Así será el mayor campo de golf urbano de España

ieciocho hoyos en más de 6.000 metros de longitud, una moderna casa club y un campo de prácticas de más de 300 metros de largo con tres superficies de ‘tees’ de césped de alta calidad. Todo ello, junto a LaFinca Sky Villas, un enclave residencial de lujo y con la posibilidad de acoger grandes eventos y un claro valor añadido: la sostenibilidad.. Es la carta de presentación del mayor campo de golf urbano en España, que abrirá LaFinca a 15 minutos del centro de Madrid, en Pozuelo de Alarcón.

El reto de LaFinca Golf LosLagos, llevado a cabo por la firma Stirling & Martin Golf Architects, era lograr un proyecto integrado de forma sostenible en un entorno urbano. Para ello, ideó un campo de 75 hectáreas al mismo tiempo que realizó un estudio del suelo en laboratorio que detalla las características de la zona. El ‘big data’ o el internet de las cosas (IoT) son algunas de las tecnologías que se han puesto al servicio del riego y mantenimiento del enclave; así como el paisajismo y la optimización del espacio de juego, que se pueden observar, por ejemplo, en la variedad de distancias o en las calles anchas del campo.

Big data para un campo más sostenible

La gran novedad de este campo de golf urbano es su sostenibilidad. Así, en su construcción, se han tenido en cuenta medidas medioambientales, como la elección del césped o el riego de este. La calidad del césped se ha logrado colocando una capa de arena silícea de 15 cm de espesor, procedente de canteras de la Tierra de Pinares de Segovia, adecuada para los céspedes deportivos, ya que permite a la planta guardar la proporción óptima entre aire y humedad y, de esta forma, optimizar el riego.

Para recrear el aspecto de un ‘green’ limpio de grandes dimensiones, se han utilizado variedades específicas de césped. Por un lado, el Agrostis en ‘tees’, calles y ‘antegreens’. Este facilita la siega y una de sus principales ventajas es que se recupera rápido tras temperaturas extremas. Por otro, la Festuca, utilizado en la zona del ‘rough’ y que representa la mitad de la superficie sembrada del campo de golf, resulta muy resistente a la sequía y con pocas necesidades de fertilizante. El contraste entre ambas especies aporta una simbiosis paisajística al campo.

El riego es uno de los pilares en un campo de golf. Por ello, como si de una ciudad se tratase, decenas de sumideros de drenaje están dispuestos por todo el campo. De este modo, es posible aprovechar el agua de la lluvia que cae sobre los 730.000 metros cuadrados de su superficie. Esto permite que LaFinca Golf LosLagos use el 100% de las aguas de escorrentía generadas en el campo de golf.

Sin embargo, ¿cómo lograr que este riego sea óptimo? El secreto se encuentra en programar uno a uno los tiempos en función de las condiciones particulares de cada aspersor -1.500 en total-. Los hay que están situados en zonas altas; otros, en bajas, también encontramos los que se ubican expuestos al viento o al sol… Y así un largo etcétera de condiciones que tiene en cuenta este sistema, denominado Rain Bird IC, y que es el encargado de aumentar hasta en un 20% la eficiencia con respecto a un riego tradicional.

Un sistema de riego con agua reutilizada y basado en el IoT y el ‘big data’ optimiza el consumo energético del campo y lo hace sostenible

Esta tecnología asimismo cuenta con ‘big data’ para controlar los tiempos de activación de cada aspersor, cuyo objetivo reside en destinar las cantidades de agua adecuadas. Estas se calculan diariamente en función de los datos de temperatura, precipitación, humedad relativa, velocidad del viento y radiación solar, que son recogidos por una estación meteorológica del propio campo, también conectada al ‘software’.

Por otra parte y gracias al internet de las cosas (IoT) es posible minimizar los riesgos de daños por tormentas eléctricas, facilitar la detección de averías y favorecer la estética del campo gracias a un cable enterrado que transmite corriente e información a cada aspersor desde un ordenador central. ¿El resultado? La reducción a una quinta parte de los más de 130 kilómetros de cables eléctricos enterrados en un proyecto convencional. Una serie de innovaciones basadas en datos que sirven para la optimización del consumo energético del campo.

