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Los veinte paisajes naturales más espectaculares y raros del mundo

Playas, bosques, montañas, valles... La naturaleza ha elaborado durante años paisajes que nos alegran la vista y a los que estamos acostumbrados. Pero también es responsable

El llamado Pozo de Thor es un enorme sumidero situado en la sima de Cook. Aunque espectacular, el paisaje es peligroso, ya que suele haber grandes olas y un golpe de agua puede enviarte al fondo del agujero. (Bill Young/Flickr)

La cámara principal de la Cueva de los Cristales contiene cristales gigantes de selenita. El más grande encontrado hasta ahora allí dentro mide cuatro metros de diámetro, 12 de largo y mesa 55 toneladas. Debido a las altas temperaturas que hay en el interior (58 grados) y a la humedad (más del 90%) se mantiene relativamente inexplorada. (Carsten Peter/National Geographic)

El Gran Agujero de Belice tiene más de 300 metros de ancho y 123 de profundidad. Se formó como un sistema de cuevas de piedra caliza cuando el nivel del agua era más bajo que ahora. Cuando el agua empezó a subir, las cuevas se inundaron y el techo se derrumbó. (Eric Pheterson/Flickr)

La avenida de los baobabs une los pueblos de Morondava y Belon'i Tsiribihina, al oeste de Madagascar. Miden unos 30 metros de altura y se conservan gracias a los cuidados de los vecinos, que los respetan tanto por tradición (su nombre en el idioma malgache significa madre de la selva) como porque son fuente de alimento y de materiales. (Ralph Kränzlein/Flickr)

el nombre de esta roca no necesita mucha explicación: efectivamente, parece una manzana cortada por la mitad. Existen varias leyendas sobre cómo pudo partirse semejante mola de granito, pero los geólogos apuestan por algo poco mitológico: seguramente el agua se coló por una grieta y en la última edad de hielo, al congelarse, la partió por la mitad. (Macronix/Flickr)

La Catedral de Marmol, junto a la Capilla de Marmol, son dos formaciones minerales formadas por carbonato cálcico, erosionadas durante años por las aguas del lago. (Jvieras/Flickr)

También llamado Estructura de Richat, el ojo del Sáhara lleva décadas llamando la atención de los astronautas que salen al espacio, que de hecho lo utilizan como referencia para ubicarse. Tiene un diámetro de casi 50 kilómetros. Hace décadas se pensaba que podía haberse formado por un meteorito, pero ahora los geólogos sostienen que se trata de una formación resultado de las fuerzas internas de la Tierra. (Daniel Oines/Flickr)

Esta 'piscina de champán' es un lago natural de aguas calientes. El nombre se debe a que burbujas de CO2 suben del fondo continuamente, recordando a una copa de champán o de refresco. (Gopal Vijayaraghavan/Flickr)

También llamadas los Siete Gigantes de los Urales, estas rocas obtuvieron su extraña forma tras siglos aguantando el viento, el hielo y el frío. Miden entre 30 y 42 metros de altura. (Kasimys/Wikimedia Commons)

Esta formación fue la primera en ser declarada monumento nacional por Theodore Roosevelt. Se eleva 386 metros sobre el terreno y está formada por columnas basálticas. Se hizo tremendamente popular como el punto de recibimiento a los extraterrestres en la película Encuentros en la tercera fase (mtsrs/Flickr)

La Spider Rock es un enorme monolito de piedra arenisca roja. Tiene 244 metros de altura y se formó hace 230 millones de años. El nombre proviene de la leyenda de la Mujer Araña de los indios Navajos, en cuyo territorio se encuentra la roca. (Ted Morgan/Flickr)

Esta gruta está cubierta por formas hexagonales perfectas, creadas de forma natural a causa de la estructura del basalto del que están hechas. (Paul Blair/Flickr)

Unos cuatrocientos pinos que crecen en la región polaca de Pomerania tienen una curva de unos 90 grados cerca de su base. No está muy claro por qué crecieron así, lo que ha dado pie a todo tipo de teorías que tienen que ver con la luz o con campos electromagnéticos. Teorías más fiables apuntan a una época de fuertes vientos o a una gran acumulación de nieve. (Kengi/Wikimedia Commons)

La puerta del infierno de Darvaza es una antigua prospección gaseosa que se creó durante un accidente a finales de los años 60: geólogos soviéticos acampados sobre ella vieron cómo sus tiendas se hundían bajo el suelo. Se incendió, de forma natural o accidental en los años 80, y arde desde entonces. Tienen 69 metros de diámetro, 30 de profundidad y su interior alcanza los 400 grados. (Martha de Jong-Lantink/Flickr)

El cañón del antílope es en realidad poco más que una ranura en el suelo, pero es uno de los lugares más visitados y fotografiados del mundo. Está situado en el territorio Navajo y es esa tribu quién gestiona las visitas. Las corrientes de agua han modelado la roca durante miles de años, de forma que alcanza los 40 metros de profundidad en algunos puntos. (Loïc Lagarde/Flickr)

Los árboles que se pueden ver en el área de Dead Vley llevan mucho tiempo muertos. No hay agua suficiente cerca como para que sobrevivan. Pero precisamente por esa falta de agua tampoco se han descompuesto (David Nunn/Flickr)

Las cataratas de sangre, en el este de la Antártida, fueron descubiertas en 1911, y su origen se atribuyó a la presencia de algas rojas en el agua. Posteriormente se ha comprobado que no es esa la razón de su color, sino la abundancia de óxido de hierro en la lengua del glaciar Taylor. (Peter Rejcek/Wikimedia Commons)

Caño Cristales, en Colombia, ha sido apodado "El río de los cinco colores", "El arco iris que se derritió" o "El río más hermoso del mundo", ya que en su fondo se reproducen algas que producen la sensación de que el agua del río es de varios colores: rojo, amarillo, verde, azul y negro.

También llamado Uluru, Ayers rock es uno de los paisajes más reconocibles de Australia. Se trata de una formación rocosa de arenisca de 348 metros de alto y 9,4 kilómetros de contorno. (Peter Edgeler/Flickr)

A pesar de su nombre, Bryce no es propiamente dicho un cañón, sino un gran anfiteatro formado por la erosión. sus estructuras de roca entre rosa y naranja, dependiendo de la luz, reciben el nombre de chimeneas de hadas y se han formado durante años por acción del agua, el viento y el hielo. (Don Graham/Flickr)

 

Playas, bosques, montañas, valles... La naturaleza ha elaborado durante años paisajes que nos alegran la vista y a los que estamos acostumbrados. Pero también es responsable de otros escenarios menos habituales pero igualmente espectaculares. Desde cuevas con gigantescos cristales minerales a cataratas teñidas de rojo que nuestra (a veces morbosa) imaginación nos empareja con sangre. Estas son una veintena de esos paisajes.

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