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La utilización de hipotecas para crédito al consumo se dispara un 50% en dos años
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La utilización de hipotecas para crédito al consumo se dispara un 50% en dos años

Hipotecar la vivienda para financiar gastos corrientes o de consumo ha dejado de ser un hecho extraordinario. Según datos del Banco de España -referidos al primer

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La utilización de hipotecas para crédito al consumo se dispara un 50% en dos años

Hipotecar la vivienda para financiar gastos corrientes o de consumo ha dejado de ser un hecho extraordinario. Según datos del Banco de España -referidos al primer trimestre de este año-, los agentes económicos (familias o empresas) adeudan en estos momentos a bancos y cajas de ahorros 33.671 millones de euros (el 3,3% del Producto Interior Bruto) en concepto de préstamos hipotecarios que no se han destinado a la adquisición de una vivienda.

La garantía del préstamo es, por lo tanto, la propia vivienda, por lo que si no se devuelven las cantidades pactadas, la entidad financiera correspondiente está en condiciones de ejecutar la hipoteca. Esta posibilidad no se trata de un hecho aislado. Según datos del banco central, los activos de cobro dudoso sobre préstamos con garantía hipotecaria que no se han destinado a la adquisición de una vivienda ascienden en estos momentos a 290 millones de euros, una cifra todavía muy baja, pero que supone, y aquí está lo relevante, un crecimiento del 62% respecto a hace dos años.

El aumento es coherente con el ‘éxito’ que han tenido este tipo de productos financieros, toda vez que en el segundo trimestre de 2005 -anteriormente el Banco de España no facilitaba estos datos- los préstamos avalados con la propia vivienda ascendían a 22.317 millones de euros. Es decir, que en tan corto periodo de tiempo la fórmula de hipotecar la casa para afrontar gastos de consumo ha crecido nada menos que un 50%.

Este fenómeno no es, desde luego, nuevo. En los países anglosajones, principalmente en Estados Unidos, es donde los agentes económicos han utilizando en mayor medida este sistema para ‘seguir tirando’, lo que explica, en parte, la fortaleza del consumo y su resistencia a bajar. En el sector se ha acuñado el concepto de ‘hipoteca recargable’, que es aquella que se utiliza para afrontar gastos de consumo. Si alguien pide 200.000 euros para comprar una vivienda, por ejemplo, y transcurridos los años ha devuelto ya al banco 100.000 euros, lo que hace el interesado es pedir de nuevo esos 100.000 a su entidad financiera, con lo que ya puede afrontar nuevos pagos avalados por su vivienda.

La operación tiene una doble ventaja. Por un lado, no conlleva gastos de novación de hipoteca y, por otro, el cliente se aprovecha del hecho de que los tipos hipotecarios son más baratos que los destinados a consumo.

Los españoles deben 726.000 millones de euros en total

La revalorización del activo, en este caso la vivienda, juega a favor del interesado habida cuenta de que con los años la cuantía de la hipoteca es menor respecto del valor del inmueble. El inconveniente, lógicamente, se encuentra en que al ser los préstamos hipotecarios de larga duración, puede ocurrir que el pago de un bien duradero (una lavadora o un coche) puede durar más tiempo que la vida útil del objeto. Entrando el cliente bancario, con ello, es una especie de círculo vicioso. Rehipotecar la casa para seguir consumiendo.

Los españoles deben en estos momentos a bancos y cajas, según el Banco de España, 726.126 millones de euros, de los que 566.341 millones se han destinado a la adquisición y rehabilitación de una vivienda..

Hipotecar la vivienda para financiar gastos corrientes o de consumo ha dejado de ser un hecho extraordinario. Según datos del Banco de España -referidos al primer trimestre de este año-, los agentes económicos (familias o empresas) adeudan en estos momentos a bancos y cajas de ahorros 33.671 millones de euros (el 3,3% del Producto Interior Bruto) en concepto de préstamos hipotecarios que no se han destinado a la adquisición de una vivienda.