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Mi vecino es un okupa
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cómo afronta la banca este fenómeno

Mi vecino es un okupa

“Llegamos a casa el sábado por la noche y vimos que habían forzado la cerradura del portal y habían ocupado cuatro pisos. Enseguida llamamos

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“Llegamos a casa el sábado por la noche y vimos que habían forzado la cerradura del portal y habían ocupado cuatro pisos. Enseguida llamamos a los Mossos d’Esquadra porque teníamos entendido que para no tener problemas y poderlos echar era necesario que no transcurriesen más de 24 horas. Pero nada. La policía nos dijo que no había nada que hacer. Que eso ya lo tenía que solucionar un juez. Llamamos al promotor y este se tomó la justicia por su mano. Esperó a que los okupas salieran de las viviendas y cambió todaslas cerraduras. Ahora hay un guardia de seguridad en el portal durante 24 horas para evitar que vuelvan a entrar”.

Es el relato de Montse, vecina del barrio de Sants en Barcelona, donde el precio del metro cuadrado ronda los 3.000 euros y los alquileres los 1.000 al mes. Su pesadilla comenzó hace más de un año cuando entróa vivir ensu vivienda. La promotora quebró y doce de los 48 pisos de la urbanización quedaron sin vender. Desde entonces han tenido varias experiencias okupas.

“La promotora está atada de pies y manos puesto que la entidad con quien contrajo la deuda no le permite ni vender ni alquilar las viviendas que se han quedado vacías, lo que, sin duda, evitaría que las viviendas fueran ocupadas”, lamenta Montse.

Los 'okupas' profesionales llegan con la barra para reventar la puerta, el ordenador y la nevera bajo el brazo

Contratar un vigilante las 24 horas del día está a la orden del día. "Nosotros también hemos tenido que poner vigilancia para evitar que entren en nuestras viviendas y las saqueen", comenta Beatriz, cuya casa fue terminada en enero de 2013 en Valdebebas y está a la espera de recibir la licencia de primera ocupación tras los retrasos provocados por la sentencia del Supremo.

"Otros vecinos han sido mucho más drásticos", añade el arquitecto José Manuel Lara, que se encarga de localizar los inmuebles que se adjudica la banca y decomprobar si estos están vacíos u ocupados oen qué situación se hallan."Yo me he encontrado con viviendas con la puerta tapiada con cemento para evitar que entren okupas".

Okupasprofesionales, de tránsito y por necesidad

El fenómeno okupa no es ni mucho menos nuevo. Sin embargo, en los dos últimos años ha adquirido una nueva dimensión ante el crecimiento exponencial de las viviendas vacías en manos de la bancaprocedentes de embargos y adjudicaciones hipotecarias.

Montse describe a los okupas de su edificio como gente joven, de entre 25 y 30 años, de nacionalidad española y que “llegan con la barra para reventar la puerta, el ordenador y la nevera bajo el brazo. Y con la caja de herramientas para pinchar la luz y el agua. Además, nos imaginamosque ocupan un piso y alquilan o intentan alquilar los demás”.

Son los okupas ‘profesionales’, explican a El Confidencial desde una entidad financiera que, como muchas otras, está sufriendo desde hace meses este fenómeno en sus pisos vacíos.“Este tipo de okupas se metenen cualquier vivienda y, una vez descubiertos, se van y buscanotra en la que instalarse”.

Estas mismas fuentes identifican dos subgrupos más dentro de los okupas. "Los que nosotros denominamos 'de tránsito'", apuntan las fuentes consultadas. "La mayoría soninmigrantesquetienen intención de irsea otra ciudad o volver a sus países de origen. Solamentebuscan un techo bajo el que vivir hasta entonces y unavez descubiertos no suelen poner mucha resistencia a la hora de abandonar la vivienda. Estos y los queocupan la vivienda porque la necesitan para vivir son los quehan experimentado un fuerte aumento en los últimos años por culpa de la crisis".

Estos últimos son'okupas por necesidad', y suelen entrar en viviendas situadas en la misma población o barrios en los que viven, donde tienen sus lazos sociales o familiares.

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"Es un problema muy grave y seproduce fundamentalmente en los barrios periféricos de las ciudades. Se trata de familias que han sido lanzadas de sus viviendas por no poder hacer frente a la hipoteca o que han sido desahuciadas por no poder pagar el alquiler. Familias cuyos ingresos son tan sumamente bajos que nadie se atreve a alquilarles una vivienda porque no pueden garantizar el pago de una renta mensual".

Son familias que necesitan un techo bajo el que vivir y que ocupan viviendas vacías de los bancos.Confían en que, aunque solamente sea por unacuestión de reputación,el banco les ofrecerá una solución. No en vano,la avalancha deejecuciones hipotecariasde los últimos cinco años ha generado un auténtico movimiento social que sitúa a la banca en una posición muy delicada ante este tipo de situaciones, tal y como reconocen desde las propias entidades.

Alquileres entre 70 y 120 euros al mes

"Lavía judicial es el último recurso.Nos hemos dado cuenta de que a nivel dereputación nos hace mucho daño echar a estas familias a la calle y que, además, no conseguimos nada puesto que al día siguiente habría otra familia o la misma ocupando esa misma vivienda u otra.En la mayoría de los casos, quien ocupa la vivienda está dispuesto a negociar y a pagar lo poco que tiene por tener un techo", explican desde otra entidad financiera que ha recurrido amediadores sociales para resolver este tipo de situaciones.

"De entrada, si quieres llegar a un acuerdo con la familia o la persona que está ocupando una vivienda vacía, no puedes enviar a nadie del banco porque se cerraría en banca. Nuestro banco ha recurrido a los mediadores sociales, muy habituados a enfrentarse a este tipo de problemas. Ellos hablancon la familia, la pareja o la persona que está ocupando la vivienday se estudia su grado de vulnerabilidad. Se analiza caso por caso, y caso por caso se busca una solución. Nosotros hemos legalizado alquileres por 70-120 euros al mes, si bien, quien se queda en el piso debe dar de alta el agua y la luz".

“Llegamos a casa el sábado por la noche y vimos que habían forzado la cerradura del portal y habían ocupado cuatro pisos. Enseguida llamamos a los Mossos d’Esquadra porque teníamos entendido que para no tener problemas y poderlos echar era necesario que no transcurriesen más de 24 horas. Pero nada. La policía nos dijo que no había nada que hacer. Que eso ya lo tenía que solucionar un juez. Llamamos al promotor y este se tomó la justicia por su mano. Esperó a que los okupas salieran de las viviendas y cambió todaslas cerraduras. Ahora hay un guardia de seguridad en el portal durante 24 horas para evitar que vuelvan a entrar”.

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