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Ciudades completamente nuevas y las que se quedaron atrás: "Construimos a golpes"
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¿De qué año es cada edificio?

Ciudades completamente nuevas y las que se quedaron atrás: "Construimos a golpes"

Los datos del Catastro y del INE dibujan un mapa de España con localidades renovadas mientras que el crecimiento de otras lleva décadas parado

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El 95% de las casas de Yebes, en Guadalajara, apenas tiene dos décadas. En 2003, a las afueras del municipio, se inició la urbanización Valdeluz, con la estación de AVE como principal reclamo para sus entonces potenciales habitantes. Año tras año, el impulso de esta nueva urbanización sitúa a Yebes entre los pueblos que más crecen de España. A su vez, es la localidad que cuenta con la proporción más alta de viviendas construidas después de los años 2000.

Pero el urbanismo proyectado y la economía a veces llevan caminos distintos. Pese a los datos de crecimiento, el desarrollo de Valdeluz no ha llegado ni a la mitad de lo que se proyectó. “Ha pasado en muchas poblaciones con el tema de la crisis”, afirma el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), Sigfrido Herráez. “Se han proyectado unos crecimientos en unos tiempos determinados y eso se ha aplazado. ¿Qué pasa? Que después esos proyectos han quedado anticuados”, añade.

Para el urbanista, que fue concejal de Vivienda en el ayuntamiento de Madrid entre 1995 y 2005, con gobierno del Partido Popular, estos parones por temas económicos suelen ser “un desastre” porque cuando se retoman ya no tienen las características que exigen los tiempos actuales, pero insiste en que esta forma de urbanizar “está muy extendida en España”. “Vamos a golpes en urbanismo y esos golpes producen discontinuidades”, dice Herráez.

En nuestro país hay más de 26 millones de viviendas, según los últimos datos del Censo que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), y la mayoría, el 77%, se construyeron después de los años 60. Durante el desarrollismo, entre los 60 y los 80, se edificaron dos de cada cinco casas. El ritmo se mantuvo en los 90 hasta la década de los 2000, en la que el ‘boom’ inmobiliario levantó otro 20% del parque de viviendas actual.

Los datos del Catastro que muestra el mapa de arriba permiten ver la huella de cada una de estas etapas en muchas de las grandes ciudades del país. Pero algunos municipios tienen una historia urbanística completamente distinta.

Así, entre las localidades con al menos 20.000 viviendas, Vera (Almería), Oropesa del Mar (Castellón) y Rivas-Vaciamadrid (Madrid) son las más jóvenes en parque inmobiliario. Más del 60% de las casas se construyeron a partir del año 2000, según los datos del INE. Estas cifras y todas las que empleamos en este texto no son las mismas del mapa, en el que visualizamos datos del Catastro de edificios completos (no viviendas individuales) con todo tipo de usos (residencial, comercial, público, etc).

En el otro extremo, en Murias de Paredes (León), apenas han visto casas construidas después de los años 40. Entre los pueblos con al menos 500 casas (el INE no ofrece datos del resto por secreto estadístico), es el que cuenta con más viviendas de entonces: por encima del 80% de todos sus inmuebles residenciales. Elevando el foco a las ciudades, Barcelona, Cádiz y Mieres (Asturias) tienen al menos una de cada cinco casas construidas antes de los años 40, una proporción que duplica la media nacional.

¿Cómo crecen las ciudades?

El profesor de urbanismo en la Universidad Politécnica de Madrid, José Carpio, explica que la disciplina que enseña nace planteando, precisamente, la necesidad de crecer. Por eso, lo que tenemos hoy son instrumentos muy enfocados a planificar el crecimiento. “Ya simplemente tener clasificaciones como suelo urbano, suelo urbanizable o no urbanizable es ilustrativo de cómo todo el sistema está enfocado a eso”, afirma Carpio.

El reto es cómo diseñar ese crecimiento en cada ciudad. La prospectiva demográfica es fundamental para tener una idea de cuánta gente puede llegar a vivir en un sitio, pero el urbanismo debe prever también espacio y suelos para actividades económicas e industriales.

Tanto Carpio como Herráez coinciden en que la planificación ahora no puede dejar de lado el aspecto medioambiental. “Es importante saber por qué crecemos y hacia dónde crecemos, pero igual de importante es saber”, explica Carpio. En este sentido, el urbanista afirma que hay que tener en cuenta desde el valor del entorno hasta cuestiones de “plena actualidad”, como las zonas inundables. Por el contrario, la tendencia de crecimiento, que lleva ya décadas desarrollándose pero se mantiene en la actualidad, es orientar los nuevos desarrollos al transporte público “para no condenar a sus habitantes a depender del vehículo privado”, cuenta Carpio.

De su experiencia como concejal, Herráez recuerda que tuvieron que cambiar la dirección de unas calles del ensanche de Vallecas precisamente por un tema medioambiental. El decano del COAM calcula que el plan de ese barrio era de los años 90 “y en 10 años hubo que hacer esas adaptaciones para poder conseguir fondos europeos”.

