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¿Cómo es un hotel 'low cost'?
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¿Cómo es un hotel 'low cost'?

El Confidencial ha entrado en la habitación de un hotel low cost. Intentamos trasladar a la habitación de un hotel las sensaciones que casi todos hemos

El Confidencial ha entrado en la habitación de un hotel low cost. Antes de abrir la puerta, en nuestra cabeza se agolpan sensaciones e imágenes que casi todos hemos tenido alguna vez al volar, por ejemplo, con una aerolínea de bajo coste. Falta de espacio, estrecheces, incomodidad… 'Lo barato sale caro', dice el refranero español y no le suele faltar razón. Aunque, a cambio de un billete mucho más barato, muchos usuarios están dispuestos a soportarlo.

Frente a la habitación número 129 del Hotel Sidorme de Las Rozas visualizamos imágenes muy similares cuando evocamos la expresión anglosajona low cost. Imaginamos una habitación pequeña, oscura, incluso algo sórdida… Nada más lejos de la realidad comprobamos nada más abrir la puerta (vea el álbum de fotos).

De hecho, a simple vista no apreciamos ninguna diferencia importante respecto a la habitación de un hotel tradicional. O quizás sí. Depende, claro está, de lo que hayamos visto a lo largo de nuestra vida como huéspedes. No obstante, lo que vemos poco tiene que envidiar a un buen hotel de tres o cuatro estrellas.

La claridad y la luminosidad invaden la habitación. Predominan el blanco y los tonos suaves que, junto con un moderno diseño, consiguen que la habitación parezca más grande de lo que en realidad es. Es sencilla. En absoluto recargada en cortinas, ropa de cama o paredes. Todo lo superfluo ha desaparecido.

Todo está pulcro. Ni una mota de polvo. Y huele a limpio. A un agradable aroma que no conseguimos identificar pero que Jairo González nos asegura que reconoceremos siempre que entremos en uno de sus hoteles. Jairo González es el consejero delegado de la cadena hotelera low cost Sidorme Hoteles.

“Todavía hay mucha gente que piensa que cuantas más estrellas tiene un hotel, mejor es su calidad. Y no siempre es así. Un hotel necesita un mantenimiento que en ocasiones no siempre se realiza y que provoca que muchos estén bastante deteriorados", nos explica durante una visita al hotel que la cadena tiene en Las Rozas, en Madrid.

Precios low cost

Pero, ¿cuánto cuesta realmente alojarse en una de sus habitaciones?, ¿realmente es tan barato? Según explica el CEO de la compañía, la tarifa base oscila entre 45-50 euros, "pero los precios son muy flexibles. Estamos muy pendientes del comportamiento de la oferta y de la demanda. Si el precio se calienta por algún acontecimiento, por ejemplo un concierto o un partido de fútbol, los precios se disparan. Lo hacen todos los hoteles", explica.

"En ocasiones se han llegado a pagar hasta 400 euros por una noche", apunta Jairo González quien aclara que cuando se producen estos fuertes incrementos de los precios, "Sidorme avisa a sus clientes habituales para que no se lleven ninguna sorpresa si tienen intención de hacer una reserva y sientan que se les ha robado".

Quitar lo superfluo

Para poder competir en precio de una manera tan agresiva, la compañía ha 'tirado' de ingeniería financiera para reducir costes sin que esos recortes afecten a la calidad del servicio y, por ende, al cliente.

"Un cliente inteligente quiere pagar sólo por lo que realmente utiliza. Y el restaurante, por ejemplo, es un servicio que muy pocos clientes utilizan y por eso nosotros no lo tenemos. Por ejemplo, en la calle Fuencarral de Madrid donde vamos a inaugurar en unas semanas un hotel no tendría sentido tener un restaurante con la cantidad de oferta gastronómica que hay en la zona", explica Jairo González.

Para reducir gastos, la compañía también ha externalizado los servicios de limpieza y lavandería. "Se paga por cada habitación que se limpia. Cada día se emplea sólo a las personas que hacen falta", apunta González quien insiste en que, ante todo, la habitación y el hotel tienen que estar limpios.

"La limpieza para nosotros es una prioridad. La suciedad es algo que el cliente no tolera. Y en este aspecto insistimos mucho. El baño tiene que estar limpio como una patena. Así como el resto de la habitación y la ropa de cama", añade. "Si huele mal te da mal rollo. Te predispone y estás a disgusto. De la misma manera, también invertimos mucho en mantenimiento ya que a la larga te lo acabas ahorrando. Nuestros hoteles se pintan tres veces al año y el mobiliario se cambia con frecuencia".

Consumo eficiente de energía y agua

Además, esta cadena de hoteles low cost, apuesta por el consumo eficiente de energía y agua. "Todas la iluminación es LED, una inversión que se amortiza en un año y también utilizamos dispositivos para controlar el consumo de agua. Así por ejemplo, disponemos de grifos que mezclan el agua con aire sin que el cliente aprecie ninguna diferencia, especialmente a la hora de ducharse, ya que este sistema consigue que el agua salga a la misma presión. Conseguimos reducir el consumo en un 30%".

Asimismo, los hoteles de la cadena Sidorme cuentan con tecnología que impide que el aire acondicionado siga funcionando cuando el cliente está fuera de la habitación y reutiliza el calor que desprenden los aparatos para calentar el agua de la caldera.

Donde no escatima la compañía es en lo que realmente necesita un cliente cuando llega a la habitación cansado de un viaje, de una larga jornada de trabajo o de visitar la ciudad: un buen colchón, una buena televisión y wifi gratis. "El acceso a internet es gratuito en todo el hotel y ofrecemos al cliente un buen colchón y ropa de cama limpia".

“En muchos hoteles el wifi solamente es gratis en el hall o en el bar para provocar que la gente salga de sus habitaciones, permanezca en estas zonas y se cree la apariencia de que hay vida en el hotel”, recuerda el CEO de Sidorme Hoteles.

Las nuevas tecnologías son también sus aliadas. Jairo González reconoce que su plataforma online es clave para el buen funcionamiento de la compañía. "El cliente puede realizar el check in y check out a través de internet y ante cualquier incidencia siempre hay una persona en recepción durante las 24 horas. También tiene a su disposición nuestro mail que, ante cualquier consulta, el cliente recibe una respuesta en una hora".

Por lo pronto, esta novedosa manera de entender el negocio hotelero ha dado sus frutos. "El índice de repetición de nuestros clientes supera el 70%. No nos interesa que cada vez venga más gente sino que los que vienen, repitan. Por eso gastamos poco en promoción e invertimos en que el que viene, vuelva ofreciéndole, por ejemplo, una noche gratis cada diez estancias o desayuno gratis. Detalles que los clientes no se esperan pero que valoran mucho. Nos gusta superar las expectativas de los clientes para que repitan", concluye.

El Confidencial ha entrado en la habitación de un hotel low cost. Antes de abrir la puerta, en nuestra cabeza se agolpan sensaciones e imágenes que casi todos hemos tenido alguna vez al volar, por ejemplo, con una aerolínea de bajo coste. Falta de espacio, estrecheces, incomodidad… 'Lo barato sale caro', dice el refranero español y no le suele faltar razón. Aunque, a cambio de un billete mucho más barato, muchos usuarios están dispuestos a soportarlo.

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