Día Mundial contra el Cáncer

El cáncer de pulmón es uno de los que tiene las tasas de supervivencia más bajas, pero en las últimas décadas ha experimentado varias mejoras, como asegura Massuti: “Uno de los grandes avances ha sido la identificación de dianas terapéuticas. En este tipo de cáncer se ha mejorado los resultados para subgrupos de pacientes gracias a la identificación genómica de dianas y al desarrollo de fármacos más dirigidos”.

Además, la inmunoterapia también ha supuesto un gran avance, “ya que es un tratamiento transversal que empezó en el melanoma, pero el cáncer de pulmón fue la segunda área en la que se aplicó. En las últimas estadísticas de Estados Unidos se ha mostrado una mejoría en la supervivencia de más del 2,5%. Partíamos de una situación peor que otros cánceres, pero estos cambios en las posibilidades de tratamiento ya empiezan a traducirse en cambios en la supervivencia de los pacientes”.

Este tipo de cáncer, al tener unas tasas de mortalidad más altas, los esfuerzos de los investigadores van dirigidos no solo a luchar en busca de una cura, sino también a alargar la vida de los pacientes y a mejorar las condiciones de dicha vida: “El objetivo es que los pacientes no solo vivan más, sino también mejor”, asegura. Por eso los tratamientos actuales tienen “un perfil de tolerancia más alta que la quimioterapia, que era el único recurso que teníamos hasta hace 20 años”. Ahora los pacientes pueden “prolongar su tratamiento, ya que tienen menos toxicidad acumulada”.

El de mama es quizá uno de los cánceres cuya investigación sirve de mejor ejemplo en todo el mundo, ya que a día de hoy presenta unos índices de supervivencia cercanos al 80%. ¿Qué se ha hecho para que el avance haya sido tan productivo? Eva Ciruelos parte de algo evidente: "La mama es un órgano más sencillo para que un tumor pueda ser detectado". Pero hay mucho más: "En cualquier cáncer hemos pasado a una medicina casi personalizada, que va en función de las características de cada tumor, pero el de mama fue el primero en el que se hicieron las clasificaciones y subclasificaciones de tipologías para poder dar un tratamiento más dirigido y más efectivo".

Ha habido muchos más hitos en esta lucha y Federico Plaza, desde Roche Farma, recuerda uno en concreto: “En los años 90 se decidió tratar el gen HER-2, uno de los más agresivos en pacientes de cáncer de mama. Se desarrollaron medicamentos específicos contra su sobreexpresión y automáticamente se pasó de un 80% de mortalidad a un 80% de supervivencia", recuerda.

¿Y qué retos se plantean los especialistas de esta rama? “La prevención, tanto primaria (identificar los factores de riesgo) como secundaria (intentar diagnosticar los tumores en las fases más precoces), ha sido un gran avance”, asegura Ciruelos. “Ahora tenemos varios retos, y uno de ellos es que el 80% de pacientes que superan el cáncer no tengan recaídas”.

Daniel Castellano, especialista en cáncer de vejiga, está de enhorabuena. En las últimas dos décadas “no habíamos conseguido avanzar mucho más allá del uso habitual de la quimioterapia", pero hace pocos años llegó la clave que ha ayudado a tantos especialistas: la inmunoterapia.

Este tratamiento, ya muy presente en el melanoma y el cáncer de pulmón, también está jugando un papel muy importante en la lucha contra el cáncer de vejiga: "Ha creado nuevas expectativas, hemos visto mejoras en respuesta y eficacia, así como un aumento de la supervivencia en muchos pacientes a nivel global".

Su campo quizá tenga una desventaja frente a otros: "No es fácil hacer prevención contra el cáncer de vejiga, ya que no se manifiesta tan fácilmente", de modo que los avances de los especialistas van dirigidos hacia la curación, pero también hacia la posibilidad de "alargar y mejorar la calidad vida de los pacientes con un margen de supervivencia más bajo".

Uno de los mejores ejemplos de que no todos los cánceres son iguales y de que la medicina personalizada es ya una realidad es el cáncer infantil, que dispone de unas características propias. Por suerte, “la supervivencia de los niños con cáncer es superior al 80%”, afirma Fernández-Teijeiro. Esta cifra se ha alcanzado por los avances en todas las áreas del tratamiento (cirugía, quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia...), los avances tecnológicos, formas de diagnóstico y tratamiento de soporte en unidades de oncohematología pediátrica”.

Si en la mayoría de cánceres la prevención juega un papel esencial, en este caso “los factores externos (tabaco, alcohol, dieta, exposición solar...) tienen muy poca influencia”. Por ello, varios de los objetivos de los especialistas en cáncer infantil van en otras direcciones: “Tenemos el reto ya no solo de curar, sino curar mejor. El tratamiento de un niño con cáncer conlleva secuelas a largo plazo, ya sea por la quimioterapia, por la cirugía, por la inmunoterapia... Hay que ver la manera de seguir curando a nuestros pacientes con menos toxicidad”, afirma.

En este sentido, los nuevos fármacos van a cobrar una especial importancia: “La línea de avance estará en la medida en que se mejore el conocimiento molecular de los distintos tumores. El hecho de poder encontrar algunas marcas moleculares concretas que puedan ser objeto de diana terapéutica podrá permitir fármacos específicos y concretos para esa alteración molecular”.