En este sentido, ambos expertos coinciden también en su diagnóstico sobre polémicos nuevos desarrollos como Los Berrocales, a las afueras de Madrid. “Para comprar un paquete de tabaco tienes que coger el coche, es un horror desde el punto de vista medioambiental”, afirma Herráez, convencido de que, si se volviese a planificar ahora, sería muy distinto: “Estamos haciendo urbanismo de hace 15 o 20 años”, sentencia el exconcejal.

Foto: Carlos Moreno. (WRI Ross Center for Sustainable Cities)

“Bajo mi punto de vista, no se entiende que no lo reformen sobre la marcha”, opina Carpio, que define esa urbanización como un desarrollo muy homogéneo y poco flexible “cuando llevamos décadas sabiendo que lo que necesitamos son ciudades con mezcla de usos, con mayores densidades de actividad y con cierta densidad residencial”. Una mayor densidad, siguiendo al experto, está relacionada con una disminución de las distancias a diferentes servicios. Esto, precisamente, está detrás de “uno de los objetivos compartidos en todas las escalas de la planificación urbanística: la proximidad, que se pueda ir caminando a los sitios”, explica Carpio.

“Cuando un nuevo desarrollo viene a continuar el desarrollo anterior lo llamamos ‘mancha de aceite’”, cuenta Carpio sobre los crecimientos más naturales o que van en línea con los aspectos de proximidad comentados. Pero como sucede en el caso de Yebes o, quizás más paradigmático, en el de Seseña (Toledo), a veces las ampliaciones dan saltos de kilómetros en función de la disponibilidad de tierras u otras oportunidades.

“En Seseña se ven tres núcleos. Además del pueblo original, está ‘Seseña Nuevo’, que se aprovecha de la accesibilidad a la carretera de Andalucía. Crece por una zona que es una oportunidad porque para muchas actividades económicas engancharse con la autovía era importante”, explica el doctor en urbanismo. “Y después de eso ya vino lo del Pocero, al hilo de la burbuja, porque tendría ese terreno disponible”.

La burocracia del crecimiento

Barcelona destaca entre las metrópolis con un parque de vivienda antiguo respecto a la media. La limitación geográfica es el factor más evidente para impedir nuevas construcciones y su crecimiento hace ya tiempo que se cedió a su área metropolitana. Pero “las que tienen límites físicos para crecer” son las menos, considera Herráez.

Para Carpio, la gran barrera al crecimiento son los planes generales de ordenación urbana. “Tenemos instrumentos muy lentos y obsoletos a día de hoy”, afirma. Como ejemplo, cuenta que el plan de Barcelona no se actualiza desde su aprobación en 1953. En Madrid, el último es del 97 y se intentó revisar durante el mandato de Ana Botella, sin éxito. Ahora, el Ayuntamiento trabaja en una dirección más flexible: “El reto es intentar combinar las ventajas del planeamiento estratégico con las del tradicional”, afirma Carpio.

Sin embargo, el experto insiste en que no podemos prescindir de los planes y la legislación, pero habría que buscar fórmulas para que sean más ágiles. “El urbanismo se planifica a 10 o 15 años. Para desarrollarlo, cuando se aprueba el plan, ya está viejo. El proceso desde que se empieza a pensar, se piden análisis, participación pública… se dilata de tal manera que cuando ya están vigentes se han quedado antiguos”, describe Carpio.

"A día de hoy, aprobar un plan urbanístico es una misión casi imposible"

Esta realidad va más allá de las grandes ciudades ya que, aunque en los pueblos el urbanismo es completamente distinto, la lentitud burocrática y la falta de flexibilidad también se dan. En los últimos años, no obstante ha habido “un impulso muy grande” para aprobar planeamiento, advierte María Dolores Cociña, técnica de urbanismo en Culleredo (A Coruña).

Sin embargo, desde su experiencia en la administración, reconoce que hoy en día aprobar un nuevo plan urbanístico, incluso para un municipio pequeño, es casi “misión imposible”, por lo que, a su juicio, “quizás no sea la mejor fórmula”, al menos para los pueblos. En su opinión, tendría más sentido un instrumento que permitiese crecimiento legal y ordenado por etapas, contemplando las infraestructuras por otra parte, como alternativa a la complejidad de los planes urbanísticos actuales.

Foto: Montaje: EC.
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Como técnica, Cociña ha trabajado tanto en municipios de interior como de costa, y cuenta que, al final, lo habitual es crecer al margen del planeamiento utilizando resquicios jurídicos. “El problema de ese crecimiento es que es desordenado: después hay carencias de infraestructuras, servicios, los vecinos se quejan…”, lamenta.

Por eso, para ella, la planificación a nivel local “es fundamental”. “Cada pueblo conoce sus límites y necesidades de crecimiento y para dar un buen servicio es necesario planificar”, insiste.

El 95% de las casas de Yebes, en Guadalajara, apenas tiene dos décadas. En 2003, a las afueras del municipio, se inició la urbanización Valdeluz, con la estación de AVE como principal reclamo para sus entonces potenciales habitantes. Año tras año, el impulso de esta nueva urbanización sitúa a Yebes entre los pueblos que más crecen de España. A su vez, es la localidad que cuenta con la proporción más alta de viviendas construidas después de los años 2000.

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