Dejando a un lado la tecnología, a nivel visual, da la sensación de que el campo está integrado en un denso pinar. Esto se debe a la plantación de más de 1.800 ejemplares de pino piñonero, de entre cuatro y siete metros de altura. Así, en palabras de la compañía, “las plantaciones recrean grupos arbóreos que rompen la linealidad de los hoyos”. Tanto el sistema de goteo subterráneo como los sustratos y ácidos húmicos usados evitan que las raíces de los mismos sobresalgan de forma superficial y molesten a los golfistas en su práctica deportiva.

Se trata de un campo de 18 hoyos ‘Championship’ par 72, de tres a cinco ‘tees’ de salida por hoyo y un reto para todos los hándicaps

Además, se ha utilizado corteza de pino en los 100.000 metros cuadrados de zonas no regadas que permite delimitar las áreas sembradas de las de sin riego, lo que reduce, según la firma, las necesidades de agua de riego en un 15%. Con estos restos orgánicos se impide también el crecimiento de malas hierbas.

Comodidad y estrategia en el juego

Si pasamos a la zona de juego, lo primero que observamos es que consta de 18 hoyos ‘Championship’ par 72, de tres a cinco ‘tees’ de salida por hoyo, con distancias entre los 6.480 y los 4.569 metros, que consiguen convertir el campo en un reto para todos los hándicaps. Es precisamente esta variedad de distancias desde el ‘tee’ de salida, calles anchas y ‘greenes’ lo que ofrece multitud de posiciones de bandera y diversas opciones de juego. Otros de los recursos de diseño que no solo potencian la practicidad a la hora del juego, sino también el valor visual del campo, es el trazado sinuoso de caminos de los ‘buggies’ o su arquitectura tipo ‘auditorio’ con numerosos hoyos en ladera que proporcionan una gran capacidad de espectadores en la celebración de eventos de diferentes dimensiones.

También destaca la usabilidad del campo por parte de jugadores de todos los niveles y ese paisajismo claro y definido evita las pérdidas de tiempo que todo jugador de golf quiere evitar al máximo, buscando las bolas erradas. En la Casa Club, diseñada por el equipo de LaFinca Arquitectura y Diseño (LaFinca A+D), cada espacio y cada detalle han sido concebidos para generar una experiencia completa para el jugador. La zona de prácticas cuenta con tres superficies de ‘tees’, zona de prácticas de juego corto y un gran ‘putting green’, que cuenta con una iluminación destacada.

Viviendas con vistas al campo de golf

Con vistas a este campo de golf se erige la zona residencial. El diseño en las distancias entre los hoyos y respecto a las viviendas, con recursos tales como lagos, cascadas y elementos de agua en el lateral izquierdo hacen que el jugador huya instintivamente del agua, forzando su lanzamiento a la derecha. Este tipo de características garantizan la seguridad en toda la zona, sin que vaya en detrimento de la proximidad y la estética: el campo es como una prolongación del jardín de cada vivienda, gracias a su modelado natural. En LaFinca Sky Villas, conocidas como LGC7 diseñadas y proyectadas por el equipo de LaFinca A+D, actualmente en construcción, se fusionan características de la vivienda unifamiliar y plurifamiliar: no es necesario tener que decidir entre jardín, privacidad, vistas o piscina. Tampoco tener que renunciar a las ventajas de vivir en comunidad para poder disfrutar de todo a la vez.

En eso se basa el denominado ‘Sky Villas’ (villas en el cielo), un concepto arquitectónico con apenas dos décadas de historia, donde se pueden encontrar tanto, elementos propios de un chalet -diferentes alturas, jardín, piscina y, muy especialmente, la relación dinámica del interior y el exterior-, como las ventajas de los edificios de apartamentos -la privacidad y seguridad o las instalaciones comunes-. Todo ello en este caso unido a las vistas al campo de golf.