La necesidad de ser ambiciosos puede parecer una obviedad, pero en absoluto lo es. España es un país esencialmente de pymes: cerca del 98% de las compañías tienen menos de 250 empleados. Para Ramón Galcerán, socio director de Financial Advisory en Grant Thornton, “ser un país de pymes no es malo en sí, pero es importante aumentar la dimensión de nuestras empresas, ya que eso facilita las mejoras en productividad e innovación, motiva la propensión exportadora y reduce la vulnerabilidad de las compañías”.
Así pues, en su opinión, “un tejido empresarial dominado por pymes tiene el riesgo de perder competitividad a largo plazo, más aún si consideramos que los mercados dejan de ser locales o regionales, y los competidores son cada vez más actores globales”.