La promotora vasca Loiola irrumpe en El Rompido (Huelva): 100 casas desde 215.000 €

Se llama Loiola, es una promotora de origen vasco que forma parte del grupo constructor Altuna y Uría, y ha entrado con fuerza en el que será el futuro gran desarrollo turístico de Huelva, el Algarve español, como algunos ya lo han bautizado.

Hablamos de El Rompido (Cartaya, Huelva), un pequeño pueblo de pescadores con un plan parcial que afecta a 1,3 millones de metros cuadrados y contempla la construcción de casi un millar viviendas, y que se basa en una densidad residencial muy baja y donde predominan los espacios verdes.

Un proyecto de 21 villas y 80 apartamentos con precios de partida de 355.000 y 215.000 euros

Esta localidad, a apenas 20 minutos en coche desde Huelva, esconde una de las playas más salvajes de la Costa de la Luz, La Flecha, enmarcada entre el río Piedras y el océano Atlántico. Una lengua de arena de más de 12 kilómetros de longitud, paralela a la costa, a la que se accede en pequeños barcos que, a modo de taxi, cruzan el estuario a diario durante los meses de verano, recogiendo pasajeros.

Loiola, como agente urbanizador del ámbito y tras realizar varias compras de suelo, tiene una parte importante de este pastel. En concreto, dispone de suelo para unas 600 viviendas, un campo de golf de nueve hoyos, un proyecto de 'senior living', un centro comercial, zona de restauración y un hotel.

El primero de los proyectos, bautizado como La Palapa, ocupará una extensión de 16.000 metros cuadrados, muy cerca del mar y junto al futuro campo de golf, y formará parte de una urbanización llamada Sagitta (que en latín significa flecha) el Rompido. Estará compuesto por 21 villas y 80 apartamentos, cuya construcción arrancará a principios de enero y su entrega, en 2024. Estas primeras 100 unidades supondrán una inversión para la compañía de unos 25 millones de euros.

Los precios arrancarán desde 215.000 euros en el caso de los apartamentos —con plaza de garaje y trastero—, y las villas, desde 360.000 —con dos plazas de garaje y 'buggy'—. Unos precios que romperán, sin duda, el mercado de la zona, donde los precios de las villas se mueven entre los 500.000 euros y el millón.

De hecho, esta promoción planta cara, al menos en cuanto a precios, a proyectos tradicionales de la zona como Villa Rompido (entre 550.000 y 600.000 euros) y La Marina del Rompido (700.000-un millón de euros). Tras el pinchazo inmobiliario, como sucedió por toda España, el suelo y las parcelas sin vender acabarían en manos de la banca.

Casi todas las villas, vendidas

La comercialización de las viviendas arrancó el pasado mes de julio y el 80% de las villas ya están vendidas. La promotora espera que se alcance el 100% de la comercialización durante el mes de octubre, mientras que la venta de los apartamentos también va a buen ritmo y se espera que en enero estén todas las unidades vendidas.

"Hemos lanzado lujo asequible, a 2.200 euros el metro cuadrado. Un producto de gran calidad y sostenible, ya que las viviendas contarán con la certificación energética A, la más alta. Además, contará con zonas comunes tales como parque infantil, varias piscinas, club social, gimnasio y solárium", explica Nicolás Alcibar, director del área de Vivienda de Loiola, quien destaca cómo buena parte de los compradores proceden de Huelva capital, así como de Sevilla, Badajoz, Valladolid, País Vasco y Madrid.

"Nuestro proyecto en El Rompido es una apuesta para desarrollar un producto vacacional que rompa la estacionalidad, ya que son viviendas que pueden usarse durante todo el año gracias al buen clima, así como a la enorme oferta deportiva de la zona, como por ejemplo dos campos de golf de 18 hoyos, además del futuro campo de nueve hoyos que construiremos junto a La Palapa. Además, solo este proyecto generará 100 empleos directos y 220 indirectos, lo que supone una gran noticia para Cartaya".

"Además, son viviendas que ofrecen una rentabilidad estimada muy atractiva, ya que tanto el golf como el clima actúan como polo de atracción de ciudadanos extranjeros durante todo el año", señala Alcibar, quien asegura que el alquiler en la zona está ofreciendo rentabilidades del entorno del 8%.

Estas primeras 100 unidades, que llevarán el sello del estudio de arquitectura local Urbanz, liderado por el arquitecto onubense Aurelio Cazenave, forman parte de la primera fase de una actuación urbanística mucho mayor, que se irá poniendo en marcha progresivamente —podría estar completamente consolidada en cinco o seis años—, y en la que Loiola será uno de los grandes impulsores, ya que, además de agente urbanizador, desarrollará en el ámbito unas 600 viviendas.

Un desarrollo que podría recibir un gran impulso en el corto plazo si, finalmente, sale adelante el futuro aeropuerto privado de Huelva que, según la prensa local, podría generar tráfico anual en torno a los 900.000 pasajeros, para llegar a 1,5 millones a largo plazo.

Del País Vasco a la playa de Huelva

Loiola es la promotora inmobiliaria del Grupo Altuna y Uría, constructora que nació en 1966 en el País Vasco. Opera en el sector residencial y terciario y está presente en toda la cadena de valor, desde la construcción de los inmuebles hasta la entrega de llaves a los clientes.

Se trata de una de las promotoras más potentes y reconocidas dentro de País Vasco y dio el salto en su expansión nacional a Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía. Loiola ha desarrollado más de un centenar de promociones, en lo que va de año ha entregado 244 viviendas con una cifra total de facturación de 62 millones de euros y dispone de otras 500 viviendas en proceso de ejecución en las mismas zonas (Erandio, Durango, Eibar, Girona, Ermua, Zestoa, Málaga…).

El de El Rompido será su gran proyecto turístico, puesto que la compañía está especializada en proyectos de primera residencia y supone el pistoletazo de salida de Loiola en el ámbito, puesto que se encuentra en negociaciones con varios fondos para levantar un proyecto de 'senior living' en la parcela adyacente, así como con varias cadenas de distribución y supermercados para levantar una zona comercial y de restauración en otra de las parcelas aledañas.