El calendario de la 65 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, que empieza este sábado y se clausurará el 31 de octubre, parecía titubeante en este año extraño de pandemia mundial. Después de un verano desenfadado, al que el Festival de Málaga tuvo que mover sus fechas tras la cancelación de marzo, el otoño ha vuelto con una segunda ola que ha supuesto una incertidumbre añadida para las citas del último tramo del año: primero San Sebastián, con limitación de aforos y estrictas medidas sanitarias y de limpieza, después Sitges, que para compensar la disminución de butacas optó por colgar parte de su programación online en una web -donde se pudieron alquilar los títulos a distintos precios según la sección- y, por último, Seminci, que ha llegado a un acuerdo con Filmin para que el 30% de las películas seleccionadas estén disponibles en la plataforma.

El festival, dirigido por Javier Angulo, es el segundo festival internacional más antiguo de España, y proyectará 150 títulos -100 largometrajes y 50 cortometrajes- en las salas que tradicionalmente han colaborado con el certamen. Con la aparición de nuevos festivales de cine en las últimas décadas, la Seminci ha intentado encontrar un hueco y una identidad propia que ha propiciado un viraje hacia el cine de autor de alto contenido político y de países con cinematografías más exóticas: en la Sección Oficial compiten títulos procedentes de Irán, Palestina, Israel, Hungría, Rumanía y República Checa, entre otros.

Estas son las películas seleccionadas en la Sección Oficial.