a alcanzar los objetivos vitales que se desean pensando en el largo plazo.