Hacia un futuro mejor Powered by

Drones y semillas inteligentes para reforestar zonas de difícil acceso

Jaume Esteve

CO2 Revolution ha conseguido plantar un millón de árboles en España y ha actuado en Colombia y México con este sistema

L

as navidades de 2014 fueron un punto de inflexión para Juan Carlos Sesma. Hacía unos meses que un incendio había arrasado parte del cerro oriental de Bogotá, localidad a la que se había trasladado por motivos laborales. “Eran meses difíciles, estaba solo… Siempre me había dedicado a optimizar recursos así que me pregunté cómo sería posible reforestar todo lo calcinado en terrenos tan agrestes y en superficies tan extensas”, explica. Fue ahí cuando surgió la semilla que más tarde se convertiría en CO2 Revolution, una firma especializada en crear ecosistemas tanto en superficies incendiadas como para compensar la huella de carbono, una acción muy en boga para luchar contra el cambio climático.

Uno de los primeros puntos que llamaron la atención de Sesma fueron los problemas con los que se encontraban las autoridades a la hora de reforestar grandes extensiones de terreno, muchas ocasiones situadas en lugares de difícil accesibilidad: “El tiempo de reforestación es muy elevado, así como los costes. Al final, los terrenos calcinados no se recuperan o se regeneran de manera natural”. Su solución proponía aplicar la lógica empresarial a todo el proceso que pretende devolver la vida a un área devastada por el fuego. “Analizamos todos los tiempos que intervienen en la creación de un ecosistema, desde la fase inicial de diseño a la de revisión y finalización, además de identificar todos los cuellos de botella, que suelen estar relacionados con problemas de tiempo o de dinero”, explica.

La solución se presentó en forma de tres tecnologías: analítica de datos, uso de drones y las llamadas semillas inteligentes. Estas tres herramientas, siempre relacionadas entre sí, son las responsables de que CO2 Revolution haya plantado ya “alrededor de un millón de árboles” en nuestro país, además de haber actuado también en otros territorios como Colombia o México.

“El ‘big data’ es necesario para analizar la mejor composición de especies para generar un ecosistema”, explica Sesma. En esa ecuación entran aspectos como el clima de una zona o su latitud y, gracias al uso de algoritmos, pueden determinar cuál es la mejor composición de especies y su distribución para un lugar concreto. El método empleado para esparcir las semillas es la segunda pata del entramado tecnológico de la compañía. Los drones son una solución “rápida y que puede acceder prácticamente a cualquier lugar”.

Gracias al uso de algoritmos pueden determinar cuál es la mejor composición de especies y su distribución para un lugar concreto

Una vez que los datos han identificado las especies más indicadas para generar un nuevo ecosistema, el equipo liderado por Sesma se encarga de aprovisionar sus drones con lo que ellos llaman semillas inteligentes. Al no haber interacción humana en el proceso, esos embriones deben contar con una protección especial para poder germinar con éxito. “Están pregerminadas y vienen encapsuladas, o empildoradas, con los elementos que nos han indicado los biotecnólogos”, señala. Esos elementos son nutrientes, reservorios de agua añadidos en forma de polímeros, encimas, carga bacteriana y una protección externa para alejarla de las fauces de los depredadores, ya sean aves, roedores o insectos. Si el proceso tiene éxito, la simiente germinará, se convertirá en un brote y más tarde crecerá hasta evolucionar en una plántula, nombre que reciben las plantas que alcanzan una altura de unos veinte centímetros.

Sesma recalca la idea de que CO2 Revolution pretende plantar “ecosistemas enteros” en lugar de limitarse a lanzar semillas de árboles. “Queremos que sean lo más completos posibles y que fomenten al máximo la biodiversidad. Esto quiere decir que también lanzamos pastos y plantas arbustivas, aromáticas y florales de todos los estratos de la capa vegetal”.

“Las semillas inteligentes están pregerminadas y vienen encapsuladas con los elementos que nos han indicado los biotecnólogos”

Hasta la fecha, han trabajado tanto con clientes públicos como privados y cuenta con certificación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, una herramienta que les permite “acreditar de manera fehaciente” lo conseguido hasta la fecha. Un gran número de esos proyectos han estado ligados a las administraciones públicas y suelen estar relacionados con la reforestación de espacios dañados por el fuego.

Pero también cuentan con clientes privados. Uno de ellos, Banco Santander, que ha compensado una parte de sus emisiones derivadas de operaciones internas mediante la reforestación de una parte del Parque Natural del Alto Tajo, entre los términos municipales de Alcoroches y Traid (Guadalajara). Esta parte resultó calcinada durante un incendio ocurrido en el verano de 2012.

A pesar de contar con un fuerte componente tecnológico, la firma también pretende aportar una solución social al problema global de la deforestación en plena crisis climática. Existen algunas especies, como las encinas, cuyas semillas se plantan de manera más eficiente si se hacen a la antigua usanza, a mano. Para ese proceso de plantación de las bellotas responsables de que estos árboles germinen algún día, la compañía cuenta con un programa de contratación de personas en riesgo de exclusión social. Una vez formadas, son ellas las encargadas de dirigir a los equipos que ejecutarán esas reforestaciones. “El cambio climático y la deforestación son un problema global. Pero no nos podemos olvidar de las personas”, zanja Sesma.

Artículos relacionados