El cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) sigue siendo 66 años después de su inauguración el más grande y más activo del mundo. Situado cerca de la ciudad del mismo nombre se trata de un ingente espacio terrenal de 85 kilómetros de norte a sur y 125 de este a oeste. La elección en la década de los 50 de este recóndito rincón de la extinta URSS para levantar el que ha día de hoy sigue siendo uno de los puntos más relevantes para la exploración espacial se debió a muchos factores: entre ellos la proximidad de la línea férrea que une la región con Moscú. 

Esto dio pie a una de las estampas más curiosas y menos vistas de la trastienda de los lanzamientos de los cohetes desde este punto: el traslado de los mismos. Y es que este cosmódromo cuenta con el que es el tren industrial más largo del mundo gracias a su trazado propio y de uso exclusivo de 440 kilómetros de longitud que une todas las bases de lanzamiento, los dos aeropuertos y absolutamente todos los rincones de este enorme complejo. 

Almaty, la ciudad más grande e importante de Kazajistán (aunque ya no es la capital), está a 1447 kilómetros en tren del cosmódromo. Muchos turistas cogen esta línea al año para conocer la instalación. El viaje no es precisamente sencillo: 27 horas y con varios transbordos.