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¿’Renting’ en sábanas y toallas? Sí, y con tecnología puntera y sostenible

Isabel Rodríguez

Carsan lleva más de 20 años aportando ‘calor de hogar’ a los textiles de hoteles y hospitales y, tras la experiencia de la pandemia, prepara su asalto al sector industrial

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star ingresado en un hospital o pasar unos días de relax en un hotel son dos experiencias tan diametralmente opuestas como parecidas. Aunque los motivos para terminar en uno u otro lugar tienen poco que ver, hacer que la estancia sea lo más satisfactoria posible es una necesidad común en ambos escenarios. Conseguirlo no solo depende del personal o los servicios, también de los pequeños detalles y algo tan aparentemente banal como los textiles que inundan ambas habitaciones puede suponer notables diferencias.

Aportarle un carácter de hogar a todos ellos a través de la personalización, ofrecer un ‘traje a medida’, es algo a lo que se dedican con esmero en Carsan. El sueño emprendedor que Carmen Santillana puso en pie hace ya más de dos décadas es hoy una empresa en servicios de ‘renting’ textil —de fabricación nacional y portuguesa— y gestión de lavandería industrial. Los inicios hace 20 años no fueron fáciles. “El renting estaba llegando a España desde Europa y EEUU, era un producto nuevo dentro de los textiles para hoteles, hospitales, residencias y empresas industriales —recuerda hoy la directora general— Yo era una advenediza dentro de este sector tan claramente definido en nuestro país”.

La idea, sin embargo, caló poco a poco entre los clientes que fueron testigos de la consolidación de un modelo de negocio contrario al establecido hasta entonces. Carsan apostó por ser una empresa especialista en ‘renting’ de textiles que, a su vez, se nutría (y nutre) de una asociación de lavanderos independientes repartidos por todo el territorio nacional y Portugal. Dicho de otro modo: ellos prestan “el servicio a la ropa que nosotros alquilamos a nuestros clientes”, explica Santillana.

Con un equipo humano de primera —muchos de sus colaboradores han compartido la aventura de esta emprendedora desde el principio— y mucha ilusión, la empresa se hizo un hueco en un sector “eminentemente masculinizado”. Una vez conquistado el respeto de clientes y proveedores, y con una experiencia de más de dos décadas a sus espaldas, Santillana recuerda con una sonrisa cómo hace apenas dos años empezaron a dar forma a un proyecto pionero en nuestro país.

De aquella idea inicial surgió la que es hoy la lavandería industrial más tecnológica, sostenible y humana de España, una planta diseñada para hacer una media de 15 toneladas diarias de ropa “sin mácula”. “Es un proyecto pionero y muy ambicioso en el que toda la excelencia que durante estos años he pretendido dar a los clientes la ponemos en valor y ya 100% bajo mi responsabilidad”, asegura.

Prácticamente la totalidad de la plantilla, más de 40 personas, son trabajadores con algún tipo de dificultad funcional

Las instalaciones cuentan con maquinaria de última generación que, según explica la directora general, “buscan la eficacia del proceso y la ausencia de situaciones incómodas, peligrosas y gravosas para el equipo humano”. Son precisamente estos trabajadores los que protagonizan la parte más social del proyecto dado que, la puesta en marcha del mismo, “conlleva la creación de un empleo de calidad para personas con discapacidad”. Prácticamente la totalidad de la plantilla, más de 40 personas, son trabajadores con algún tipo de dificultad funcional.

Desde la entrada de los textiles hasta su salida en dirección a las instalaciones de los clientes, todo el proceso se cuida hasta el más mínimo detalle. De hecho, el 100% de los textiles cuentan con un sistema de trazabilidad RFID que no solo permite el control a su paso por la lavandería, sino que proporciona a los clientes la capacidad de conocer en cada momento lo que entra y sale de sus establecimientos gracias al acceso a un software propio.

Una carrera de obstáculos

En un sector copado por dos grandes grupos empresariales y muy masculinizado, ganarse la confianza de los clientes fue un gran reto para Carmen Santillana. “Ellos venían de la mano de lavanderos históricos que todos eran hombres. Parece mentira porque el mundo de la lavandería siempre ha estado en manos de las mujeres. Sin embargo, la confianza en una mujer, y más de mi perfil, al principio les costaba”, confiesa. La empresaria recuerda, además, cómo en sus inicios también encontró la reticencia de sus competidores: “Una mujer en un sector tan masculinizado no estaba bien vista, no apetecía mucho, no me llamaban para formar parte de las asociaciones de lavanderos…”. La excelencia, la atención al detalle y el compromiso, más allá de lo que en ocasiones recoge un contrato, fueron, sin duda, algunas de las señas de identidad que permitieron a Carmen consolidar su sueño emprendedor.

“Arquímedes dice ‘dame un punto de apoyo y moveré el mundo’. No es una frase hecha. La apuesta por hacer lo que crees es la garantía de éxito”

La financiación también hubo que pelearla, aunque el apoyo de sus proveedores textiles (inicialmente) y de los bancos (cuando el negocio empezó a rodar) fueron suficiente para salvar la puesta en marcha. Banco Santander apoyó su proyecto a través de su Fondo Smart cuando comenzó a pensar en despuntar en tecnología. Este fondo de deuda de la entidad acompaña a las empresas en sus iniciativas, especialmente las que se vinculan al bienestar social. “Yo quería hacer algo tecnológico, puntero de última generación, y un proyecto social donde cumpliese todas las expectativas que ellos apostaban por apoyar”.

La pandemia, sin embargo, puso patas arriba los planes de Carsan que apenas un mes después de iniciar la obra (en febrero de 2020) tuvo que cerrar “no solo la empresa, porque bajamos prácticamente un 90% la facturación, sino la propia obra de la planta. Hubo semanas muy difíciles en las que no sabía si seguir o parar pero el fondo me apoyó en todo momento. Estuve dos noches sin dormir y dije ‘voy a seguir’. Sé que me apoyáis, que el proyecto os encaja, os gusta y sé que confiáis en mí y voy a seguir. Para nosotros ha sido fundamental”.

Sorteando las dificultades, Carsan se prepara ahora para la conquista del sector industrial: desde farmacéuticas hasta industrias alimentarias, pasando por laboratorios o empresas de automoción a las que proporcionar un sistema de uniformidad e higienización de vanguardia.

“Si tú realmente apuestas por lo que crees vas a tener éxito seguro. Hay una frase de Arquímedes que dice ‘dame un punto de apoyo y moveré el mundo’. No es una frase hecha. La apuesta por hacer lo que crees es la garantía de éxito.—apunta la fundadora de esta empresa— Al final, si le das la importancia que tiene a cada obstáculo del camino, que no deja de ser un reto, una prueba para medir tu capacidad, tu talento, tu decisión y tu propósito, me parece que todos podemos ser emprendedores”.

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